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COLUMNAS

Todas las leyes deben cumplirse: todas, absolutamente todas (II)

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”No puede haber paz, si no hay justicia.“

Si usted aprobó el irrespeto de una vida, aprobó el irrespeto de todas las restantes y –si no lo ha comprendido– volverá a alentar el regreso a lo mismo. Cabe preguntar, también, si justificó usted el primer asesinato y los subsiguientes para combatir a la insurgencia y que el Estado se hiciera, así, tan delincuente como aquella? Pues, si así lo hizo, si consintió en el primero, en todos consintió, y en tanto no lo entienda, sea por acción u omisión, podría conducirnos a lo mismo. Algunos –es terrible– aún siguen justificando el primer crimen perpetrado por su bando, tercos en no comprender que quien no respeta una vida, ninguna respeta; que el primer crimen no perseguido y castigado dejó abierto el camino para todos los restantes. Vemos que cada bando se acongoja aún por los delitos perpetrados contra personas de su bando, pero que conserva su indiferencia y aprueba, y aplaude incluso, si perpetrados en contra “de los otros”. La Ley de Reconciliación Nacional dejó excluidos de la amnistía varios delitos, entre estos la desaparición forzosa, la tortura y los delitos calificados de lesa humanidad, delitos tales como el genocidio, en el caso de este –vale la pena recalcarlo– porque ninguna de las partes –ni insurgencia ni Estado– consideraron que se hubiera cometido genocidio alguno inexistente, en efecto, genocidio, puesto que ninguna de las partes tuvo intención, sea con sus acciones u omisiones, de exterminar total o parcialmente a un grupo étnico, nacional o religioso, intención que es precisa para que pudieran constituir genocidio las acciones u omisiones perpetradas y, en el caso de los otros delitos, por la especial gravedad de estos. Además de la Ley de Reconciliación Nacional, se encuentran vigentes otras amnistías que fueron decretadas con el mismo fin por los gobiernos militares –leyes de la República como todas las otras– reconocida la legitimidad de esos gobiernos y lo legislado por estos por la Constitución Política de la República, la Constitución de 1985, que es el pacto de paz social que rige entre nosotros, amnistías estas que no excluyen ningún delito y que se encuentran vigentes, puesto que no han sido derogadas, ni expresa, ni tácitamente. Las citadas amnistías, que comprenden todos los delitos perpetrados desde el inicio del conflicto, 1960, hasta que entrara en plena vigencia la Constitución de 1985, no se aplican por nuestros jueces, y eso ha dado lugar a que se persigan delitos que se encuentran amnistiados, todos los del conflicto, políticos y comunes conexos con estos, que se hayan perpetrado dentro del período citado y que, en consecuencia, no deberían perseguirse. La persecución de unos delitos y la no persecución de otros no ha sido, no es, ni será, factor de paz social entre nosotros, sino, antes bien, de discordia, de mantener vivo el conflicto, la polarización entre nosotros y de seguir alentándolos. Que las familias de seres humanos que fueron asesinados por la insurgencia vean a sus asesinos amnistiados, en tanto que perseguidos a quienes hubieron de enfrentarlos, no parecería ser el mejor de los alicientes para la reconciliación y la paz entre nosotros. ¿Cómo pretender que puedan estar tranquilos los familiares de un oficial del Ejército, perseguido –procesado por delitos comunes conexos con el conflicto habido– el de la toma y la conservación del poder cuando ven que los insurgentes –amnistiados– se encuentran tan tranquilos. Cómo podría aceptar la esposa de un oficial procesado, responsable de un crimen por línea de mando –irregular la línea de mando en un conflicto irregular– cuando libres los insurgentes que ejercieron mando tan irregular como el de este o, incluso, sin definición de mando, responsables en consecuencia todos. La no aplicación de las amnistías vigentes ha llevado a la discusión de si debería darse una decisión política que obligue a aplicarlas, o bien, que elimina las excepciones hechas por la Ley de Reconciliación Nacional, amnistía esta, como las otras. Las leyes deben aplicarse TODAS,ABSOLUTAMENTE TODAS, y los fallos ajenos al Derecho, ajustados a la oportunidad y conveniencia, a lo “políticamente correcto” jamás podrían llevarnos a la paz, más allá de su firma, paz que precisa de un Estado de derecho para hacerse posible, Estado de derecho en el que –obviamente– se realice la justicia. ¿Podría acaso haberlo, sin justicia? Concluyo esta columna con un llamado a la reflexión –a la reflexión más profunda– con esta frase de quien fuera Su Santidad, el Papa, San Juan Pablo Segundo: “No puede haber paz, si no hay justicia”, principio de la frase que todos comprendemos sin mayor dificultad, aunque poco hagamos por la justicia, y que se complementa con este fortísimo final, final de bastante más difícil comprensión: “ni justicia, sin perdón”. “No puede haber paz, si no hay justicia, ni justicia, sin perdón”.

