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COLUMNAS

La soledad de los adolescentes en la era digital

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Gerardo Castillo Ceballos
Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra

Vivimos en la era digital, una época en la que la sociedad está interconectada con infinidad de posibilidades de interacción, gracias a las TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación). Estas nuevas tecnologías tienen, en principio, efectos positivos sobre los adolescentes si no abusan de ellas y si evitan utilizarlas de forma arbitraria e imprudente. Facilitan el rápido acceso a todo tipo de contenido informativo, ofrecen nuevas formas de aprendizaje de forma online y posibilitan el acceso a múltiples recursos de ocio y entretenimiento.

Los inconvenientes de la tecnología digital se derivan de su mal uso, y de la existencia de mucho contacto online y poco face to face. Estos daños potenciales han sido objeto de un estudio publicado recientemente en Estados Unidos (Informe General de los EE. UU. sobre las redes sociales). El documento, que destaca los daños en la salud mental en los jóvenes por el uso de redes sociales, fue preparado por la Oficina del Cirujano General de los EE. UU. con valiosas aportaciones de socios de todo el Gobierno de ese país. En él se describen diferentes tipos de riesgos.

Uno de ellos alude al daño por exposición a contenidos inapropiados, que puede originar suicidios. Otro riesgo está relacionado con un uso excesivo, compulsivo y no controlable, que puede desencadenar ansiedad, depresión y neuroticismo. Se añade que para salvaguardar mejor la salud mental de los adolescentes se requiere una estrecha colaboración entre las empresas tecnológicas y las familias.

La hiperconectividad ha transformado los hábitos de ocio común de adolescentes, hasta el punto de convertirlos en la generación más solitaria que se recuerda. La cantidad de tiempo que los menores dedican de manera presencial a sus amigos ha ido disminuyendo considerablemente desde 1970. En 2010 (época de auge para los smartphones) esta caída se aceleró rapidamente. Esas son las conclusiones también de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de San Diego.

Los adolescentes son un sector de población especialmente vulnerable.

Resulta irónico que en un mundo tan hiperconectado como el actual los jóvenes se sientan tan solos. Los adolescentes dicen que se conectan para no sentirse solos, pero no son conscientes de que precisamente las redes son las que provocan mayor soledad, y una consecuencia aún peor: el aislamiento social. Las pantallas nos cierran dentro de una burbuja digital completamente virtual que nos encarcela de algún modo, dice Julien Mauve, especialista en la relación entre soledad y pantallas.

La crisis de la adolescencia, con su incertidumbre sobre la identidad personal, el sentimiento de inseguridad y la baja autoestima, no se superaría sin la pertenencia al grupo de iguales y sin la convivencia con los amigos. La inevitable ansiedad derivada de los cambios físicos y psíquicos implícitos en el paso de la niñez a la adultez reclama la relación de amistad. El adolescente la necesita para sentirse comprendido y conocerse mejor al verse proyectado en el espejo que es el amigo. También la precisa como catalizadora del proceso de maduración personal.

Los adolescentes son un sector de población especialmente vulnerable con internet y las nuevas tecnologías, al estar en una edad que se caracteriza por la dificultad para detectar riesgos como, por ejemplo, la interferencia de internet con el estudio y el deporte, las nuevas vías para el acoso (ciberbullying) y el sedentarismo que favorece el sobrepeso.

Padres y profesores tienen un papel clave en la prevención de los problemas relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación, facilitando a los adolescentes conocimientos y habilidades que les ayuden a enfrentarse con esos problemas. No menos importante es conocer los hábitos de uso de internet de los hijos, lo que requiere hablar con ellos sobre lo que hacen cuando utilizan las nuevas tecnologías.

Por último, es conveniente enseñarles a planificar el tiempo de tal manera que no lo dediquen única y exclusivamente al empleo de las nuevas tecnologías, y aprovechen para realizar otras actividades importantes como estudiar, leer, hacer ejercicio o estar con los amigos. Los padres deben aprender a utilizar todos los recursos de control que ofrecen también las nuevas tecnologías, como los múltiples sistemas de protección disponibles para evitar el acceso a páginas no
apropiadas para menores.

La Unidad Aidir, de la Universidad Internacional de Cataluña, en un estudio sobre el tema, concluyó que la irritabilidad, los pensamientos obsesivos y el aislamiento social son algunas de las conductas habituales de los niños y adolescentes adictos a las pantallas, pero esa adicción pasa más desapercibida que otras, como la del alcohol y las drogas, a pesar de no ser menos peligrosa.

