Un país que desea alcanzar el bienestar de las mayorías y fortalecer su democracia, debe atender de forma prioritaria las vías de acceso a las comunidades rurales, en donde para 2003 vivía el 53.86 por ciento de la población guatemalteca, según el Instituto Nacional de Estadística.
Un estudio del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales de 2011 establece que aunque no es el único factor que influye en la calidad de vida, la infraestructura es un elemento trascendental, y la carencia de ella se convierte en un freno para superar los problemas de pobreza que afectan al territorio.
Y dentro de ese ramo, la importancia de las rutas vecinales radica en que cuando estas no existen o se encuentran en malas condiciones se aísla a un cuantioso sector de los habitantes que no cuentan con oportunidades para educarse, ser atendidas en los centros de salud, ya sea para atención curativa o preventiva, y menos aún con posibilidades de control materno-infantil o de enfermedades crónicas.
Adicionalmente, se dificulta la promoción de las actividades agrícolas, productivas o turísticas, lo cual condena a esos lugares al desempleo, la desnutrición y la escasez e insuficiencia alimentaria.
Un análisis del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente de la Universidad Rafael Landívar documenta que para 2013 en Guatemala existían 4 mil 304 kilómetros de caminos rurales. No obstante, hay un subregistro que se debe primordialmente al crecimiento constante de las localidades. Ello implicó que en el período 2006-2013 estas sendas aumentaran en un índice anual de 2.2 por ciento, superando al incremento de las carreteras principales, que fue el 1.1 por ciento al año.
Esa dimensión complica el panorama, pues los esfuerzos tienen que ser tenaces. Es por ello que el Gobierno ha implementado el programa Tren de Desarrollo, a través del cual los Ministerios de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda, y de la Defensa Nacional han trabajado de forma coordinada para la recuperación de 2 mil 300 kilómetros de este tipo de vías en todo el país.
Con ello, el Organismo Ejecutivo pone todo su afán para lograr su objetivo de emprender la lucha contra la pobreza y extrema pobreza, para que por fin se pueda llegar al tan anhelado desarrollo rural integral.
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