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COLUMNAS

Thils y la Teología de las realidades terrestres (I)

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Juan Luis Lorda
Profesor de la Facultad de Teología

Gustave Thils pertenece a la época dorada de la Universidad de
Lovaina en el siglo XX, y fue pionero y ordenador de grandes temas teológicos como el ecumenismo y el diálogo con las religiones, pero especialmente sobre las realidades temporales.

Junto con Gerard Philips, Charles Moeller y tantos de otras disciplinas (Delhaye, R. Aubert, Coppens, Onclin…), Gustave Thils (1909-2000) es, en el fondo, fruto del desvelo del cardenal Mercier en la preparación intelectual y espiritual del clero diocesano de Bruselas (Malinas) y en el resurgir intelectual y cristiano de la Universidad de Lovaina.

Thils se formó en la diócesis de Bruselas, en sus seminarios menor y mayor; y en Lovaina, donde hizo sus grados y sus tesis, doctoral (1935) y de habilitación (1937), sobre Las notas de la Iglesia en la Apologética desde la Reforma, mostrando los cambios que habían sufrido al pasar de la patrística y el Credo (una, santa, católica y apostólica) a la controversia confesional con el luteranismo. Era uno de los temas clásicos de la asignatura de apologética. Y esta materia fue la primera que enseñó cuando le pidieron ser profesor del seminario (1937-1949).

Fue pionero y ordenador de grandes temas teológicos, como el ecumenismo y el diálogo con las religiones.

También fue uno de los directores espirituales más apreciados de aquel seminario, entonces con más de doscientos candidatos. Después, pasó a profesor de Teología Fundamental en Lovaina (1947-1976). Thils se caracterizó por informarse a fondo en los temas que le tocaba enseñar o quería introducirse. No se conformaba con los manuales al uso. En cada caso, componía una historia y una panorámica temática.

Y como, sobre todo en el seminario, le tocaron varias asignaturas, hizo muy pronto un conjunto de obras muy informativas. Eso le valió ser tempranamente conocido y citado en toda el área teológica de lengua francesa. Hasta casi el final de su larga vida, mantuvo su capacidad de escribir claro y sintetizar bien. Y fue muy traducido.

Las charlas de espiritualidad del seminario se convirtieron en una síntesis de espiritualidad sacerdotal, El sacerdocio diocesano (1942-1946), después ampliadas en La santidad cristiana. Compendio de teología ascética y, más tarde, en Existencia y santidad en Jesucristo (1982). Siguen siendo inspiradoras y con una espiritualidad laical. Unos cursos de moral de virtudes en el seminario originaron el interesante ensayo Tendencias actuales de la teología moral (1940).

Las expansiones temáticas de la Apologética y Teología Fundamental (y de su tesis) le llevaron a sintetizar una celebrada Historia del movimiento ecuménico (1955). Y, uniendo todo, a unas Orientaciones actuales de la teología (1958). También le impulsó a estudiar históricamente el papel del primado en la Iglesia, en La infalibilidad pontificia (1969) y El primado pontificio (1972). Y, siempre en la línea de la Teología Fundamental, a introducirse en el mundo de las religiones, Propósitos y problemas de la teología de las religiones no cristianas (1966). Y, viéndolas venir, ¿Sincretismo o catolicidad? (1967).

Y es solo una pequeña selección de sus libros, a la que hay que añadir muchos artículos y muchísimas reseñas y recensiones. No perdía el tiempo. Pero su aportación más reconocida fue su temprana Teología de las realidades terrestres (Théologie des réalités terrestres (Desclée 1946, edición por la que citaremos). Que fue acompañada, después, por otros ensayos complementarios, como Trascendencia y encarnación (1950), y Teología y realidad social (1963).

Era original porque abordaba sistemáticamente el tema, y con sensibilidad hacia la manera de pensar de profesionales y trabajadores, que conocía porque llevaba grupos y daba cursos.

Cuando llegó el Concilio (1962-1965) y especialmente en los trabajos de Gaudium et spes, se contó con él.
Continuará…

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Las hormonas masculinas

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Licda. Karla Castrillón
Fundadora Elán Med Center
[email protected]
Socia de [email protected]

La testosterona es una hormona esencial para los hombres, responsable de una variedad de funciones importantes en el cuerpo, desde el crecimiento muscular hasta la producción de esperma y el mantenimiento del deseo sexual. 

A medida que los hombres envejecen, sus niveles de testosterona pueden disminuir, los que se ven afectados por el estilo de vida, lo que puede provocar una serie de síntomas incómodos como fatiga, disminución del deseo sexual, cambios en el estado de ánimo y pérdida de masa muscular.

