miércoles , 27 noviembre 2024
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Hacia la luz de la patria ansiada

El 29 de septiembre de este año se apagó la luz que iluminara esa enorme casa que el poeta jalapaneco describiera en su sensitivo poema La Patria que yo ansío. La muerte le puso pausa a la poesía, para convertirla en esencia etérea. La vida le colocó punto y final a la historia de Julio Fausto Aguilera, quien pasara sus últimos días de existencia recluido en un hogar de ancianos. Aguilera fue uno de los fundadores de los grupos literarios Saker-Ti y del denominado Nuevo Signo, junto a los poetas Delia Quiñónez, Luis Alfredo Arango, Antonio Brañas, Francisco Morales Santos, Roberto Obregón y José Luis Villatoro. Evidenció siempre su amor incondicional por el país que lo vio nacer y su dolor por las injusticias sociales que históricamente se han cometido. Indudablemente que las letras guatemaltecas están de luto, con la pérdida de uno de sus máximos referentes e incansables voces patrióticas.

El también ganador del Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias 2002 deja una profusa producción poética plasmada en 20 libros, y 2 más que verán la luz de este mundo de forma póstuma. La humildad y sencillez caracterizaron al insigne hacedor de versos; su obra trascendió fronteras, y hoy queda como un legado para las generaciones venideras. Su canto inclaudicable por una patria armónica dónde habitar y convivir pacíficamente, sin mácula, sin guerra, sin discriminación entre hermanos, era su eterno ideal. En su trayectoria poética enfatizó esa pasión y ternura inconmensurables hacia su nación. Asimismo, escribió Mi buena amiga muerte y otros poemas vivos, La Patria que yo ansío, Poemas amantes, Poesía circulante, Voces, voces, voces, entre otros.

Lo cierto y triste del caso es que el poeta murió olvidado por una sociedad displicente y sin memoria de quien representara al país con sus himnos de protesta y disconformidad por el mundo desigual. La magia de su palabra nunca se opacó en las situaciones más complejas. ¿Será posible que algún día veamos una patria como la que soñó y diseñó el literato? O seguiremos a la espera de que se produzca ese cambio tan ansiado de un futuro promisorio. De Julio Fausto, recuerdo que tuve la oportunidad de conocerle escuetamente siendo yo muy joven, pues mantenía una amistad con mi padre, el poeta laureado Guillermo Lucero Ramírez, que en paz descanse, quien le dedicara hace ya algunas décadas el poema Celdas de una voz, en la sección literaria del desaparecido periódico El Imparcial. Por cierto, a cargo de otro de los grandes de las letras guatemaltecas, el reconocido poeta César Brañas, a quienes les unía su amor entrañable por la literatura.

Sean pues, estas líneas un humilde tributo al poeta Julio Fausto Aguilera. Descanse en paz. Así también, en memoria de los literatos César Brañas y Guillermo Lucero Ramírez, con quienes seguramente el poeta de La Patria que yo ansío se unirá para componer y cantar los más tiernos madrigales a los pies del Supremo Creador. Buen viaje, poeta, que a su paso por las estrellas deje colgando los versos siderales. Porque la poesía no muere, trasciende.

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