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Revista Viernes

La feria a las faldas del cerro

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Fotos: Archivo / DCA

Durante julio se celebra a la Virgen del Carmen, y una de las iglesias más antiguas de la Nueva Guatemala de la Asunción se ubica en la cúspide del Cerrito del Carmen, un lugar emblemático, lleno de relatos y tradiciones.

Una de estas es la Feria del Cerrito, que año con año reúne a visitantes que van en busca de la gastronomía y juegos mecánicos, así como de las tradiciones religiosas. Para este 2024, se tiene proyectado que la procesión con la imagen de la Virgen del Carmen se realice este 13 de julio, de 15:00 a
20:00.

La feria estará habilitada hasta el 21 de julio y los horarios son de domingo a jueves de 10:00 a 22:00 y viernes y sábado de 10:00 a 23:00. Alrededor de 80 puestos fueron autorizados por la municipalidad, en los que podrá encontrar garnachas, elotes locos, churros, buñuelos y más.

Historia reciente

Bryhan López coordinador de los proyectos de feria de la Dirección del Comercio Popular de la Municipalidad de Guatemala, informó que en 2011 se inició con el proyecto de mejorar esta atracción. “Compartimos con los comerciantes para ver cuáles eran las debilidades y fortalezas. En ese tiempo, la feria se ubicaba sobre la 1ª. calle desde la 13 avenida hasta la avenida Juan Chapín”, explicó. Esto significaba un riesgo para los visitantes y complicaba el tráfico en la ciudad, ya que la 1ª. calle es una vía altamente utilizada.

Otra de las novedades que han implementado es el Festival del Cerrito del Carmen. “Surge con la necesidad de poder darles ciertas actividades a los asistentes. La posibilidad de que puedan integrarse en funciones culturales hace que se vuelva a un ecosistema cultural y tradicional, que es lo que hemos buscado”, finaliza López.

FERIA DEL CERRITO DEL CARMEN EN SU DIA INAUGURAL, CON POCA ASISTENCIA.

Las presentaciones del festival se llevarán a cabo el 20 y 21 de este mes y para conocer el calendario puede visitar el Facebook Centro Cultural MuniGuate.

Katheryn Ibarra
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Revista Viernes

Así se desarrollan las festividades patrias

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Desde que se inicia septiembre, el fervor patrio llena las calles de la capital. Banderas, bandas escolares, desfiles y más se observan en varias calles, especialmente las del Centro Histórico.


Los preparativos


Desde el 2 de este mes se presentó el Pregón de Independencia, con un desfile que incluyó vehículos antiguos, al grupo de teatro Los Pregoneros de Antigua y el encendido de la antorcha desde el parque central, que estuvo a cargo del presidente de la República, Bernardo Arévalo. También se ha disfrutado de actos cívicos, festivales de bandas escolares, desfiles conmemorativos, concursos de gastadores y batonistas, entre otros.


Lo que viene


El 14 de septiembre, desde las 6:00, habrá encendido de antorchas en la plaza del Obelisco y a las 18:00 se izará la bandera nacional y leerá el Acta de Independencia. El 15, se realizará el desfile cívico con bandas escolares, latinas y marciales que desde el parque Jocotenango recorrerán el Centro Histórico; a las 17:45 será la arriada de la bandera, con lo que se cierran las actividades.

Katheryn Ibarra Fotógrafo: Mariano Macz
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Revista Viernes

El largo camino recorrido por nuestra bandera nacional

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¿Sabía usted que en alguna época la insignia suprema incluía los colores amarillo y rojo? Y es que nuestro símbolo patrio ha pasado por seis transformaciones que la han llevado a lo que hoy conocemos

El historiador Aníbal Chajón explica que las banderas “surgen como el símbolo que deben seguir las tropas en una batalla.


Pensemos que en la antigüedad, en las contiendas, había polvo, gritos, ruido y era algo caótico y lo que podían hacer las personas era seguir una pieza de color que va en alto”, detalla.


