miércoles , 27 noviembre 2024
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Un refugio para la niñez marginada

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El Centro Educativo Mi Refugio beneficia a niños y niñas de las áreas marginales de San Pedro Sacatepéquez, Guatemala, y las zonas 3, 4, 5, 7 y 12 de la capital, a quienes proporciona educación preprimaria, primaria, secundaria y básica.

Además, los favorecidos reciben talleres de cocina, carpintería y costura; reciben tratamiento dos veces al año con las jornadas médicas, a cargo de voluntarios de Canadá, Estados Unidos, India y Europa.

El 22 de octubre de 1993 fue creado el Centro, mediante el Acuerdo Ministerial 150-93-EP. Comenzó su labor altruista con 52 alumos y a la fecha beneficia a no menos de 260.

También otorga becas a aquellos que no pueden costear su formación en diversificado y la universidad, así como para carreras técnicas, indicó Kari Engen, fundadora y directora del establecimiento.

La entidad se sostiene con donaciones internacionales y locales, las cuales permiten cubrir los gastos de servicio de energía, gas propano, salarios de cocineras y profesores, mantenimiento y útiles.

“Nuestro objetivo es seguir educando a la niñez; somos un ministerio de fe, por lo cual apoyamos la enseñanza intelectual y espiritual”, afirmó Engen.

La directora del establecimiento nació el 17 de julio de 1962 en Virginia, Estados Unidos, y desde los 15 años se interesó en hacer algo positivo por la niñez de escasos recursos. Se graduó como maestra de Educación Bilingüe Intercultural en el Montgomery College, en Rockville, Maryland. Comenzó su ayuda humanitaria en México como misionera, construyendo iglesias y rehabilitando pandilleros, drogadictos, ancianos y niños.

Una nueva obra

Engen arribó a Guatemala en 1985 y emprendió acciones benéficas para la infancia y adolescencia de las  zonas 4, 5 y 12.

Comentó que, en el marco de sus actividades, conoció el vertedero de basura de la zona 3, el cual estaba habitado por personas víctimas del conflicto armado interno, entre otras. “Al principio no me aceptaban, porque les decían que los extranjeros robábamos niños”, afirmó.

Sin embargo, cada mañana trabajaba con las familias, recolectando toda clase de material para vender. Luego de 6 meses logró hacerse de la confianza de los padres, quienes comenzaron a dejar a sus hijos bajo su cuidado.

Fue así como surgió el Centro Educativo, que ahora funciona en San Pedro Sacatepéquez, al cual asisten estudiantes de las zonas pobres de la capital y ese municipio. Los menores reciben enseñanza preescolar y alimentación sana para que el pan del saber surta efecto, puntualizó Engen.

“La educación que se imparte es avanzada. Los jóvenes se preparan muy bien”, indicó Rigoberto Sinai, papá de un alumno de básicos.

Valesca Montiel, cuyos 2 hijos asisten al recinto, dijo: “Hemos observado que los niños reciben atención integral y el nivel de formación es alto”.

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