Entre otros factores, el estrés emocional bloquea la liberación de LH y, por lo tanto, la producción de testosterona. Por otra parte, las emociones positivas y felices como el placer sexual suben los niveles de testosterona.

Los mayores inhibidores de testosterona son el alcohol en exceso y el consumo de cigarrillos. También se ve afectada negativamente por el exceso de tejido adiposo (grasa corporal), la hiperinsulinemia, la inflamación y el estrés, lo que resulta en que la hormona masculina se convierta en estradiol. De los 700 millones de células sanas a los 18 años, solamente un 30 por ciento están vivas a la edad de 70, pues cada 4 segundos muere una célula productora de testosterona sin llegar a ser remplazada.

Cada 4 segundos muere una célula productora de testosterona sin llegar a ser remplazada.

Las bajas hormonales se pueden identificar de diferentes formas. En el aspecto físico se observa obesidad abdominal, hombros caídos y menor masa muscular. En el ámbito sexual se pierde el deseo y disminuyen las erecciones firmes, el volumen de eyaculación y la frecuencia de estas.

En cuanto al estado de ánimo, el hombre se vuelve irritable, nervioso y depresivo, afectando su lucidez mental para la toma de decisiones y la confianza en sí mismo. Por otro lado, se incrementa el riesgo cardíaco, la inflamación de la próstata y ocurren problemas en la digestión.

La buena noticia es que todo esto se puede evitar, iniciando una terapia de remplazo hormonal natural, siendo esto lo más aconsejable para evitar efectos indeseados del uso de tratamientos químicos y fármacos que pueden resultar peligrosos para la salud. Esto debe ser controlado por un médico especialista que tome en cuenta los factores del estilo de vida del paciente, para recomendar una terapia integral, regenerativa y preventiva.

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ARTES

UN MULTIVERSO DE ARAÑAS

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EL COMICBUQUERO

Alejandro Alonzo

https://linktr.ee/elcomicbuquero

El Spider-Verse (Universo Arácnido) fue introducido en Marvel Comics por primera vez en 2014, e involucra múltiples universos paralelos y diferentes versiones del personaje Spider-Man. El concepto ganó una popularidad significativa y desde entonces se ha adaptado a varias formas de medios, incluyendo dos exitosas películas animadas.

En el Spider-Verse existen desde diferentes versiones de Peter Parker hasta personajes completamente nuevos que han tomado el manto de Spider-Man en sus respectivos universos. Cada Spider-Man aporta sus habilidades, personalidad e historia únicas, lo que agrega profundidad y diversidad a las historias.

El Spider-Verse presenta múltiples universos paralelos y diferentes versiones del personaje Spider-Man.

El origen del Spider-Verse se remonta a la historia del cómic del mismo nombre, escrita por Dan Slott con ilustraciones de Olivier Coipel y otros. La historia gira en torno al villano Morlun, miembro de los Herederos, una familia de seres poderosos que persiguen y matan a varios personajes arácnidos de diferentes dimensiones para consumir su fuerza vital, lo que representa una amenaza significativa para todo el Spider-Verse.

Para combatir a los Herederos, los arácnidos de diferentes realidades son reunidos por el personaje conocido como el “Spider-Man Superior” (la conciencia del Dr. Otto Octavius en el cuerpo de Peter Parker). Este diverso grupo incluye personajes como Spider-Gwen, Spider-Man Noir y Spider-Ham, y forma una alianza para salvar sus respectivos universos.

Miles Morales, Spider-Gwen y Spider-Man 2099, en promocionales de Spider-Man: Across the Spider-Verse. Cortesía: Marvel Comics

La historia no solo muestra escenas de batalla llenas de acción, sino que también explora la compleja dinámica entre los diferentes personajes y sus luchas para trabajar juntos contra los Herederos. El éxito de la historia de “Spider-Verse” condujo a la creación de la película animada Spider-Man: Into the Spider-Verse (2018).

Dirigida por Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman, la película presenta a Miles Morales, un adolescente que se convierte en el nuevo Spider-Man en su universo. A través de una serie de eventos, Miles se encuentra con otras personas araña de diferentes dimensiones, incluido un Peter Parker mayor, Spider-Gwen, Spider-Man Noir, Spider-Ham y Peni Parker con su robot SP//dr. Juntos, deben unirse para detener a Kingpin y sus planes para acceder a otras dimensiones, lo que podría destruir todo el Spider-Verse. Spider-Man: Into the Spider-Verse recibió elogios de la crítica por su innovador estilo de animación, su convincente narración y la diversa representación de arácnidos de diversos orígenes.

