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COLUMNAS

Una necesaria corrección

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El artículo 305 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, en su última oración, cuando aún no había sido reformado, establecía: “El número total de diputados que integren el Congreso de la República deberá estar de acuerdo con los datos estadísticos del último censo de la población.” Y, si vigente aquella redacción, redacción ya derogada, habría tenido razón el vespertino La Hora cuando afirma que el resultado del actual censo de población que se está realizando podría incrementar el número de diputados que lo integran e, incluso, que lo incrementaría, puesto que es de suponer que dieciséis años después del último censo, el resultado de este nos dará un número mayor de población. El citado artículo, sin embargo, fue reformado –derogada su anterior redacción y– su redacción actual no permite ese incremento, puesto que establece un número fijo de diputados distritales –128– y, partiendo de este número fijo de diputados distritales, fija también, automáticamente, un número fijo de diputados por listado nacional –32– el veinticinco por ciento de los diputados distritales, lo que hace un total de 160 diputados, ni uno más. La redacción actual del artículo 305 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, segundo párrafo, es la siguiente: “El número de diputados distritales no excederá de 128, el cual será distribuido de la forma siguiente:

  1. a) Distrito Central: 11 diputados
  2. b) Distrito de Guatemala: 19 diputados
  3. c) Sacatepéquez: 3 diputados
  4. d) El Progreso: 2 diputados
  5. e) Chimaltenango: 5 diputados
  6. f) Escuintla: 6 diputados
  7. g) Santa Rosa: 3 diputados
  8. h) Sololá: 3 diputados
  9. i) Totonicapán: 4 diputados
  10. j) Quetzaltenango: 7 diputados
  11. k) Suchitepéquez: 5 diputados
  12. l) Retalhuleu: 3 diputados
  13. m) San Marcos: 9 diputados
  14. n) Huehuetenango: 10 diputados
  15. o) Quiché: 8 diputados
  16. p) Baja Verapaz: 2 diputados
  17. q) Alta Verapaz: 9 diputados
  18. r) Petén: 4 diputados
  19. s) Izabal: 3 diputados
  20. t) Zacapa: 2 diputados
  21. u) Chiquimula: 3 diputados
  22. v) Jalapa: 3 diputados
  23. w) Jutiapa: 4 diputados

Los 32 diputados electos por el sistema de lista nacional constituyen el veinticinco por ciento del número total de diputados distritales que integran el Congreso de la República.” No es cierto, pues, que el resultado del censo pudiera determinar un incremento en el número de diputados, ya que este número, a la luz de la reforma, ha quedado limitado a 160 diputados, ni uno más, eliminada toda referencia por parte de la Ley a los “datos estadísticos del último censo de población”. Sea cual sea el resultado del censo, el número de diputados permanecerá inalterable: 160, y ni uno más. La propagación de la información errada –información falsa– tuvo su origen en un columnista de El Periódico, seguido por un editorial de La Hora, corregido casi de inmediato en su edición digital –errar es de humanos y rectificar, de sabios– pero no en su edición impresa, habiéndose insistido en el error, poco después, propagándosele en página completa.

