Ricardo Fernández Gracia
Director de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
El importe de las obras alcanzó 1 385 reales. En esa cantidad se incluyó la construcción del pórtico y la cubierta del lugar en “que reventó la mula que traía a la santa, porque amenazaba ruina”. La documentación de siglos pasados siempre insiste en que las limosnas recogidas en el santuario se invertían en el sostenimiento de las beatas que allí vivían, el culto, limpieza y ornato. Si se producían déficits, los suplían los condes de su caudal privativo.
Una pintura a modo de wundervita. Frente a la puerta de entrada, cuelga una pintura con el tema del martirio de Felicia a manos de su hermano Guillén y otras viñetas alrededor con los pasajes más señeros del relato legendario, con largos textos explicativos. El marco de la pintura data del segundo cuarto del siglo XVII y el lienzo actual, muy repintado, es muy popular. Su realización es posterior a 1841, ya que se menciona la “provincia de Navarra y partido judicial de Aoiz”. Es posible que hubiese un original anterior que se rehízo completamente a mediados del siglo XIX. El contenido de sus inscripciones se ha divulgado en los novenarios de la santa desde fines del siglo XIX. Por su forma podemos imaginar la composición en un pliego de cordel en el que un ciego o un marchante explica la leyenda al dictado de imágenes y textos, invitando a los oyentes a pedir a la santa protección contra los dolores de cabeza y “en accidentes habituales, especialmente en tumores fríos o lamparones”, tal y como recogen algunos impresos.
Por su forma podemos imaginar la composición en un pliego de cordel en el que un ciego o un marchante explica la leyenda al dictado de imágenes y textos.
Se trata, por tanto, de una wundervita o vida maravillosa y admirable, siguiendo modelos grabados de otros santos, popularizados desde fines del siglo XVI. Las pequeñas escenas narradas son ocho. En un lado contemplamos la despedida de los hermanos de sus padres, resolución de Felicia de quedar en Amocain, milagro del pan convertido en piedras y Guillermo en Arnotegui. Las cuatro, al otro lado del martirio, recogen la muerte de la santa, su enterramiento, la mula con el féretro y la llegada a Labiano con la caída de la caballería.
Continuará…