Agrega que en Guatemala se establece la bandera a partir de la formación de las Repúblicas Unidas del Centro de América; sin embargo, aclara que “en la Época Prehispánica, los diferentes gobiernos mayas tuvieron sus propios estandartes; no sabemos que fueran banderas de tela como tales, pero sí usaban símbolos para identificar a sus tropas”.


En el libro Aproximación a los símbolos patrios del autor Carlos E. Prahl Redondo, que se resguarda en la biblioteca del Museo Nacional de Historia, en la zona 1 capitalina, se expone que “la bandera nacional como la conocemos hoy, deriva de las enseñanzas militares que permitían a los soldados, tanto en tiempo de paz como en la lucha armada, identificar los distintos cuerpos o unidades a las que pertenecían, y distinguir en el combate sus propias enseñas o banderas, de las unidades enemigas”. 


Por su parte, en el sitio web del Congreso de la República se lee que “a través del Decreto Número 104-97, establece que esta es la insignia suprema de la Patria. Su forma es de un rectángulo con las dimensiones, vertical y horizontal de 5 a 8 (ancho por largo) a la regla de oro de la proporción estética, respectivamente”.


También se establece que “sus colores son el azul y blanco dispuestos en tres franjas verticales del mismo ancho; el color azul a los extremos y el blanco en el centro. El Escudo de Armas es Símbolo Nacional y su significado representa la justicia y soberanía, la victoria, la inmortalidad de la libertad”.


Su significado 


En el citado decreto se ilustra que el blanco representa pureza, paz, integridad, firmeza y luz; el azul expresa fortaleza, justicia, verdad y lealtad. Acerca del Escudo de Armas expone que la espada simboliza justicia y soberanía; las ramas de laurel, victoria; el pergamino, inmortalidad de la fecha del nacimiento de la Patria, y el quetzal es símbolo supremo de libertad.


Otra indicación en la ley ordena: “todos los establecimientos que albergan oficinas del Estado, instituciones autónomas o descentralizadas, así como establecimientos del sistema educativo nacional, deberán mantener todos los días, izada la bandera de Guatemala”. 


Un tesoro para la posteridad 


El capitán primero asimilado José Estuardo Ovalle Briones es cronista e historiador del Ejército de Guatemala, y comparte que en el museo de la institución, que se encuentra en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, donde antes se ubicaba el desaparecido Fuerte San José, hay una colección de banderas antiguas que datan de 1823 a 1871. Debido a su antigüedad, algunas ya no tienen sus colores originales, pues la tela se va degradando; sin embargo, se resguardan por su valor histórico para la nación. 


El cronista da una reseña histórica del origen del pabellón: “Hay que recordar que la independencia absoluta se lleva a cabo el primero de julio de 1823, y es cuando se va a crear la primera bandera y el primer escudo nacional. Esta va a tener siempre los colores azul y blanco, pero de forma horizontal.

También ese es el período de la Federación Centroamericana, de 1823 a 1840, y vamos a tener varios cambios. Por ejemplo, de 1823 a 1825, con la primera bandera y escudo, a partir de 1825 a 1843, pues ya se inicia esa parte en la que van a sufrir unos cambios, y se desintegra prácticamente la Federación Centroamericana y se va a tener una nueva modificación en ambos”. 


El relato prosigue: “Posteriormente el período clásico del conservadurismo con el capitán general Rafael Carrera, de 1843 a 1851, es interesante porque vamos a contar con unos colores, que en la actualidad suena hasta un poco extraño decirlos, el azul y blanco que siempre se ha mantenido, pero se van a integrar el amarillo y rojo, vamos a tener cuatro colores en ese periodo de 1851 a 1873 que es cuando también a Carrera lo nombran presidente vitalicio de Guatemala ¿por qué estos colores? Netamente el período del conservadurismo abarca de 1840 a 1871 y es precisamente porque el azul y blanco representan a Guatemala, el rojo y el amarillo, al reino español, porque venimos de esa herencia colonial como tal, pero también en ese periodo la Iglesia católica va a tener un poder muy especial porque va a tener voz y voto dentro del Gobierno y sabemos que los colores del Estado Vaticano son amarillo y el blanco. Cuando se busca la figura del general Rafael Carrera en internet lo vamos a ver con su banda presidencial con estos colores”.


