Guillermo Monsanto
Foto: Cortesía Luis López Bautista.
Hay que dejar registros para el futuro. De otro modo el efímero trabajo sobre las tablas, luego de ejecutado, se lo lleva el olvido. En el presente no hay críticos activos en Guatemala. Esta carencia redunda en una ceguera absoluta de los aportes o errores de las distintas compañías, directores, actores y los textos que presentan en sus temporadas. El ejercicio sobre el escenario, entonces, se vuelve irrelevante frente a la falta de comentarios sustentados por un ejercicio crítico fundamentado.
El pasado 7 de junio se estrenó, en el teatro del Colegio Americano de Guatemala, el collage Una tarde de tragedias espléndidas. Amenesteis, integrado por universitarios de la Universidad del Valle de Guatemala, cuenta con un elenco promedio de unos 20 integrantes. Actores emergentes, todos, cuya capacidad histriónica les augura un futuro importante en las artes teatrales ¿Amenesteis? El nombre lo proporcionó un antiguo integrante del club que jamás pudo decir la palabra amonestéis. Al grupo le pareció simpático y desde hace casi una década lleva oficialmente ese nombre.
El pasado martes se estrenó, en el teatro del Colegio Americano de Guatemala, el collage Una tarde de tragedias espléndidas.
La selección de monólogos con los que armaron el cadáver exquisito de su presentación incluye trabajos de reputados dramaturgos como Pedro Calderón de la Barca, Federico García Lorca, Ramón del Valle Inclán, Moliere, William Shakespeare, José Zorrilla, Eurípides, Francisco de Rojas y Henrik Ibsen. Además de un monólogo de autor desconocido y la obra de los poetas Rubén Darío y Amado Nervo. Propuestas que cada integrante saca con la prestancia requerida para presentarla al público.
Amenesteis suele decantarse por textos serios. También ha escrito una serie de libretos, algunas veces en creación colectiva, que tocan temas de su interés, entre los que destacan contenidos relativos al género, amor, locura, en fin, gestionando una dramaturgia más afin a los intereses contemporáneos. De allí que hayan llevado al escenario obras como La historia de un pandemónium, Oscuridad destinada y otros proyectos independientes o Al punto del delirio.
Los personajes que eligen son intensos y el proceso para llegar a ellos requiere de una disciplina que solo los artistas poseen en el corazón. En el caso de estos monólogos, además de ser complejos, demandan de un trabajo concienzudo de semanas. La disposición para utilizar la memoria, algo que ya no es usual en estos tiempos, también es de señalar especialmente.
El grupo siguió trabajando durante la pandemia proponiendo varios trabajos que, ahora que se pueden mostrar presencialmente, se irán poniendo paulatinamente a disposición del público. Entre los primeros se listan Bodas de sangre y El Puñal del godo. Esto será a finales de año, para el cierre del segundo ciclo. Puede visitar el sitio del club en Facebook como Club de teatro UVG.