Universidad de Navarra
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COLUMNAS

Los retos de la actividad cultural en Guatemala

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Luis Rodrigo Carrillo Flores

Viceministro de Cultura

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Guatemala es un país rico en diversidad cultural e historia, resultado de la fusión de las tradiciones indígenas mayas y la influencia colonial española. Sin embargo, a pesar de esta riqueza, la actividad del arte y la cultura en Guatemala enfrenta diversos retos para mantener la preservación de su patrimonio y el desarrollo de nuestra identidad. 

Uno de los principales retos es la pobreza que afecta a más del 50%  de la población guatemalteca, según datos del Banco Mundial. Esta realidad limita el acceso de muchas comunidades a actividades artísticas y culturales, desviando la atención y los recursos hacia la satisfacción de necesidades básicas como la alimentación, la salud y la educación, lo que a su vez implica que muchas iniciativas queden desatendidas, ya que las comunidades no pueden priorizar actividades que no sean de supervivencia
inmediata.

La falta de inversión en el sector cultural también es un desafío significativo. A menudo, los gobiernos han priorizado otras áreas de desarrollo, dejando al arte y la cultura en un segundo plano. Esto se traduce en falta de infraestructura adecuada, como museos, teatros y espacios públicos. 

Abordar estos desafíos requiere un esfuerzo conjunto.

De esa cuenta, a nivel del Viceministerio de Cultura estamos convencidos que el apoyo gubernamental es vital para el fomento y desarrollo del quehacer cultural, y para que las iniciativas prosperen y lleguen a todo el país.

La globalización representa otro reto importante. Si bien la globalización puede facilitar el acceso a nuevas ideas y formas de expresión, también puede llevar a la homogeneización cultural, donde las tradiciones y prácticas locales son opacadas por influencias externas. 

En Guatemala, esto es visible con el auge de la cultura pop global, que a menudo eclipsa las manifestaciones artísticas locales. La necesidad de promover y preservar la cultura guatemalteca ante esta tendencia es crucial, no solo para mantener la identidad nacional, sino también para fomentar el orgullo artístico-cultural.

Finalmente, el acceso a la educación cultural es fundamental para el desarrollo de una conciencia crítica y apreciativa entre la población. La educación formal en Guatemala enfrenta retos significativos, como la deserción escolar y la calidad de la enseñanza, factores en los cuales se está trabajando. 

Sin una educación que fomente el conocimiento y la apreciación por las diversas formas de arte y cultura, será difícil construir un público que valore y participe activamente en la vida cultural del país. Por eso implementar programas educativos que integren arte y cultura guatemalteca en el currículo escolar y promuevan la participación de los jóvenes en actividades artísticas son vitales.

Abordar estos desafíos requiere un esfuerzo conjunto entre el gobierno, las comunidades y las organizaciones culturales para garantizar que la riqueza de Guatemala no solo se preserve, sino que también se celebre y se comparta con el mundo.

Las políticas constituyen uno de los escenarios estratégicos en materia de decisión pública sobre la identidad, las artes, los valores y el patrimonio tangible e intangible de nuestro país, de tal manera que desde nuestro viceministerio estamos haciendo no solo el trabajo necesario, sino también las proyecciones para que las políticas públicas sean sostenibles en el tiempo.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

El miedo y la ira vencen a la razón

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Patricia Letona D.  Innovación y Relacionamiento Estratégico

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¿Es posible combatir las mentiras con la verdad en un mundo donde las noticias falsas y la desinformación nos rodean? La respuesta es sí, pero va más allá de simplemente exponer hechos. Requiere una estrategia de comunicación que conecte emocionalmente, repita el mensaje y provenga de fuentes creíbles.

Peter Pomerantsev, reconocido experto en propaganda y desinformación, en su libro How to Win an Information War, cuenta la historia de Sefton Delmer, el propagandista británico que, con juegos psicológicos y distintas estrategias, usó la propaganda Nazi durante la II Guerra Mundial para ayudar a los aliados a ganar y desmoralizar a las tropas alemanas. En su obra explora cómo la desinformación se ha transformado en un arma poderosa en el escenario global. 

Las campañas de influencia se dirigen a las emociones.

La democracia está en juego, ya que la desinformación socava la confianza en los líderes, las instituciones y el proceso político. Según Pomerantsev, la guerra de la información no se limita a la difusión intencional de mentiras.  

Hoy día, las tácticas para manipular a la opinión pública incluyen la creación de cuentas falsas en redes sociales y la infiltración de medios de comunicación con objetivos oscuros. Para enfrentar esta amenaza, se necesita la cooperación de gobiernos, empresas tecnológicas y la sociedad civil.

