miércoles , 27 noviembre 2024
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Una novena al Niño Dios

La familia Sicajá suma no menos de 100 años de devoción a esta imagen.

Cada nuevo año, lo primero que los Sicajá buscan en el calendario no son sus cumpleaños sino qué día caerá 2 de febrero. La devoción por el Niño Dios está tan arraigada en esta familia que se refleja tanto en su Nacimiento, uno de los más vistosos y visitados del Centro Histórico, como en el rezo de una Novena que concluye con una celebración que reúne a cientos de personas en su hogar del barrio Gerona. 

Agradecer

En la familia Sicajá, la Novena al Niño Dios es una tradición que supera los 100 años. La bisabuela la realizó durante toda su vida, la heredó a la abuela, y ahora tíos y primos le dan continuidad. “Desde que tengo uso de razón, en mi casa ya se rezaba durante los nueve días anteriores a la Candelaria, fecha en que según la tradición católica se termina la temporada navideña”, afirma Marlon Sicajá, de 27 años. 

Daniel, Marlon y Walter Sicajá, y Luz Hernández, tres generaciones unidas por la devoción.

Aunque este ejercicio de devoción puede tener distintas motivaciones, la de los Sicajá siempre ha sido mostrar su agradecimiento por los favores recibidos en el año. Durante ocho días, la familia reza en la intimidad de su hogar, pero en el noveno toda la residencia se transforma para recibir a familiares, amigos y vecinos. 

Memorable 

“La Novena siempre ha sido memorable”, indica Marlon. Y tiene razón, porque en ella la fe y la tradición se unen a la gastronomía,
la pólvora y la música, con las interpretaciones en vivo de una marimba y un conjunto de violines. Agrega que el entorno también trata de resaltar los símbolos de este festejo, y la casa se llena con el sonido de los chinchines y las tortugas, y con el color y el olor de las hojas de pacaya, la manzanilla y el pino.  

En la celebración toda la familia contribuye de alguna forma, y quienes no pueden hacer algún aporte económico se dedican a adornar, cocinar o servir la comida y la bebida a los invitados, que en ocasiones han llegado a ser 300. “No nos fijamos tanto en la cantidad, sino en compartir con ellos un momento de alegría”, comenta Marlon. 

El rosario y las velas son elementos relacionados con la Novena.

Emblemático 

El fin de la fiesta también marca la hora de retirar ese Nacimiento, al que la familia le dedica creatividad y tiempo, y que se ha convertido en un punto de referencia de distintos tour del Centro Histórico. Más que nostalgia, este momento es para ellos de gran satisfacción por haber cumplido una misión, manifiesta Walter Sicajá, quien lleva no menos de 35 años de comandar su elaboración. 

Cada año, la temática del Nacimiento cambia. Por eso, aunque las imágenes principales serán guardadas, otras piezas serán donadas. Incluso, la familia ha recibido solicitudes para poder reproducir sus mensajes.  “La impresión que en todos causa es de gran emoción. Es increíble cómo se puede inculcar la devoción mediante una obra”, puntualiza Marlon.

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