“Posteriormente, viene la Reforma Liberal, una modernidad completa para el país, y se van a establecer los símbolos patrios tal y como hoy los conocemos tanto en la bandera nacional que tiene un origen muy interesante porque va a mantener los colores azul y blanco, pero ya no de forma horizontal, sino vertical y es ahí donde vamos a poder apreciarlos creados por el régimen liberal del general García Granados y del general Justo Barrios”, finaliza Ovalle.


Protocolo 


El maestro Roberto Broll, catedrático de diplomacia y protocolo de la Universidad Galileo, comenta: “El ejército a la hora de hacer un descarte, hace una especie de ceremonia, como que fuera un pequeño acto cívico, se debe contar con un incinerador, y al tener las cenizas hay que enterrarlas o depositarlas en un sitio adecuado”, al referirse al desuso que puedan tener los pabellones por antiguedad o daño. 


Respecto de los actos públicos donde el pabellón nacional se muestra, por ley este debe presidir al estar acompañado de otras banderas. “Cuando hay un número de banderas impar, es decir tres, cinco o siete, va al centro, porque en Guatemala lo que se usa es el orden alterno, o sea nuestra bandera al centro y luego se colocan las demás a los lados alternadamente. Y si son números pares, se debe ubicar a la derecha, pero de la derecha de ella (la bandera) y el espectador la observa en la izquierda, a veces las personas se equivocan con esta disposición en los montajes”, indica Broll. 


Escudo de armas 


El creador del escudo actual de Guatemala es Juan Bautista Frener, quien nació en Lucerna, Suiza. En su país natal trabajó una medalla conmemorativa a Guillermo Tell, héroe de la independencia helvética. De igual forma grabó otra para Giuseppe Verdi, músico al que conoció. 


Llegó al país en 1853, se indica en el libro Grabadores de Guatemala, para trabajar en la Casa de la Moneda. En una celebración de septiembre de 1871 creó la alegoría que días más tarde se convertiría en el actual escudo de armas por medio del Decreto 33 del 18 de noviembre del mismo año. 


“Hay que tomar en cuenta que la ideología del liberalismo en aquel momento era que había que tener héroes e identidad nacional propia, y precisamente por eso en ese periodo se crea la mayoría de símbolos patrios. De hecho, el período liberal de 1871 a 1944, es donde se va a crear la mayoría o casi todos los símbolos patrios que en la actualidad conocemos”, concluye Ovalle Briones.

Jura a la bandera

“Bandera nuestra,
a ti juramos
devoción perdurable,
lealtad perenne,
honor, sacrificio y esperanza
hasta la hora de nuestra muerte.
En nombre de la sangre y de la tierra,
juramos mantener tu excelsitud
sobre todas las cosas;
en los prósperos días,
y en los días adversos,
velar y aun morir,
porque ondees perpetuamente
sobre una patria digna”. 
Autor: Alberto Velásquez Günther, originario de Quetzaltenango.

Primer lienzo

De esta bandera se deriva la que vemos en la actualidad. “Fue creada por la familia Aguilar Quiroz en la ciudad de Quetzaltenango y era portada por un joven de 15 años, el abanderado de las fuerzas liberales, cuando ingresaron victoriosos a la ciudad capital. Este joven, que posteriormente ingresará a la recién creada Escuela Politécnica, va a llegar al grado de General de División. Su nombre era José María Aguilar Quiroz, quien fue el primer director guatemalteco de la Escuela Politécnica”, indica el capitán primero asimilado José Estuardo Ovalle Briones, cronista e historiador del Ejército de Guatemala.

