El mundo echará de menos a Muhammad Ali, la voz más grande dentro y fuera del cuadrilátero, defensor de los derechos civiles y de la no violencia, el hombre que cambió el boxeo con leyes más justas, que falleció la noche del viernes a los 74 años en un hospital de Phoenix, Arizona, Estados Unidos.
El funeral público de la leyenda del boxeo, quien se llamaba Cassius Clay, tendrá lugar el viernes en Louisville, Kentucky, su ciudad natal.
El expresidente de Estados Unidos Bill Clinton, el actor Billy Crystal y el periodista deportivo Bryant Gumbel darán el discurso fúnebre. El presidente Barack Obama dijo que considera asistir.
Un sepelio íntimo para la familia precederá el jueves a este acto público, dijo el vocero Bob Gunnell a periodistas en Scottsdale, Arizona.
Horas después de su deceso se erigió un improvisado monumento con recuerdos suyos frente al hospital en el que perdió su último combate.
Fanáticos del boxeador, que lleva el cartel de ser el más famoso de la historia, y curiosos, se acercaron desde el momento de su adiós al Scottsdale Healthcare Osborn Medical Center para dejar en sus puertas decenas de ramos de flores, velas, cartas y recuerdos que evocaban la memoria del mito de los cuadriláteros, constató un periodista de la AFP.
“Fuiste un orgullo de Estados Unidos, tu herencia perdurará para siempre”, decía una de las cartas que fue colgada en una cilíndrica montaña de piedras cercada con un grueso alambre.
Su muerte trascendió lo cotidiano, como sucede cuando fallece una leyenda. Desde presidentes, políticos, empresarios, activistas sociales y hasta el más humilde boxeador, todos han rendido homenaje a The Greatest (El más grande), como él mismo se proclamó en su autosuficiencia juvenil y que la historia confirmó por sus acciones.
Deja un comentario