Si las empresas generan felicidad en sus trabajadores, esa felicidad impactará positivamente sus vidas.
Investigación de más de 40 años ha demostrado consistentemente que la felicidad nos hace bien. A nivel individual, las personas más felices viven más años y tienen mejor calidad de vida (mejores sistemas cardiovasculares, inmunológicos y endocrinos). A nivel social, son más cooperadoras, confían más y construyen mejores vínculos. A nivel país, luchan más fuertemente por disminuir la pobreza, las desigualdades y por cuidar el medioambiente.
¿Por qué es importante, además, la felicidad en el trabajo?
¡Simple! Porque la felicidad en la vida y la felicidad en el trabajo no se pueden disociar. En una reciente investigación que publicamos en Frontiers in Psychology, uno de los journals más prestigiados del mundo, descubrimos eso. Básicamente, encontramos que la felicidad en la vida impacta substancialmente a la felicidad en el trabajo, y viceversa.
¿Qué significa lo anterior? Aquellas empresas que generan infelicidad en sus trabajadores, están haciendo que esos trabajadores se lleven la infelicidad a sus vidas. Al llevársela, serán personas con menor calidad de vida, poseerán peor salud, construirán peores relaciones sociales y serán peores ciudadanos del mundo. Por otro lado, si las empresas generan felicidad en sus trabajadores, esa felicidad impactará positivamente sus vidas, lo que los ayudará a ser más sanos, a ser mejores padres y madres, mejores parejas y, en definitiva, mejores ciudadanos del mundo.
Construir felicidad en el trabajo también es un buen negocio. En la Universidad Adolfo Ibáñez, financiado por un proyecto Fondecyt, hemos comprobado que los trabajadores más felices, son también más productivos. Descubrimos que las personas más felices en sus trabajos, en promedio, poseen 50 % más de confianza en su organización y en sus estamentos, 22 % más de ciudadanía organizacional, casi 3 veces menos de intenciones de renuncia y casi 2 veces menos de inseguridad con sus trabajos. Además, poseen 54 % más de engagement, 150 % menos de burnout, y entre un 13 % y un 20 % más de productividad.
George Washington planteaba que la felicidad y el deber moral están inseparablemente conectados. Los datos anteriores reafirman su postura e iluminan un nuevo camino para que las empresas ayuden a construir un mundo mejor. Pero, además, muestran que construir felicidad en las organizaciones es un muy buen negocio.