Dato curioso

Durante el período de 1871, en el escudo de armas la cabeza del quetzal estaba viendo para atrás y no para adelante como hoy en día, y el cambio surgió debido a la modernidad que traían los liberales y significa dejar todo lo caduco y antiguo atrás, según narra el cronista e historiador del Ejército de Guatemala, capitán primero asimilado José Estuardo Ovalle Briones. 

Katheryn Ibarra, Cecilia Vicente Fotógrafo: Danilo Ramírez
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Revista Viernes

Una poeta poco conocida

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El gusto y la sensibilidad política de un buen número de escritores y lectores guatemaltecos se ha forjado bajo los parámetros que establecía la estética modernista y tomando como modelo al canon literario de principios del siglo XX.


Lola Montenegro (1857-1933) es quizá una de las principales personalidades del medio escrito de su época. Hacia finales del siglo XIX ya se había ganado un lugar en diversos medios escritos y sociedades literarias, que empezaron a difundir sus versos. Su experiencia vital, marcada por el dolor, repleta de desgracias, sufrimientos y desventuras, fue el sustento que nutrió su poesía.


El presente libro hace justicia a su fecunda trayectoria, mediante la compilación de casi todos sus escritos conocidos, así como una selección de notas y comentarios que ayudan a delinearla mejor.

Historias con las que estará identificado

En esta nueva publicación, César Yumán demuestra su amplia destreza con el lenguaje; construye historias plagadas de amor, violencia y desesperación.


Los personajes propician el espacio ideal para la ternura y el crimen; los cuentos de Yumán se presentan como escopetas de significado. Cada lector podrá enfrentarse a ellos y configurar su propia forma de digerirlos.


Baila: Playlist II llega para enriquecer la bibliografía de una de las voces contemporáneas más propositivas de Centroamérica. El lector no saldrá ileso de este libro, pues al escuchar alguna de las canciones presentes en esta segunda playlist, revivirá a los personajes que lo habitan.


El libro está a la venta en Editorial Cultura, 6ª. calle 4-17, zona 1.
El precio: 80 quetzales.

EL SUICIDA

Al pie de la Biblia abierta —donde estaba señalado en rojo el versículo que lo explicaría todo— alineó las cartas: a su mujer, al juez, a los amigos. Después bebió el veneno y se acostó.


Nada. A la hora se levantó y miró el frasco. Sí, era el veneno.


¡Estaba tan seguro! Recargó la dosis y bebió otro vaso. Se acostó de nuevo. Otra hora. No moría. Entonces disparó su revólver contra la sien. ¿Qué broma era esa? Alguien —¿pero quién, cuándo?— alguien le había cambiado el veneno por agua, las balas por cartuchos de fogueo. Disparó contra la sien las otras cuatro balas. Inútil. Cerró la Biblia, recogió las cartas y salió del cuarto en momentos en que el dueño del hotel, mucamos y curiosos acudían alarmados por el estruendo de los cinco estampidos.
Al llegar a su casa se encontró con su mujer envenenada y con sus cinco hijos en el suelo, cada uno con un balazo en la sien. Tomó el cuchillo de la cocina, se desnudó el vientre y se fue dando cuchilladas. La hoja se hundía en las carnes blandas y luego salía limpia como del agua. Las carnes recobraban su lisitud como el agua después que le pescan el pez.


Se derramó nafta en la ropa y los fósforos se apagaban chirriando.
Corrió hacia el balcón y antes de tirarse pudo ver en la calle el tendal de hombres y mujeres desangrándose por los vientres acuchillados, entre las llamas de la ciudad incendiada.
Enrique Anderson Imbert (Argentina, 1910-2000)

Redacción DCA
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