El 13 de septiembre de 1897, una escolta al mando del oficial Pioquinto Alvarado condujo a dos vecinos de Quetzaltenango, Juan Aparicio y Sinforoso Aguilar, al atrio de la iglesia de San Nicolás, en donde los ejecutó por fusilamiento.
El historiador Roberto Gutiérrez Martínez dice que “el lugar de la ejecución es el área que hoy ocupa el parque dedicado a la Madre, junto al edificio del Instituto Nacional para Varones de Occidente (INVO)”.
La Corporación Municipal de Quetzaltenango se declaró “herida profundamente por aquel hecho en que perdió la vida el presidente del Ayuntamiento, Licenciado Sinforoso Aguilar, y uno de los vecinos más honorables, don Juan Aparicio Mérida”, y elevó una protesta ante el Congreso.
El movimiento
El fusilamiento fue uno de los sucesos trágicos que se produjeron durante un alzamiento, contra el gobierno del general José María Reina Barrios, conocido como Revolución de Occidente.
El movimiento fue desencadenado por la decisión del presidente de la República de disolver el Congreso, con lo cual se convirtió en dictador.
El 7 de septiembre de 1897, bajo el mando de Salvador Ochoa, Víctor López y Timoteo Molina, un grupo de 400 ciudadanos tomó el cuartel militar de la ciudad de San Marcos, y liberaron a los presos de la cárcel.
A dos kilómetros de allí, otro grupo comandado por Francisco Martínez Barrios y Mariano Barrios Escobar tomó la localidad de San Pedro.
Los dos movimientos eran dirigidos por el coronel Próspero Morales, el general Daniel Fuentes Barrios y el licenciado Francisco Aguilar, expresidente del Congreso.
El coronel Roque Morales, jefe político y comandante de armas de Quetzaltenango, ordenó su captura y le exigió un préstamo de 15 mil pesos “para defender la ciudad”.
El economista e historiador José Molina Calderón dice que estos hechos influyeron “grandemente en la situación, que fue llevando a la pérdida de las propiedades de la empresa familiar” de los Aparicio.
Luis Alfonso Ortega, miembro de la familia Aparicio, escribió que “Don Juan Aparicio Mérida nació en la ciudad de Quetzaltenango, el 25 de febrero de 1856, y allí murió fusilado el 13 de septiembre de 1897, por efecto de la Revolución de Occidente y de la acción criminal de Manuel Estrada Cabrera, ministro de Gobernación, quien ordenó al telegrafista de la Casa Presidencial retener el telegrama del presidente (José María Reina Barrios) que impedía el fusilamiento”.
El filósofo e historiador guatemalteco Luis Enrique Pérez dice que, efectivamente, el presidente Reina Barrios ordenó suspender la orden de fusilamiento de Aparicio, pero que “El ministro de Gobernación, Manuel Estrada Cabrera, demoró la comunicación de la suspensión de la orden, con el fin de que Aparicio, con quien había tenido un conflicto por la compra de la Empresa Eléctrica de Quetzaltenango, fuera finalmente fusilado”.
Reina Barrios, asesinado
El 8 de febrero de 1898, el presidente José María Reina Barrios fue asesinado. Las autoridades identificaron como autor a Edgar Augusto James Zöllinger, ciudadano del Reino Unido nacido en Suiza.
El móvil del crimen habría sido ajusticiar al Presidente, quien había ordenado el fusilamiento de Juan Aparicio, a quien Zöllinger consideraba como su benefactor.
En la entrada a Quetzaltenango, un monumento a la Revolución de Occidente o Revolución del 97 cita entre los mártires a Juan Aparicio y Sinforoso Aguilar.