La próxima semana, la Asamblea General de la ONU acogerá la “Cumbre del Futuro”, donde, según anunciaron, abordarán los desequilibrios del mundo digital. La desinformación es uno de los mayores peligros que enfrenta nuestra sociedad, aunque queda por ver si será tratada a fondo en este foro.

La velocidad con la que se difunden las mentiras supera a la de la verificación. Incluso los medios tradicionales, a pesar de su credibilidad, son vulnerables a la manipulación. Por ello, la alfabetización mediática es clave para que los ciudadanos distingan entre verdad y mentira. En contextos como emergencias sanitarias, desastres naturales o conflictos bélicos, esta habilidad puede ser literalmente una cuestión de vida o muerte.

Las campañas de influencia se dirigen a las emociones, como el miedo, la ira o el resentimiento, siendo una táctica efectiva para manipular la opinión pública. Las redes sociales son el principal campo de batalla, amplificando el alcance de la desinformación y polarizando a la sociedad.

La desinformación es un arma estratégica de largo alcance. La repetición constante de una mentira, por obvia que sea, puede impactar en las masas, influyendo en el entorno político y social.

Pomerantsev ofrece lecciones valiosas sobre las guerras de influencia actuales. La verdad por sí sola no es suficiente para combatir la desinformación; las mentiras bien estructuradas y repetidas pueden tener mayor impacto. Además, las narrativas emocionales son más poderosas que los hechos fríos, lo que hace que las campañas de propaganda manipulen las emociones para lograr sus objetivos.

La gente rechaza los hechos que no quiere escuchar, por lo que controlar la narrativa es esencial en cualquier guerra de información. Quien controla el mensaje público controla, en gran parte, la percepción de la realidad. Las mentiras se vuelven más creíbles cuando se alinean con prejuicios preexistentes o cuando falta pensamiento crítico. Incluso desmentidas, sus efectos perduran, alterando la memoria colectiva y debilitando la confianza pública.

Cuando la percepción se convierte en realidad recordamos la frase de Gabriel García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Realcemos el Derecho a la Lengua de Señas en Guatemala

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Unidad de Comunicación y Relaciones Públicas
CONADI, Guatemala.

La Lengua de Señas Guatemalteca (Lensegua), es el principal vehículo de comunicación para la comunidad sorda en Guatemala. Es un derecho humano fundamental que garantiza a las personas sordas su plena participación en la sociedad. 

Sin embargo, el reconocimiento y la accesibilidad plena de esta lengua siguen siendo un reto dentro del contexto actual de derechos para personas con discapacidad.  

A pesar de los avances normativos, como la Ley de Atención a las Personas con Discapacidad (Decreto 135-96), la inclusión efectiva de las personas sordas aún enfrenta barreras significativas. 

El respeto a la Lensegua contribuye a una sociedad más equitativa e inclusiva.

En Guatemala, la comunidad sorda sigue luchando para que la Lensegua, sea vista no solo como una herramienta de comunicación, sino como un derecho humano fundamental, a pesar de la ratificada por Guatemala en el marco de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD); que exige el respeto y la promoción de las lenguas de señas en todos los ámbitos de la vida de una persona sorda.

La coyuntura actual refleja un esfuerzo creciente de diversas organizaciones, como la Unidad de Lengua de Señas de CONADI y colectivos de personas sordas, para que la Lensegua, sea reconocida oficialmente, abogando por el establecimiento de políticas públicas más inclusivas, que no solo apoyen a las personas sordas en su acceso a la educación bilingüe (español y Lensegua), sino que también promuevan el aprendizaje de este idioma, la capacitación de intérpretes y el uso de la lengua de señas en los medios de comunicación, la justicia y la salud entre otros.

En Guatemala se establece el 23 de septiembre como el Día Nacional de la Lengua de Señas en Guatemala; considerado como un paso significativo hacia la visibilización y el respeto de los derechos lingüísticos de la comunidad sorda en el país; siendo clave para fortalecer la lucha por la inclusión y la accesibilidad, subrayando que la Lengua de Señas es un derecho humano. 

Este día sirve no solo para celebrar la cultura y la identidad de la comunidad sorda, sino también para concienciar a la sociedad sobre la importancia de la inclusión lingüística y la eliminación de barreras de comunicación.

La comunidad sorda hace un llamado a la inclusión plena, trabajando bajo un enfoque intersectorial que involucre a instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, y a la sociedad en general, para realzar el derecho a la Lensegua, fomentandosu uso no solo entre la comunidad sorda, sino también entre los oyentes, promoviendo una sociedad más inclusiva y respetuosa de la diversidad lingüística.

Colaborador DCA
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