El censo, afortunadamente, se viene desarrollando normalmente, pese a estos inconvenientes, a los que han venido a sumarse vivezas de ratón de políticos y comerciantes que, al parecer, buscaron realizar encuestas de su interés, aprovechando la dinámica censataria. No ha faltado, tampoco son dieciocho mil los encuestadores, algún encuestador que haya realizado pregunta de su cosecha, ajena a las preguntas acordadas. Me imagino que más de alguno habrá pedido hasta algún número de teléfono… Fue muy buena, sin lugar a dudas, la decisión de las autoridades de haber pedido el acompañamiento de Acción Ciudadana en este censo, entidad que habilitó ágiles mecanismos de denuncia para detectar, a tiempo, cualquier tipo de irregularidades, los cuales han funcionado. La labor de campo continuará su marcha hasta el 16 de agosto, inclusive, fecha en que habrá concluido la recopilación de datos, y dará lugar a la etapa última del mismo, la organización y evaluación de los datos obtenidos, etapa que se prolongará hasta el primer semestre del año entrante, cuando se darán a conocer los resultados. El censo corresponde a una política de Estado que trasciende de los gobiernos que puedan sucederse en el ejercicio del poder, y bueno será que no vuelva a abandonarse; 16 años son muchos años, y la demora nos ha perjudicado. El censo tiene importancia, incluso, en la calificación de riesgo que hacen empresas internacionales que se encuentran especializadas en el tema, y cuando se califican los riesgos de nuestra deuda y de las inversiones que se puedan hacer entre nosotros, es la falta de estadísticas uno de los elementos que se toman en cuenta para la calificación que se realiza, algo que, por lo visto, no comprenden algunos columnistas neoliberales que –a destiempo– tuvieron dos años para hacerlo, se han dado a criticarlo por razones “conceptuales”: pobres razones conceptuales. El censo importa a todos, y su éxito depende del concurso de todos; imposible de realizar sin el apoyo ciudadano. Nadie podría pensar ni afirmar –en su sano juicio– que la realización del censo podría restituirnos en el paraíso terrenal (nadie, por cierto, lo ha afirmado), pero menos en su sano juicio quien afirme que nos encontramos en ese paraíso por no tener estadísticas actualizadas, lo que sí se ha hecho. Para que el liberalismo sea posible, resulta absolutamente necesario que exista una paz social que lo sustente. ¿Es tan difícil de entenderlo? Reviso este artículo, y veo que me he excedido de lo que pretendió corregir un error, involuntario, producto del desconocimiento de la legislación vigente, para abordar los errores conceptuales neoliberales que riñen con la posibilidad de liberalismo alguno. Esperemos que seamos todos –sin exclusión alguna– reflexionando sobre la necesidad de tener datos confiables, quienes colaboremos con el censo. Labor posterior será, teniéndolos, la fiscalización del correcto uso de los mismos.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Respetemos las religiones

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Leonel Guerra Saravia
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Siddhartha Gautama, más conocido como Buda (563 – c. 483 a.C.), fue, según la leyenda, un príncipe hindú que renunció a su posición y riqueza, para buscar la iluminación de perfección espiritual y alcanzó su objetivo, al predicar su camino a otros, fundó el budismo en la India en los siglos VI-V a.C. Buda enseñó un camino medio entre la complacencia sensual y el ascetismo estricto, común en región de la India.

Su camino espiritual incluía entrenamiento ético y prácticas meditativas y atención plena. El Buda también criticó las prácticas de los sacerdotes brahmanes, como el sacrificio de animales.

Murió en Kushinagar, alcanzando el paranirvana. Desde entonces ha sido venerado por numerosas religiones y comunidades a lo largo de Asia, fue un príncipe de Kapilavastu, meditador, ermitaño y maestro espiritual, vivió durante los siglos VI o V a. C. (según algunos expertos, específicamente en el año 563 a. C.) Sobre la base de sus enseñanzas se fundó el budismo, y es venerado por los budistas como un ser plenamente iluminado que enseñó un camino hacia el Nirvana, era desaparición o extinción, la liberación de la ignorancia, el apego, el renacimiento y el sufrimiento.

La práctica del budismo varía en todo el mundo desde la India, donde se originó, hasta China, Japón y el sudeste asiático.

Enseñó principalmente en el noroeste del subcontinente indio durante unos cuarenta años. Su enseñanza se basa en una visión del sufrimiento y el fin del sufrimiento.

Sin embargo, en un simposio que sobre este tema tuvo lugar en 1988, la mayoría de los que presentaron sus opiniones definitivas dieron como fechas un periodo que puede encontrarse en el 400
a. C., restando o sumando veinte años, como la fecha aproximada de la muerte del Buda.

No obstante, estas cronologías alternativas aún no han sido aceptadas por todos los historiadores. Buda es un nombre honorífico con contenido religioso que se aplica a quien ha logrado un completo despertar o iluminación espiritual.

En el marco religioso indio en donde se desarrolla el budismo, este despertar implica un estado de tranquilidad mental.

