Aunque la tarea no es nada fácil, ya que dividir las jornadas de trabajo con las actividades del hogar parece ser una misión imposible, familias de El Tejar, Chimaltenango, especialmente mujeres líderes, se las han ingeniado para subsistir de las cosechas de los Huertos del Bicentenario.
“Nuestro grupo se dedica a sembrar hortalizas, ya que han recibido constante capacitación del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación en técnicas para la siembra de pilones”, expresó Paula Galindo, lideresa.
Estos huertos les han permitido tener un excedente, por lo que pueden comercializar productos con demanda en la población.
En los Huertos del Bicentenario, cuyo modelo es un referente en el ámbito nacional, por la forma en que se trabaja de manera coordinada con alrededor de 350 familias, se pueden encontrar remolachas, zanahorias, cebollas, brócoli, quilete y chipilín. También se observa amaranto, coliflor, rábano y muchas plantas medicinales como la insulina, que es usada para curar la diabetes.
350
familias subsistieron
con los Huertos
del Bicentenario
durante la pandemia.
Lo interesantes de este tipo de actividades, es que las familias hacen su tiempo para trabajar, antes o después de las tareas del hogar. Generalmente, lo hacen con sus esposos y niños, ya que en eso consisten los Huertos del Bicentenario, en producir para su entorno.
La pandemia
Galindo explicó que los Huertos del Bicentenario se convirtieron en el único medio de subsistencia para las familias, puesto que muchas empresas para las que laboraban los miembros familiares, cerraron y desaparecieron debido a la pandemia.
“Gracias a los huertos siempre tuvimos para subsistir. Esto no hubiese sido posible sin el acompañamiento del MAGA, porque nos ha enseñado cómo abonar y cuidar las verduras”, subrayó Galindo.