SELVIN CARPIO
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Amediados de 1970, según la revista Billboard, sonaba en la radio el que llegaría a ser el hit musical número 2 de ese año: Vehicle, canción de la agrupación The Ides of March (Los Idus de Marzo), nombre adoptado por su bajista Bob Bergland, influenciado por su lectura de la obra Julio César, de Shakespeare. Aunque la banda interpretaba el género jazz rock, debe de tomarse en cuenta la atmósfera psicodélica hippie de aquel entonces, que evidenciaba en los artistas un profundo conocimiento intelectual y existencialista, producto de sus lecturas filosóficas, orientales y el retorno a los clásicos griegos y latinos.
Sin embargo, Los Idus de Marzo tienen antecedentes muy sólidos en la Historia de la antigua Roma.
La palabra Idus se utilizaba en el calendario romano para referirse a los días 13 de enero, febrero, abril, junio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre y a los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre. Marzo es muy relevante si se tiene en cuenta que este era el mes dedicado al dios Marte, y, según el calendario romano anterior al calendario Juliano, era el primer mes del año y el arranque de prácticamente toda actividad del imperio, y se consideraban días de buenos augurios.
”Los días considerados de buenos augurios.“
No obstante, el historiador y biógrafo romano Suetonio, en su obra: Vidas de los doce Césares, narra que sucedió un hecho trascendental y trágico en la vida de Roma y precisamente en uno de esos días de buenos augurios, un 15 de marzo del 44 a.C. Pese a muchos indicios, señales, sueños y hasta predicciones, el emperador Julio César era asesinado camino al Senado por un grupo de conspiradores encabezados por su discípulo y gran amigo Marco Junio Bruto y los senadores Cayo Casio y Décimo Junio, quienes se oponían a sus aspiraciones autocráticas y tras múltiples puñaladas, materializaron su funesto plan.
Suetonio escribió: “Viendo entonces puñales levantados por todas partes, se envolvió la cabeza con la toga y, se bajó los paños sobre las piernas, a fin de caer con más decencia, teniendo oculta la parte inferior del cuerpo. Recibió veintitrés heridas, y solamente a la primera lanzó un gemido, sin pronunciar palabra.
Sin embargo, algunos dicen que, al ver acercarse a Bruto, le dijo: ‘¡Tú también, hijo mío!’”. El escritor griego Plutarco comentó: “Lo más extraordinario aún, es que un vidente le habría advertido del grave peligro que le amenazaba en los Idus de Marzo, y ese día cuando se dirigía al Senado, Julio César lo encontró y riéndose le dijo: los Idus de Marzo han llegado, a lo que el vidente contestó compasivamente: sí, pero aún no han acabado”.