Marielos Carranza Mejía
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Cada año, el tercer domingo de noviembre, se conmemora el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, un momento para honrar a quienes han perdido la vida en las carreteras y una oportunidad para reflexionar sobre la alarmante realidad que enfrentan las juventudes en este contexto.
Según la Organización Mundial de la Salud, los accidentes de tráfico son la principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años a nivel mundial, y en Guatemala, esta situación es aún más crítica, ya que el Observatorio Nacional de Seguridad de Tránsito destacó que los jóvenes son los conductores más involucrados en incidentes de tránsito y representan un alto porcentaje de fallecidos y lesionados.
De acuerdo con el Observatorio Nacional, los tipos de sucesos más frecuentes son las colisiones y los atropellos, seguidos de choques, vuelcos y caídas, lo alarmante es que la mayoría de las víctimas son hombres jóvenes.
Los factores de riesgo que inciden en estos desenlaces son el exceso de velocidad, la sobrecarga de vehículos, el manejo bajo los efectos del alcohol y la falta de uso de casco protector; esta realidad exige una respuesta inmediata y eficaz. Desde el Consejo Nacional de la Juventud (Conjuve) hacemos un llamado a la sociedad para que tome en serio esta problemática.
Es fundamental que, como sociedad, trabajemos para cambiar esta narrativa; las campañas de sensibilización, sobre la importancia de la conducción segura deben ser una prioridad, especialmente en las instituciones educativas; asimismo, la promoción de programas de educación vial que incluyan talleres interactivos, charlas y actividades prácticas, para que los jóvenes comprendan el impacto de sus decisiones al volante.
Asimismo, se necesita reforzar las leyes de tránsito y promover medidas que garanticen la seguridad en las carreteras; además de establecer controles más efectivos sobre el consumo de alcohol. Por otro lado, la creciente influencia de la tecnología, como el uso de aplicaciones móviles y redes sociales, también impacta el comportamiento de los jóvenes al volante, aumentando el riesgo de accidentes.
La conmemoración de este día debe servir como un recordatorio de que cada vida perdida en un accidente de tráfico representa un futuro truncado; cada joven que fallece en las carreteras es una familia que llora, una comunidad que se duele y un sueño que se apaga. La seguridad vial es responsabilidad de todos, y es hora de que la juventud tome la delantera en esta causa.
Las campañas de sensibilización sobre la importancia de la conducción segura deben ser una prioridad, especialmente en las
instituciones educativas.
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