La ambición de competencia hace que perdamos las acciones de solidaridad.
Con la participación de más de 500 personas entre familiares, técnicos, médicos, usuarios de los servicios de rehabilitación del Hospital San Juan de Dios y atletas en general, se celebró el 7 de agosto la VIII Carrera Unidos por la Rehabilitación, con un recorrido de 5 kilómetros en la Avenida Reforma, donde competidores con discapacidad pusieron de manifiesto su capacidad, derecho de practicar su deporte favorito y el deseo de fortalecer los servicios de rehabilitación que presta este centro hospitalario a la población, especialmente a la de escasos recursos económicos y que carece de otras opciones.
La carrera que entre otros objetivos buscaba la recaudación de fondos para subsidiar muchas de las necesidades que enfrenta el Departamento de Rehabilitación del San Juan de Dios, dada la crisis que experimenta el sistema nacional de salud en los últimos años, donde los programas mayormente castigados son precisamente los de rehabilitación, ya que una persona después de adquirir una condición de discapacidad debe esperar un tiempo a veces muy prolongado para recibir atención médica y el apoyo de un programa de recuperación.
Seguramente que algunos fondos fueron percibidos en esta edición, que ayudarán a sufragar gastos y la compra de equipo para el Departamento de Rehabilitación, pero desafortunadamente las competencias atléticas dominicales se han comercializado tanto, que los deportistas prefieren buscar y participar en los eventos que les genera un beneficio económico, al extremo que les hace olvidarse de sus semejantes.
La ambición de competencia y de buenos premios hace que perdamos de vista las acciones de solidaridad, lo que también nos lleva a limitarnos de la oportunidad de apreciar los más bellos gestos de triunfo, cuando una persona con discapacidad, todavía en proceso de rehabilitación y, por lo mismo, en recuperación emocional, hace su mejor esfuerzo para alcanzar la meta, que, entre otras cosas, refleja su deseo por continuar la lucha y la vida.
El deporte permite a todo ser humano la oportunidad de poner en juego sus destrezas físicas y mentales, pero para el caso de las personas con discapacidad el tema va mucho más allá, porque incide en su recuperación emocional después de adquirir una deficiencia física, intelectual, mental y sensorial, asimismo, le permite demostrar que ha superado las desventajas que de por sí conlleva una limitación, que fomenta su autoestima y seguridad.
Pero el tema puede trascender mucho más allá, dado a que el deporte y la actividad física constituyen también un medio para educar o concientizar el entorno respecto de las necesidades y derechos de las personas con discapacidad; además de permitir la posibilidad de ser el medio que facilite la inclusión de estos deportistas a la alta competencia, que buena falta hace en el medio nacional.
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