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COLUMNAS

La fiscal general, amenazada

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Ni siquiera ha tomado posesión del cargo, y la independencia de la próxima fiscal general de la República sufre ya amenazas, amenazas que no provienen de la Presidencia de la República ni de entidad alguna del Estado, como podría pensarse, sino de un tipo de prensa que la previene amenazante y le recuerda que se encontrará entre el linchamiento y el halago: El agua derramada ya no se recoge…Dice esta prensa preocuparse por la independencia de la nueva fiscal general, pero pasa por alto que esa independencia no se limita tan solo a la que debe preservar del Presidente, sino de todos.

La amenaza que se vierte es muy clara y elocuente: que los medios de comunicación independientes estarán atentos al desempeño de la nueva fiscal general, a lo que se añade, previniéndola, que sería muy penoso para la culminación de su carrera y de su propio prestigio que algunos procesos vinieran a sufrir retroceso o se eliminen, supremo juez la prensa (y –corrijo– este tipo de prensa) del desempeño de la próxima fiscal general y de la determinación de cuáles son esos “algunos procesos” que no admiten “eliminación” ni “retroceso”, términos, por cierto, que no son jurídicos.

¿Por eliminación habríamos de entender sobreseimiento?

¿Por retroceso, la imposibilidad de pedir absolución, aunque llegue a hacerse obvia la inocencia?

Para buen entendedor pocas palabras, y, así, debe quedarle claro a la nueva funcionaria que si no son del gusto de esa prensa, lo que ocurra podrá ser, a cántaros, el agua que venga a derramarse… La amenaza de los “periodicazos”, de las primeras planas y de los comentarios y noticias, cuando escandalosos y sesgados, atenta contra la independencia de la fiscal general, y lo hace desde ahora: desde antes de que esta asuma el cargo. Nada dice esta prensa que se dice independiente,

¿independiente de quién?, de los monopolios, por ejemplo, prohibidos estos por mandato constitucional expreso, artículo 130 de la Constitución, sea cual sea su forma, y sea cual sea su materia.

Nada dice, en absoluto, sobre el peligro de que estos la presionen, infractores de la Ley –nunca perseguidos– o del peligro de que sea presionada –cinco cartelones de por medio, agua que tampoco se recoge por grupos que se arrogan representaciones que no tienen.

¿Sería un retroceso que el Ministerio Público diera un paso atrás e, incluso, que llegase a eliminar persecución alguna en aquellos casos en que se persiguen hechos que no son constitutivos de delito ni de falta, sino de infracciones administrativas que deben perseguirse y castigarse –sí– pero solamente tras el debido proceso y por la Contraloría General de Cuentas?

¿Corregir un error, es retroceso?

¿Retroceso dejar de ver delito o falta, donde nunca los hubo?

¿Retroceso conocer el Derecho Civil como debiera conocerlo todo penalista (quien no sabe Derecho Civil, no sabe Derecho) y evaluar y comprender lo que es una simulación civil y sus civiles consecuencias?

¿Retroceso acaso, conocer el Derecho Administrativo y reconocer las infracciones que se dan en el ámbito de su giro pero que no llegan a constituir ni falta ni delito?

¿Retroceso corregir el error que nunca debió darse y que nos ha hecho tanto daño, error que vino a comprometer la lucha que debía y que debe librarse contra la corrupción para satisfacer la voracidad mediática y las tentaciones del ego?

¿Retroceso conocer el Derecho Penal –no el mediático y con sesgos– y comprender, así, que sin defraudación del patrimonio del Estado no puede existir el delito de fraude?

¿Qué si lo que se quiso comprar fue lo recibido, y su contraprestación, lo pagado, no puede darse defraudación alguna?

¿Retroceso corregir errores y preocuparse un tanto menos por la prisión preventiva –los brazaletes más que suficiente– y un tanto más por las condenas?

¿Menos por lo que apantalla –la detención de todo un gabinete– y más por lo que importa, el seguimiento del dinero?

¿Dónde está –esta es la clave– y quién lo tiene?