La película no solo amplió la popularidad del concepto Spider-Verse, sino que también ganó numerosos premios, incluido el Premio de la Academia a la Mejor Película Animada. La secuela, Spider-Man: Across the Spider-Verse ya está en cines.

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COLUMNAS

Adictos a los opioides

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Victoria De Julián
Revista Nuestro Tiempo

En 2019, los médicos dieron opioides a 98 millones de estadounidenses, más de un tercio de la población adulta. Este dato habla de un país dolorido. Este otro, de una industria negligente: en 2012 se prescribieron opioides suficientes para que cada ciudadano mayor de edad contara con reservas para un mes. Y este último retrata un país adicto, desesperado: los opioides recetados explican una cuarta parte de las 70237 muertes por sobredosis de 2017. La heroína y el fentanilo (opioides ilegales) causaron el otro 75 por ciento de envenenamientos.

El fentanilo es cincuenta veces más potente que la heroína y cien veces más que la morfina. Una dosis de dos miligramos unida a otros opioides o al alcohol resulta letal. En el mercado negro se importa desde China a través de México y se mezcla con heroína y cocaína para potenciar su efecto. Que la gente muera no disuade a los clientes de los camellos. Todo lo contrario: “Los adictos a los opioides están tan desesperados por no sentir nada que consideran una muerte como un indicador de que el proveedor es deseable”, explican los autores para advertir de que detrás de las sobredosis hay intentos de suicidio. “La gente o bien quiere morir o le da todo igual excepto satisfacer su adicción, aunque les mate”.

Según un artículo de Newtral, desde 2019 a 2021 las muertes por sobredosis de fentanilo aumentaron un 94 por ciento. Se estima que les arrebata la vida a casi 200 estadounidenses al día. Esta herida desangra a los jóvenes: el fentanilo es la causa líder de fallecimiento de los estadounidenses de 18 a 49 años. Ya en 2015 la Administración de Control de Drogas (DEA), dedicada a la lucha contra el contrabando y el consumo de estupefacientes, categorizó la crisis de los opioides como epidemia.

El dolor es como una amarga corriente de impotencia, frustración y soledad.

“¿Por qué la epidemia es mucho peor en Estados Unidos y apenas está presente en la mayoría de los demás países ricos? (…) ¿Por qué, además, los estadounidenses con una licenciatura rara vez mueren de sobredosis y por qué estas son las causas del 90 por ciento de las muertes entre los que no tienen un título universitario de cuatro años?”, se preguntan Deaton y Case. La razón se puede resumir en que el exceso de recetas legales acostumbró a la nación a una dosis. Cuando la industria corrigió esta tendencia, los estadounidenses ya eran adictos: toleraban la dosis y necesitaban más.

Deaton y Case explican esta “historia del dolor” en parámetros de oferta y demanda: “En la epidemia, el lado de la oferta fue importante (las empresas farmacéuticas y sus facilitadores en el Congreso, los médicos imprudentes con las recetas), pero también lo fue el lado de la demanda (la clase trabajadora blanca, la gente con menos estudios, cuya vida ya de por sí angustiada era un terreno fértil para la avaricia corporativa, un sistema regulatorio disfuncional y un sistema médico deficiente).

Además de en mortalidad, Anne Case es una experta en morbilidad; es decir, en la mala salud de los vivos. Para conocerla, junto con los análisis de sangre y orina, los médicos examinan los cuatro “signos vitales”: presión arterial, pulso, temperatura y frecuencia respiratoria. Como cuentan los autores, cada vez más preguntan por un quinto signo vital: el dolor. Medirlo es como retratar algo invisible, como achicar agua con un colador. El dolor es como una amarga corriente de impotencia, frustración y soledad. Para cuantificarlo, la Encuesta Nacional de Entrevista de Salud visita todos los años, desde 1997, alrededor de 35 mil hogares.

Consultan a la gente acerca de sus emociones y sus obstáculos para desempeñar tareas cotidianas: andar 400 metros, subir 10 escalones, ir al cine y socializar con amigos. En estos últimos 20 años, las dificultades para estar con amigos se han duplicado entre los estadounidenses blancos sin estudios. Por eso, subrayan Deaton y Case: “Capacidades cruciales que hacen que valga la pena vivir están en riesgo; entre ellas, la de trabajar y la de disfrutar de la vida con los demás”.

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Gobierno de Guatemala

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