En 2005, la actriz María Teresa Martínez decidió retomar la pieza teatral que durante 38 años consecutivos montara su padre, Alberto Martínez. Desde entonces, anualmente, entre los últimos días de octubre y los primeros de noviembre, por las tablas nacionales vuelve a pasearse Don Juan Tenorio. La temporada arranca este viernes, a las 20:00 en la Sala Manuel Galich de la Universidad Popular (UP), 10a. calle 10-32, zona 1. La admisión es de Q100.
Dedicación
A pesar de que en 2017 cedió la dirección de Don Juan Tenorio a su hija, Gretchen Barnéond, María Teresa Martínez retoma este año las riendas de este montaje. Eso sí, con la asistencia de Barnéond, quien vuelve a dar vida a Doña Inés. “Su trabajo fue muy acertado, lo realizó con decoro y profesionalismo, y quedé encantada con los resultados de la temporada pasada”, dice la primera actriz.
Esta edición, sin duda, está marcada por los regresos, ya que Martínez también subirá a escena en el rol de Brígida. El espectáculo, además, vuelve a un escenario que, de acuerdo con la intérprete, es como una casa para los actores, la Sala Manuel Galich de la UP: “Nos encontramos muy a gusto y felices. Es un teatro con muchas comodidades”.
Constante
Alguien que nunca se ha ido es William García Silva. Por invitación directa de Martínez, el actor se integró al reparto en 2005, como Don Luis Mejía, un papel con el que incursionó en el teatro en verso. Al ser su primera experiencia en este género, recuerda, las enseñanzas de su directora fueron clave. “Hay que encontrarle sentido al texto y comprender la musicalidad de la estrofa”, anota el intérprete.
En 2010, García Silva se deshizo de las ropas del antagonista y se convirtió en Don Juan Tenorio, “un hombre que ama, odia, maldice y se enorgullece de sus fechorías”, dice. El actor afirma que se trata de uno de los personajes más complejos que ha encarnado y que, en la medida en que evoluciona su interpretación, también lo hace su figura: “Luego de 9 años, en cada montaje enfrento la responsabilidad de hallar aspectos por pulir.”
Sin rutina
La misión de la directora es que Don Juan Tenorio permanezca intacto en sus versos, pero sin caer en la monotonía. Para conservar el encanto, “la limpieza” es esencial. “Pido que se olviden de los personajes, los conozcan desde cero y se cuestionen el porqué de sus acciones”, concluye Martínez.