(En lenguaje popular, la preocupación que debe darse por el debido seguimiento del pisto). La fiscal general, María Consuelo Porras Argueta –antes de asumir el cargo– ya es objeto de amenazas. Si hace lo que cierta prensa exige, se le colmará de halagos, pero si no atiende este clamor, lo desatiende y hace lo correcto, será vilipendiada. Menos mal que las uñas se han sacado ya, antes de tiempo, lo que permite que la fiscal general, desde ya, pueda aquilatarlas, tal y como aquilatar, de igual manera,  las preguntas cargadas “¿Seguirá usted colaborando con la CICIG?”, cuando no es ella quien tiene que colaborar con la CICIG, sino la CICIG colaborar con ella: La CICIG, la coadyuvante, para eso constituida.

Hubo cierta prensa que calló ante los tiranos (la tragedia de la Embajada de España tuvo su origen en este silencio –tal la versión, al menos, de quienes decidieron la perpetración de delitos– gravísimos delitos, sin consideración alguna por el ser humano para poder ser escuchados) y que es la misma que se erige en verdugo de demócratas, el Presidente sujeto a las leyes y a las decisiones judiciales –sufridas incluso en carne propia– sin injerencia alguna de su parte, ni en las tareas de la acusación, ni en las de magistrados y jueces.

¿Será retroceso, en la persecución penal, la búsqueda del comiso como pena accesoria; es decir, la pérdida de todos los instrumentos del delito a favor del Estado, incluidos los créditos e inversiones, de entidades que fueron debidamente prevenidas de la ilegalidad que financiaban?

¿Retroceso, acaso, mejorar lo que se ha hecho, despolitizar la acusación penal y comportarse más la acusación como el FBI, más eficiente y menos mediática?

¿Retroceso desenmascarar colaboradores “ineficaces” que mienten y que perjudican la credibilidad de los colaboradores eficaces que dicen la verdad?

¿Retroceso el uso, inusual hasta ahora, de la conversión, del criterio de oportunidad, del procedimiento abreviado y de la suspensión condicionada de la persecución penal?

¿Retroceso el uso de las entregas vigiladas y de los agentes encubiertos, hasta hoy sin resultados?

¿Retroceso la no promoción de la prisión preventiva para aparentar una eficiencia que no existe, limitado su uso a los casos ordenados por la Ley?

¿Retroceso preocuparse porque, al final de cuentas, no llegó a mejorarse la recaudación aduanera?

¿Retroceso, acaso, evitar que en el futuro se vuelvan a producir procesos nulos?

¿Sentencias que se anulan?

La próxima fiscal general ha sido recibida con amenaza, clara y terminante, y habrá de encontrarse entre el linchamiento y el halago. Sean nuestros votos porque sepa conservase INDEPENDIENTE, INDEPENDIENTE DE TODOS, firme en la prosecución de los aciertos –los hay y muchos– pero, también, en la corrección de los errores, también muchos, so pena que, de no hacerlo así, podría llegar a incurrir en complicidad o encubrimiento, instigada –amenazada– a que lo haga. En el límite de nuestras posibilidades debemos coadyuvar todos a su absoluta independencia, LA INDEPENDENCIA DE TODOS, sujeta, única y exclusivamente, y en ese orden, a la Constitución y demás leyes.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Los retos de la actividad cultural en Guatemala

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Luis Rodrigo Carrillo Flores

Viceministro de Cultura

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Guatemala es un país rico en diversidad cultural e historia, resultado de la fusión de las tradiciones indígenas mayas y la influencia colonial española. Sin embargo, a pesar de esta riqueza, la actividad del arte y la cultura en Guatemala enfrenta diversos retos para mantener la preservación de su patrimonio y el desarrollo de nuestra identidad. 

Uno de los principales retos es la pobreza que afecta a más del 50%  de la población guatemalteca, según datos del Banco Mundial. Esta realidad limita el acceso de muchas comunidades a actividades artísticas y culturales, desviando la atención y los recursos hacia la satisfacción de necesidades básicas como la alimentación, la salud y la educación, lo que a su vez implica que muchas iniciativas queden desatendidas, ya que las comunidades no pueden priorizar actividades que no sean de supervivencia
inmediata.