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

La Red Q, una mancha más al tigre

Recorriendo el camino

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Rodolfo Zelada

Periodista

[email protected]

Otra gaveta se abrió y de nuevo saltaron las ratas. Abusos desmedidos y un abominable interés por saquear los recursos del Estado siguen siendo las características principales de la administración gubernamental de Alejandro Giammattei. La corrupción continúa siendo su mejor carta de presentación.

Resulta que tras la disolución de su afamado Centro de Gobierno, el exmandatario ordenó la creación de una plaza 022 en la Secretaría General de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan) para el exintegrante de dicha entidad Melvin Quijivix Vega, proceso que en su momento fue declarado improcedente por la Oficina Nacional del Servicio Civil (Onsec), “por no cumplir las condiciones técnicas ni legales”. 

En fin, ojalá que esta sea la gota que derrame el vaso y que por fin sea investigado por todos los señalamientos que existen sobre su gestión.

No obstante, el entonces gobernante envió una carta ordenando tal situación y permitiéndole a Quijivix un salario de Q26 mil mensuales, aunque de acuerdo con los registros de la Segeplan, la persona nunca se presentó a sus labores. ¡Oh sorpresa! Giammattei ordenó la creación de una plaza fantasma.

Pero eso no es todo. Ya nombrado en el puesto y percibiendo un alto salario, sin presentarse a trabajar, asumió como representante en el Consejo Directivo del INDE y obtuvo la presidencia de esa instancia, a pesar de que regularmente ese puesto es para el ministro de Energía y Minas.

Usurpando dicho cargo, obviamente con el apoyo de las autoridades de turno, Quijivix realizó cambios en puestos clave e inició a contratar asesorías por montos millonarios a empresas que están vinculadas con él mismo y familiares cercanos a la esposa. Además de autorizar la contratación, en el renglón 029 de su cónyuge, según la denuncia pública planteada ayer por autoridades del actual gobierno.

La Red Q hizo fiesta con los fondos del Estado. Pero esta es solo una mancha más para el tigre, pues cabe recordar los negocios oscuros que se hicieron con la compra de las vacunas Sputnik, relacionados también con el caso de las alfombras rusas. O los casos de incumplimiento de contratos en cuanto a mejoras en infraestructura, aunque estos fueron pagados casi en su totalidad. Recepción de sobornos para operaciones mineras.

Menos mal que no quería ser recordado como “un hijo de puta más”, como lo dijo al cierre de su campaña. En fin, ojalá que esta sea la gota que derrame el vaso y que por fin sea investigado por todos los señalamientos de corrupción que existen sobre su gestión. Esperemos que se asome una luz de justicia.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Los vascones, el saltus y la inscripción de Lantz

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Javier Andreu
Catedrático de Historia Antigua y director del Diploma en Arqueología

Asumida de manera acrítica permanece anclada en el imaginario colectivo navarro la contraposición entre el ager y el saltus de los Vascones.

Según esa creencia, el ager sería el espacio cultivable y romanizado de estos -al sur de Navarra y el saltus su espacio montañoso, por sus condicionantes geomorfológicos poco permeable a la romanización y donde habrían subsistido las mal llamadas tribus vasconas conservando su lengua frente al avance del latín.

Para algunos eruditos de siglos pasados, el ager y el saltus eran la visualización, en las fuentes clásicas, de las dos Navarras, la mediterránea de la Ribera y la atlántica de la Montaña.

Para algunos eruditos de siglos pasados, el ager y el saltus eran la visualización, en las fuentes clásicas, de las dos Navarras.

La ciencia avanza y aunque sus conclusiones permean en la sociedad muy lentamente, hace décadas que está claro que no podemos contraponer el ager al saltus, entre otras cosas, porque la primera mención se debe a Tito Livio, que escribe hacia el cambio de Era, en época de Augusto, y la segunda, muy localizada, además, en torno a Oiasso -la actual Irún- y al Pirineo occidental, se debe a Plinio el Viejo, quien desempeñó un importante puesto en la administración económica provincial a finales del siglo I d. C., en época de Vespasiano.

Además, hace años que se sabe que saltus es el término con el que las fuentes oficiales romanas -como aquellas a las que tuvo acceso Plinio durante su prefectura en Astorga, en León- se refieren a los distritos mineros.

