En la Catedral Metropolitana fueron consagrados hoy el Santo Crisma y los demás óleos, como una manifestación de comunión de los sacerdotes y fieles católicos en Martes Santo.
Con el Santo Crisma consagrado por el obispo se ungen los recién bautizados, las manos de los presbíteros, la cabeza de los obispos y los confirmados son sellados.
Asimismo, con el óleo de los catecúmenos, estos se preparan y disponen al bautismo, mientras el óleo de los enfermos sirve para dar alivio en su debilidad a los pacientes.
En esta homilía el mensaje principal fue el amor y servicio al prójimo, el perdón y el llamado a no dar lugar a los rencores, además de la unión familiar y la súplica constantemente por la guía espiritual.
El origen y uso en sacramentos
La palabra “crisma” es griega y denomina un ungüento aromático, mezcla de aceite y bálsamo oloroso, con el que se unge. Viene del verbo “chrío”, ungir. De varias unciones sacramentales de la liturgia católica, algunas se realizan con el crisma: como el bautismo, la confirmación, la ordenación de presbíteros y de obispos, en las palmas de las manos de los primeros y sobre la cabeza de los segundos.
También se utiliza en varias unciones a las paredes y los altares en el ritual de la dedicación de iglesias.