La falta de inversión en el sector cultural también es un desafío significativo. A menudo, los gobiernos han priorizado otras áreas de desarrollo, dejando al arte y la cultura en un segundo plano. Esto se traduce en falta de infraestructura adecuada, como museos, teatros y espacios públicos. 

Abordar estos desafíos requiere un esfuerzo conjunto.

De esa cuenta, a nivel del Viceministerio de Cultura estamos convencidos que el apoyo gubernamental es vital para el fomento y desarrollo del quehacer cultural, y para que las iniciativas prosperen y lleguen a todo el país.

La globalización representa otro reto importante. Si bien la globalización puede facilitar el acceso a nuevas ideas y formas de expresión, también puede llevar a la homogeneización cultural, donde las tradiciones y prácticas locales son opacadas por influencias externas. 

En Guatemala, esto es visible con el auge de la cultura pop global, que a menudo eclipsa las manifestaciones artísticas locales. La necesidad de promover y preservar la cultura guatemalteca ante esta tendencia es crucial, no solo para mantener la identidad nacional, sino también para fomentar el orgullo artístico-cultural.

Finalmente, el acceso a la educación cultural es fundamental para el desarrollo de una conciencia crítica y apreciativa entre la población. La educación formal en Guatemala enfrenta retos significativos, como la deserción escolar y la calidad de la enseñanza, factores en los cuales se está trabajando. 

Sin una educación que fomente el conocimiento y la apreciación por las diversas formas de arte y cultura, será difícil construir un público que valore y participe activamente en la vida cultural del país. Por eso implementar programas educativos que integren arte y cultura guatemalteca en el currículo escolar y promuevan la participación de los jóvenes en actividades artísticas son vitales.

Abordar estos desafíos requiere un esfuerzo conjunto entre el gobierno, las comunidades y las organizaciones culturales para garantizar que la riqueza de Guatemala no solo se preserve, sino que también se celebre y se comparta con el mundo.

Las políticas constituyen uno de los escenarios estratégicos en materia de decisión pública sobre la identidad, las artes, los valores y el patrimonio tangible e intangible de nuestro país, de tal manera que desde nuestro viceministerio estamos haciendo no solo el trabajo necesario, sino también las proyecciones para que las políticas públicas sean sostenibles en el tiempo.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

El miedo y la ira vencen a la razón

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Patricia Letona D.  Innovación y Relacionamiento Estratégico

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¿Es posible combatir las mentiras con la verdad en un mundo donde las noticias falsas y la desinformación nos rodean? La respuesta es sí, pero va más allá de simplemente exponer hechos. Requiere una estrategia de comunicación que conecte emocionalmente, repita el mensaje y provenga de fuentes creíbles.

Peter Pomerantsev, reconocido experto en propaganda y desinformación, en su libro How to Win an Information War, cuenta la historia de Sefton Delmer, el propagandista británico que, con juegos psicológicos y distintas estrategias, usó la propaganda Nazi durante la II Guerra Mundial para ayudar a los aliados a ganar y desmoralizar a las tropas alemanas. En su obra explora cómo la desinformación se ha transformado en un arma poderosa en el escenario global. 

Las campañas de influencia se dirigen a las emociones.

La democracia está en juego, ya que la desinformación socava la confianza en los líderes, las instituciones y el proceso político. Según Pomerantsev, la guerra de la información no se limita a la difusión intencional de mentiras.  

Hoy día, las tácticas para manipular a la opinión pública incluyen la creación de cuentas falsas en redes sociales y la infiltración de medios de comunicación con objetivos oscuros. Para enfrentar esta amenaza, se necesita la cooperación de gobiernos, empresas tecnológicas y la sociedad civil.

La próxima semana, la Asamblea General de la ONU acogerá la “Cumbre del Futuro”, donde, según anunciaron, abordarán los desequilibrios del mundo digital. La desinformación es uno de los mayores peligros que enfrenta nuestra sociedad, aunque queda por ver si será tratada a fondo en este foro.

La velocidad con la que se difunden las mentiras supera a la de la verificación. Incluso los medios tradicionales, a pesar de su credibilidad, son vulnerables a la manipulación. Por ello, la alfabetización mediática es clave para que los ciudadanos distingan entre verdad y mentira. En contextos como emergencias sanitarias, desastres naturales o conflictos bélicos, esta habilidad puede ser literalmente una cuestión de vida o muerte.