El Mahajima Nikaya dice que el Buda tenía más poderes sobrenaturales incluidos ser capaz de caminar sobre el agua (anima), multiplicarse en un millón y volver a ser uno solo (pratkipa), viajar a través del continuo del espacio-tiempo (brahmana), hacerse grande como un gigante y pequeño como hormiga.

¿Qué países adoran a Buda? La práctica del budismo varía en todo el mundo desde la India, donde se originó, hasta China, Japón y el sudeste asiático.

El budismo está de acuerdo con las enseñanzas morales de otras religiones, pero el budismo va más allá al proporcionar al practicante un propósito a largo plazo dentro de nuestra existencia con un sentido a la vida, a través de la sabiduría y la verdadera comprensión al prójimo y a las acciones cotidianas.

El budismo es la religión, la filosofía, y discutiblemente la psicología, desarrollada a partir de las enseñanzas difundidas en el norte de la India. Buda no es ni un dios, ni un mesías, ni un profeta, y el budismo no postula sobre un creador.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Intendencia de Seguros SIB

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Saulo De León Durán
Superintendente de Bancos
[email protected]

En la actualidad, la Superintendencia de Bancos tiene a su cargo la supervisión y vigilancia de 27 compañías de seguros, siete de las cuales son, total o parcialmente, de propiedad extranjera.

La actividad de las compañías de seguros nutre una extensa red de intermediarios de seguros, constituidos por agentes de seguros dependientes e independientes y corredores de seguros.

Es decir, se trata de todo un sistema económico orientado a proteger a los agentes económicos contra diversos riesgos: los de seguro de vida y los seguros de daños, que incluyen los de accidente personales, de salud, de hospitalización y de caución.

En atención a la creciente importancia del sector asegurador y reconociendo que se trata de un modelo de negocios y exposición a riesgos diferente al de los bancos, y que también requiere personal capacitado y especializado, la Superintendencia de Bancos creó en el presente año la Intendencia de Supervisión de Seguros.

La Intendencia de Supervisión de Seguros tiene a su cargo la supervisión de las entidades de seguros sujetas a la vigilancia e inspección de la SIB conforme lo establece la Ley de Supervisión Financiera, la Ley de la Actividad Aseguradora, la normativa prudencial y demás disposiciones legales aplicables; y administrar los registros de la actividad aseguradora, así como proponer la normativa correspondiente aplicable a las entidades de seguros.

”La SIB tiene a su cargo la supervisión y vigilancia de 27 compañías de seguros.“

Para ello, la Intendencia está organizada en dos departamentos: el Departamento de Supervisión de Riesgos de Seguros y el Departamento de Registros y Normativa de Seguros.

El primero ejerce la supervisión de las entidades de seguros y del Instituto de Fomento de Hipotecas Aseguradas (FHA), conforme a las facultades y funciones establecidas en la ley, en tanto que el segundo, administra los registros de la actividad aseguradora y realiza las investigaciones y análisis para desarrollar normativa prudencial relacionada con el sector.

En los últimos años, el sector asegurador de Guatemala ha registrado un importante crecimiento. Comentamos en una columna anterior que las primas netas, la medida convencional de los ingresos del sector, alcanzaron 11 mil 616 millones de quetzales en 2023, con lo que aumentaron 13.3 por ciento con respecto al año anterior.

El ramo más dinámico fue el de daños el cual creció 16.6 por ciento, seguido de vida que se expandió 13.5 por ciento. Por su parte, salud y hospitalización aumentó 10.7 por ciento, en tanto que caución disminuyó 6.4 por ciento.

Las primas netas en 2023 alcanzaron el 1.45 por ciento del producto interno bruto, un incremento importante con respecto al 1.39 por ciento observado en 2022 (10 mil 255 millones de quetzales de primas netas) y el 1.36 por ciento de la producción en 2021 (9 mil 047 millones de quetzales en primas netas).

Aun así, el grado de profundización de los seguros en Guatemala es relativamente bajo, de hecho, uno de los más bajos en Latinoamérica.

