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LAS BIBLIAS DE TIJUANA

A pesar de su nombre, las “Biblias de Tijuana” no tenían nada que ver con la religión, ni con la ciudad ubicada en Baja California. En realidad, este nombre fue tan solo uno de muchos con el que se conoció a un tipo de cómic primitivo que existió entre 1920 y 1960, en EE. UU. La razón por la que no se les menciona muy a menudo al hablar de la historia del cómic, es por la naturaleza licenciosa de su contenido. Pese a la crudeza de su temática, estos pecaminosos libritos tienen su lugar en la historia pues propiciaron el nacimiento de otros géneros poco convencionales de cómic.

Las Biblias de Tijuana (también conocidas como eight-pagers, jo-jo books, bluesies y gray-backs, entre otros) surgieron como reacción a una estricta censura, que prohibía todo tipo de publicaciones con contenido adulto. La ilegalidad de su material hizo que los productores de las “biblias” adoptaran un formato pequeño, que podía ser guardado en cualquier billetera o bolsillo. El tamaño promedio era 6.4 x 10.2 centímetros. Se solían imprimir a una tinta sobre papel barato, y la mayoría tenía ocho páginas. Los medios de encuadernación variaban, pero generalmente eran los más económicos. La venta y distribución de estas publicaciones era masiva y totalmente clandestina.

Una “biblia” contenía un cómic de ocho paneles, que contaba un interludio amoroso. Los protagonistas de dichas historias empezaron siendo parodias de personajes tomados de las tiras de los periódicos, como Dick Tracy, Blondie (Lorenzo y Pepita) y Bringing Up Father (Educando a Papá). Con el tiempo se produjeron historias con estrellas cinematográficas o deportivas, como Mae West, Clark Gable y Joe Louis, y con personajes de la alta sociedad como Wallis Simpson y el rey de Inglaterra. Eventualmente, casi cualquier personaje famoso podía figurar en una de estas publicaciones. 

Los editores, escritores y dibujantes de dichas publicaciones trabajaban desde el anonimato, por razones obvias, identificando su trabajo con pseudónimos. Algunos de los más notables fueron Mr. Prolific, Elmer Zilch y Blackjack. Las identidades de dichos artistas se ignoran hasta la fecha, aunque se sabe de dos dibujantes de renombre que trabajaron en el medio: Wesley Morse, autor de Bazooka Joe, y Joe Schuster, padre del superhéroe por excelencia, Superman.

Las Biblias de Tijuana decayeron en popularidad, después de la II Guerra Mundial, pero ayudaron a llevar a los cómics adultos al mainstream, siendo impulsados por publicaciones como Playboy, en EE. UU., y Barbarella, en Europa. Estas, a su vez, prepararon el camino para el surgimiento de los cómics de contracultura, tan escandalosos como las “biblias”, aunque por distintas razones.

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