Las campañas de influencia se dirigen a las emociones, como el miedo, la ira o el resentimiento, siendo una táctica efectiva para manipular la opinión pública. Las redes sociales son el principal campo de batalla, amplificando el alcance de la desinformación y polarizando a la sociedad.

La desinformación es un arma estratégica de largo alcance. La repetición constante de una mentira, por obvia que sea, puede impactar en las masas, influyendo en el entorno político y social.

Pomerantsev ofrece lecciones valiosas sobre las guerras de influencia actuales. La verdad por sí sola no es suficiente para combatir la desinformación; las mentiras bien estructuradas y repetidas pueden tener mayor impacto. Además, las narrativas emocionales son más poderosas que los hechos fríos, lo que hace que las campañas de propaganda manipulen las emociones para lograr sus objetivos.

La gente rechaza los hechos que no quiere escuchar, por lo que controlar la narrativa es esencial en cualquier guerra de información. Quien controla el mensaje público controla, en gran parte, la percepción de la realidad. Las mentiras se vuelven más creíbles cuando se alinean con prejuicios preexistentes o cuando falta pensamiento crítico. Incluso desmentidas, sus efectos perduran, alterando la memoria colectiva y debilitando la confianza pública.

Cuando la percepción se convierte en realidad recordamos la frase de Gabriel García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Realcemos el Derecho a la Lengua de Señas en Guatemala

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Unidad de Comunicación y Relaciones Públicas
CONADI, Guatemala.

La Lengua de Señas Guatemalteca (Lensegua), es el principal vehículo de comunicación para la comunidad sorda en Guatemala. Es un derecho humano fundamental que garantiza a las personas sordas su plena participación en la sociedad. 

Sin embargo, el reconocimiento y la accesibilidad plena de esta lengua siguen siendo un reto dentro del contexto actual de derechos para personas con discapacidad.  

A pesar de los avances normativos, como la Ley de Atención a las Personas con Discapacidad (Decreto 135-96), la inclusión efectiva de las personas sordas aún enfrenta barreras significativas. 

El respeto a la Lensegua contribuye a una sociedad más equitativa e inclusiva.

En Guatemala, la comunidad sorda sigue luchando para que la Lensegua, sea vista no solo como una herramienta de comunicación, sino como un derecho humano fundamental, a pesar de la ratificada por Guatemala en el marco de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD); que exige el respeto y la promoción de las lenguas de señas en todos los ámbitos de la vida de una persona sorda.

La coyuntura actual refleja un esfuerzo creciente de diversas organizaciones, como la Unidad de Lengua de Señas de CONADI y colectivos de personas sordas, para que la Lensegua, sea reconocida oficialmente, abogando por el establecimiento de políticas públicas más inclusivas, que no solo apoyen a las personas sordas en su acceso a la educación bilingüe (español y Lensegua), sino que también promuevan el aprendizaje de este idioma, la capacitación de intérpretes y el uso de la lengua de señas en los medios de comunicación, la justicia y la salud entre otros.

En Guatemala se establece el 23 de septiembre como el Día Nacional de la Lengua de Señas en Guatemala; considerado como un paso significativo hacia la visibilización y el respeto de los derechos lingüísticos de la comunidad sorda en el país; siendo clave para fortalecer la lucha por la inclusión y la accesibilidad, subrayando que la Lengua de Señas es un derecho humano. 

Este día sirve no solo para celebrar la cultura y la identidad de la comunidad sorda, sino también para concienciar a la sociedad sobre la importancia de la inclusión lingüística y la eliminación de barreras de comunicación.

La comunidad sorda hace un llamado a la inclusión plena, trabajando bajo un enfoque intersectorial que involucre a instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, y a la sociedad en general, para realzar el derecho a la Lensegua, fomentandosu uso no solo entre la comunidad sorda, sino también entre los oyentes, promoviendo una sociedad más inclusiva y respetuosa de la diversidad lingüística.

Colaborador DCA
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