Por: Oscar Barreneche
Alma Ata, Kazajistán fue sede en 1978 de la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, uno de los mayores acontecimientos de política sanitaria de la historia. Promovida por la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, esta dio lugar a la Declaración de Alma Ata, un ambicioso plan que suponía que una política clara y novedosa podría incrementar el nivel de salud de las poblaciones desfavorecidas y de ese modo conducir al desarrollo. Sus objetivos eran la equidad en el acceso a la atención y la eficacia en la prestación de los servicios.
Cuarenta años después, la región de las Américas sigue siendo una de las más desiguales, y millones de personas aún no cuentan con acceso a servicios de salud integrales y de calidad. Casi la mitad de la población mundial no recibe servicios de salud esenciales y 100 millones de personas sobreviven con US $1.90 o menos al día, porque tienen que pagar los servicios de salud de su propio bolsillo. A pesar de los avances en desarrollo económico y social, los sistemas de salud no han avanzado lo suficiente en abordar las necesidades actuales de salud. En este sentido Alma Ata sigue siendo un horizonte al que no podemos renunciar. Por ello, el tema de este año para el Día Mundial de la Salud no podía ser otro más que promover la Salud Universal para todos y en todas partes. Al igual que hace cuatro décadas creemos que la salud universal se alcanzará con la participación de todos los actores sociales.
En este Día Mundial de la Salud, la OPS/OMS hace un llamado a líderes, sociedad civil y público en general, a comprometerse con acciones para avanzar hacia la Salud Universal para todos y en todas partes.