Es lamentable que los adultos creamos que el acoso es normal.
A diario en los centros educativos se presentan situaciones que afectan a algunos niños y jóvenes. El maltrato físico y psicológico por parte de compañeros se exterioriza en todo momento. Algunos niños golpean a otros, los agreden, insultan, les nombran con apodos, rechazan, discriminan, ofenden y, en algunos casos, los hacen sumisos y serviciales ante alguien que los domina. Estas situaciones han evolucionado y en pleno siglo XXI, las redes sociales son un medio en el cual niños y jóvenes pueden ser afectados ante el uso de fotografías alteradas, fotomontajes y los llamados memes, esto produce mucho daño a los infantes y jóvenes, también a sus familias.
Quienes acosan no tienen idea del daño que les producen a las personas, ni las consecuencias legales en que pueden incurrir. Los niños acosados asisten con temor a la escuela o no concurren y se retiran en definitiva. Su rendimiento es bajo y presentan problemas emocionales producto de los actos a los cuales son sometidos. Los afectados que se retiran en definitiva del estudio dejan su educación inconclusa, y por consecuencia, su futuro en alto riesgo. Hay padres y maestros que ven estas situaciones como normales, dicen que esto ha existido siempre y que es parte del aprendizaje en la vida.
Quiero contar la historia que mi hija enfrentó cuando una compañera le colocó el brazo en el cuello y con fuerza la presionaba, con ello, limitando su respiración. Cuando se dirigió a su profesora, ella no vio ningún problema en lo ocurrido, mencionó que creía que era una broma lo que había sucedido. Lo más lamentable es que los adultos creamos que la violencia es normal, que es parte de nuestro imaginario y cultura, que la veamos sin preocuparnos. Estoy consciente de que el acoso escolar siempre ha sucedido; sin embargo, no por eso debemos dejar pasar este tipo de prácticas, todo ha cambiado y el enfoque de la identificación, abordaje y seguimiento a los casos de acoso escolar es una tendencia que debemos impulsar todos. Nuestros niños y jóvenes deben estar libres de este tipo de prácticas. Los centros educativos son para aprender en armonía y felicidad.
Hago un llamado especial a quienes reciben la denuncia de un niño o joven que está siendo víctima de acoso escolar, pónganle atención y actúen, no lo vean como algo común, con nuestra indiferencia podemos estar contribuyendo a dañar la vida de una persona.
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