También desde hace décadas, y objeto ya de estudio por M. Unzu o por Mª Á. Mezquíriz, se conocía la presencia en Lantz de minas romanas que, acaso, pudieron formar parte de ese saltus minero. Su explotación debió comenzar en época de Augusto cuando, a raíz del mapa de todo el orbe romano que realizó su yerno Agripa, se acometió el primer inventario de los recursos económicos peninsulares.

En una de sus cavidades, Aierdi VIII, un equipo de la Institución Príncipe de Viana ha descubierto tres signos en signario paleohispánico que reproducen la secuencia ikae o igae que, según se asegura, podría conectar con el término ik(h)ai de la lengua vasca del siglo XVII, atestiguado en el viejo estudioso de los vascones, Arnaldo de Ohienart.

De igual modo que hace treinta años, el hallazgo del bronce de Aranguren, cerca de Irulegi, a cuya célebre mano se parecía en términos de ejecución y donde comparecían varias líneas en escritura paleohispánica, se interpretó como una clara evidencia del multilingüismo de la región de los vascones sin alusión alguna al vascónico.

En la ciencia epigráfica posterior a Irulegi todo remite a dicha lengua y la conexión formulada por los expertos para esta inscripción rupestre de Lantz pasea ya como verdad histórica por la web social. Se sustenta, además, en que al haber aparecido en territorio vascón debería estar escrita en lengua vascónica, ecuación que no siempre funciona. Convendrá ser prudente.

También hace décadas, ni siquiera a esos vascones del viejo saltus se les consideraba romanizados y ahora, haciendo gala de un uso consolidado del medio epigráfico, incluso escribieron en una de las minas en que, acaso, trabajaron advirtiendo con su texto el tiempo dirá en qué lengua estuvo realmente compuesto de los propios condicionantes de la cueva y poniendo de relieve cómo, en la época del cénit de la expansión del modo de vida romano, entre Augusto y Vespasiano, en que pudo grabarse la inscripción, las lenguas vernáculas de Navarra -lenguas, en plural- gozaban, todavía, de una cierta vitalidad.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Dos premios Nobel para la IA

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Juan Carlos Eichholz

Máster en Políticas Públicas 

Dos premios Nobel para la lA ocio fundador de Adapsys y profesor UAI Nombrados ya los ganadores de los seis premios Nobel 2024, podríamos decir que, por primera vez en la historia, la inteligencia artificial se llevó dos de ellos, el de Física y el de Química. Es cierto que los laureados son seres humanos, pero en el corazón de ese reconocimiento está la IA. Veamos.

El de Física fue otorgado a John Hopfield y Geoffrey Hinton, que están entre los principales precursores de la IA por su trabajo en el desarrollo de las redes neuronales, que permiten a sistemas artificiales simular el funcionamiento del cerebro humano.

Hinton, de hecho, es reconocido como el padre del aprendizaje profundo, al agregarle capas a esas redes neuronales. El de Química lo obtuvieron David Baker, Demis Hassabis y John Jumper, por descifrar las sorprendentes estructuras de las proteínas. 

La ciencia avanzada ya no es patrimonio de las universidades y se está incubando en las grandes empresas tecnológicas.

Mientras que el primero construyó nuevas proteínas, los otros dos resolvieron un problema que ha ocupado a los biólogos por 50 años: predecir esas complejas estructuras proteicas. ¿Cómo lo hicieron? Desarrollando un modelo de lA que permitió analizar los millones de posibles conformaciones de una proteína.

Pero la historia va más allá de los titulares. Hassabis y Jumper tienen 48 y 39 años, respectivamente, y trabajan en DeepMind -el primero es su cofundador-, un laboratorio de investigación de IA creado en 2010 y adquirido por Google en 2014. Y ocurre que Hinton también trabajó para Google, desde donde apoyó el desarrollo del modelo de IA de aprendizaje profundo de DeepMind.

Él tiene 76 años y su carrera de investigador la hizo en la Universidad de Toronto, lo tradicional en un científico, pero no por nada estuvo en Google desde 2013 a 2023, cuando decidió retirarse y poder hablar más libremente sobre los riesgos y desafíos de la IA.

¿Qué nos están diciendo los premios Nobel de este año? Lo que todos sabemos, pero nos cuesta asimilar: el desarrollo tecnológico está acelerándose cada vez más, derribando uno tras otro los paradigmas sobre los que hemos construido nuestro modo de vida.

La ciencia avanzada ya no es patrimonio de las universidades y se está incubando hoy en las grandes empresas tecnológicas. Las carreras profesionales que están impulsando el progreso de la humanidad ya no son las de antaño, para lo que basta revisar lo que han estudiado estos tres galardonados: ciencias de la computación, ciencia cognitiva, psicología cognitiva, neurociencia, inteligencia artificial, además de física, química y matemáticas. 

Colaborador DCA
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