La creación y divulgación de dos herramientas digitales realizadas por el Ministerio de Salud, en coordinación con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Unión Europea (UE), pueden considerarse una alianza pensada y dirigida a los sectores económicamente más vulnerables del país, los que han encontrado en esta administración un amigo solidario, que siempre está dispuesto a apoyarlos.
Las aplicaciones, que reflejan la calidad del talento humano que prima en las instituciones públicas y en los organismos de cooperación, son tan novedosas como útiles e impactantes. Ambas tienen el objetivo de mejorar la calidad de vida de los usuarios, aunque cada una posee sus propias características y ventajas.
La denominada Salud Inclusiva es un sistema que permite tener un médico en casa, quien siempre está dispuesto y atento a asistir a sus familiares. La llamada Corazón Contento ayudará a combatir de manera directa la desnutrición crónica y promoverá el desarrollo integral de niños y jóvenes.
Sin embargo, lo más trascendente de estas estrategias estriba en el hecho de que los dispositivos vienen acondicionados para facilitar la comunicación entre médicos y enfermos, porque responderán en lenguas maternas.
La interacción que se creará es un elemento diferenciador, que refuerza las posibilidades de éxito. Hay que recordar que durante muchos años, los programas y proyectos se dirigían a personas que solo hablaban español, lo que alejaba de los beneficios a quienes son una parte primordial de nuestra población.
La tecnología de punta se ha convertido en un asociado imprescindible de los gobiernos, principalmente, de aquellos que se esfuerzan por procurar el bienestar de sus conciudadanos. Por eso conviene aplaudir y valorar este avance, el cual nos llama a parafrasear una de las expresiones más legendarias del mundo: “Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto” para Guatemala.