Estamos convencidos de que el fuerte crecimiento que ha experimentado este sector en los últimos años se mantendrá en el futuro, en parte por el interés y reconocimiento público acerca de la necesidad del seguro en el transporte público, el seguro médico escolar, la cobertura de los motoristas y demás vehículos que circulan en el país.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Acelerando la Agenda 2030: digitalización, innovación y la Gestión Pública Justa y Equitativa

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Giuseppe Mancinelli

El 2024 marcará un punto crucial para América Latina, con ocho países renovando democráticamente a sus autoridades ya sea a nivel federal o local. Los nuevos gobiernos, con mandatos que se extenderán hasta 2028 o 2030, se embarcarán en una carrera contra el tiempo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

El panorama actual es desafiante. Hemos pasado ya la mitad del camino hacia 2030, y el Informe de Progreso de los ODS revela que más del 50 por ciento del mundo se está quedando atrás.

Los avances en las metas de los ODS son insuficientes, y el 30 por ciento de ellas están estancadas o han retrocedido. El Secretario General de la ONU, António Guterres, advierte: “Si no actuamos ahora, la Agenda 2030 podría convertirse en el epitafio del mundo que podría haber sido”.

En Unops, la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, identificamos dos áreas clave para la aceleración de la Agenda 2030.

La primera es un uso eficiente de los recursos públicos, mediante la Gestión Pública Justa y Equitativa (GPJE), que con base en la transparencia, la rendición de cuentas, la participación ciudadana y la lucha contra la corrupción, pueda lograr un mayor valor por el dinero en las compras públicas.

Hemos pasado ya la mitad del camino hacia 2030, y el Informe de Progreso de los ODS revela que más de 50 por ciento del mundo se está quedando atrás.

Y la segunda que ha sido identificada por el Grupo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en el documento las Seis Transiciones: Caminos de Inversión para Alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible es la transformación digital justa, a través de la conectividad digital, la innovación y la digitalización como puntos de entrada clave para la transformación planetaria que buscan los ODS.

La tecnología puede mejorar la eficiencia de la inversión pública, la provisión de servicios públicos y la transparencia.

En un mundo donde la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados, la innovación, digitalización y la tecnología no pueden quedar relegadas de los nuevos programas de gobierno. Es fundamental modernizar las regulaciones y fomentar la educación tecnológica para asegurar que la digitalización beneficie a todos los ciudadanos.

Por otro lado, el mundo de la Gestión de Proyectos está evolucionando hacia una Transformation Management Office (TMO), reemplazando la visión tradicional de Project Management Office (PMO).

La TMO impulsa la transformación completa de las instituciones públicas y privadas, utilizando la tecnología como eje de cambio.

Este enfoque representa un compromiso con la innovación, la eficiencia y la transparencia, preparando a las instituciones para enfrentar los desafíos futuros y alinearse con los objetivos globales de desarrollo.
Otro cambio en temas de infraestructura es la incorporación de la metodología del Modelado de Información en la Construcción (BIM, por sus siglas en inglés).

La incorporación de BIM en la infraestructura mejora la planificación, diseño y gestión de proyectos, facilitando la colaboración entre stakeholders y optimizando recursos.

Este cambio marca un avance hacia la construcción inteligente, enfatizando la importancia de adaptarse a metodologías innovadoras para el futuro de la infraestructura.

La ONU ha experimentado cambios significativos internamente a nivel mundial, como la iniciativa ONU 2.0, promovida por el Secretario General para avanzar en la Agenda 2030.

Esta iniciativa busca modernizar el sistema de las Naciones Unidas, rejuvenecer su cultura hacia el futuro y equiparlo con habilidades de vanguardia adecuadas para el siglo XXI.

Esto implica desarrollar una especialización digital para transicionar hacia soluciones digitales que mejoren la conectividad, los servicios, la colaboración y la toma de decisiones.

El 2024 representa un punto de inflexión. Es hora de que los gobiernos de América Latina, en colaboración con el sector privado, la sociedad civil y las organizaciones internacionales, adopten un enfoque innovador,digital y transformador para alcanzar los ODS.

La tecnología, utilizada de manera responsable, ética y transparente, puede ser un aliado invaluable en este camino hacia un futuro más próspero y sostenible para la región.

Colaborador DCA
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