En abril de 2011, Guatemala celebró la clasificación a un Mundial por primera vez. Futbolistas de no más de 20 años hicieron de la utopía una realidad. La azul y blanco entró en la historia del balompié.
Fue un estímulo ante tantos sinsabores; sin embargo, en sus intentos posteriores, para asistir a Turquía 2013 y Nueva Zelanda 2015, fracasó y dio lugar a las dudas sobre el progreso de los procesos juveniles, que en diversas ocasiones son interrumpidos o cortados.
Ahora es el Mundial Corea 2017 que le coquetea a la bicolor Sub-20, pero para llegar a esa cita deberá sortear el Campeonato Eliminatorio de Uncaf, en Panamá, y el Premundial de Concacaf.
No más de 3 meses de preparación, que incluye una gira por Uruguay, acumuló Guatemala, derivado de la tardía designación del técnico por parte del Comité de Normalización de la Federación
Nacional de Futbol.
Érick González tomó la responsabilidad y tiene como consigna emular lo conseguido por el paraguayo Éver Hugo Almeida, quien en ese entonces le dio la estocada final a un trabajo comenzado por Antonio García, ahora técnico de la Sub-17.
La bicolor aterrizó ayer en tierras canaleras y abre mañana su participación frente a una Selección catracha cuya base la conforman 7 jugadores con experiencia en un Mundial de categoría menor de 17 años. A pesar del escaso tiempo de preparación, luchará por salir airosa y acercarse a Corea, visando su pasaporte al Premundial, que se desarrollará en Costa Rica el próximo año.
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