COLUMNAS
Diversas teorías
El Estado se constituye para resguardar los derechos esenciales de las personas, sin embargo, dentro del ser de las cosas, este
es visto por muchos teóricos de distintas formas, tanto positiva como negativamente. Según Max Webber, es el órgano que legitima el monopolio de la violencia. Violencia que se emplea para propiciar la armonía social, para cohesionar a sus miembros, para vivir en paz. Y es claro que así sea, ya que los humanos están comenzando aprehender a auto gestarse, todavía se les debe indicar qué es lo que deben hacer para vivir en sociedad.
De ahí que el Estado surge como garante y administrador de la cosa pública. La existencia social requiere del establecimiento de normas y reglas que deban cumplirse para resguardar el orden público. Recordemos que no es lo mismo actuar en el hipotético estado de naturaleza que interactuar con más seres de la misma especie en sociedad. Mientras que en el primero existe lo que Rousseau denomina, genuina libertad, en el otro se imponen límites que impone la convivencia en sociedad.
Vivir en soledad no es parte de la naturaleza humana, aunque algunos puedan escoger vivir solos. Los humanos necesariamente se asocian, viven en colectividad, saben que por sí mismos no pueden subsistir, que en un estado de naturaleza pronto fenecerían, que su fortaleza está en asociarse. De ahí que su instinto de conservación, sumado a su inteligencia, los hizo construir nexos con sus semejantes a través de un lenguaje articulado, las palabras, y a partir de ahí, establecer vínculos sociales de cooperación, productividad y desde luego, afectivos.
Como consecuencia de la existencia en sociedad, se hace necesario un ente regulador y administrador que establezca las reglas del juego, que ponga freno a los excesos que pudieran darse dentro de cada uno de sus miembros, que garantice su supervivencia, que no permita la discordia, que provea las condiciones de bienestar, ese ente es el Estado.
No obstante, los administradores del Estado pueden ser sujetos corruptos, individuos perversos que saqueen los bienes de una nación para satisfacer interese personales y, en vez de salvaguardarlos de la colectividad y garantizar el bienestar colectivo, se aprestan a apropiárselos, creando con ello crisis institucional, un Estado fallido.
Un Estado fallido se caracteriza porque las funciones que están obligados a cumplir y satisfacer sus gobernantes, no satisfacen las necesidades esenciales del pueblo. En donde la educación, la salud, las oportunidades de empleo, las condiciones de vida se ven socavadas y la insatisfacción ciudadana se ve reflejada a través de su miseria. Por ello, Bastiat decía que “el Estado es la gran ficción a través de la cual todo el mundo se esfuerza en vivir a expensas de todo el mundo”. Se entiende con eso que la naturaleza humana es perversa y no abierta, como realmente es, y en consecuencia, es el resultado de lo que se le enseña y aprende a ser.

COLUMNAS
Cuidemos nuestra cultura
Leonel Guerra Saravia
Cultura es, creencias, valores y comportamientos que se comparten en un grupo; por ejemplo, un grupo religioso o una nación. La cultura incluye el lenguaje, las costumbres y las creencias acerca de las funciones que desempeñan las personas y las relaciones entre ellas.
Algunas de las tribus de indios americanos más conocidas son los apaches, los sioux, los cheroquis o los cheyenes, pero existieron otras muchas como los pies negros, los arapajó o los navajos. Estas contaban con un gran número de población y además desempeñaron un papel destacado en la historia de los Estados Unidos.
Las altas culturas precolombinas surgieron en Mesoamérica y Sudamérica. De Norte a Sur podemos nombrar a los mexicas, mixtecas, toltecas, mayas, xincas, chibchas e incas. Los pueblos registrados son: Atacama, Ava guaraní, Aymara, Chané, Charrúa, Chorote, Chulupi, Comechingón, Diaguita-Calchaquí, guaraní, Huarpe, Kolla, Lule, Maimará, Mapuche, Mbyá guaraní, Mocoví, Omaguaca, Ona, Pampa, Pilagá, quechua, Rankulche, Sanavirón, Tapiete, Tehuelche, Toba (Qom), Tonocote, Tupí Guaraní, Vilela.
Mantienen y desarrollan sus entornos y sistemas ancestrales.
La cultura de América Latina comprende las expresiones formales e informales de los pueblos de América Latina, e incluye todo tipo de expresiones culturales, literarias, artísticas y también los elementos de la cultura moderna y popular como la música, el arte local, la danza, los elementos religiosos y sus costumbres.
¿Cuáles son las características de los pueblos originarios de América? Tienen sistemas sociales, económicos o políticos propios. Tienen lenguas, culturas y creencias propias. Mantienen y desarrollan sus entornos y sistemas ancestrales como pueblos específicos. La civilización de Caral, considerada la más antigua de América al desarrollarse hace 5 mil años en la costa central de Perú, realizó intercambios comerciales con otras sociedades de los Andes, la Amazonía, el sur de Ecuador y el norte de Chile, según su descubridora, la arqueóloga Ruth Shady.
La Cultura Maya fue una de las civilizaciones mesoamericanas más importantes en América; tenían mucho conocimiento astronómico, arquitectura peculiar, gran conocimiento de matemáticas y muchos más avances que otras civilizaciones de esa época no tenían. Las dos primeras civilizaciones que surgieron en la historia fueron la civilización mesopotámica, en un lugar llamado Mesopotamia (hoy Irak), entre los ríos Tigris y Éufrates. La civilización egipcia, alrededor del río Nilo.
Contesta: la cultura latinoamericana es sumamente compleja y diversa, fruto de un complejo proceso de sincretismo e hibridación que tuvo lugar tras la conquista y colonización del continente por los imperios ibéricos (España y Portugal) del siglo XV, y en menor medida por Francia.
La cultura contribuye de manera positiva y eficaz a través de estrategias y acciones que contemplan el desarrollo social y económico inclusivo, a la sostenibilidad medioambiental, la convivencia, la cohesión social, la paz y la seguridad.
COLUMNAS
Políticas estabilidad financiera
Saulo De León Durán
Superintendente de Bancos
Nos hemos referido en columnas anteriores a la resiliencia y estabilidad macroeconómica como una importante fortaleza del país, base para el crecimiento económico que, si bien no ha sido acelerado, sí ha sido sostenido, lo que se traduce en una paulatina mejora del ingreso por habitante, y por extensión se esperaría de las condiciones de vida de la población, que es en última instancia lo que importa.
Un aspecto fundamental de la estabilidad macroeconómica es, por supuesto, la estabilidad financiera, un concepto que la población intuye, pero que no siempre comprende, particularmente, lo relacionado con sus implicaciones.
Al respecto, pueden ofrecerse varias definiciones. Por ejemplo, el Banco Central Europeo indica que se puede definir como una situación en la que el sistema financiero -compuesto por intermediarios financieros, mercados financieros e infraestructura de mercado- es capaz de resistir perturbaciones y una corrección brusca de los desequilibrios financieros.
La SIB ha fortalecido la regulación y supervisión del sistema financiero.
De forma similar, la Reserva Federal (banco central) de los Estados Unidos de América apunta que un sistema financiero se considera estable cuando los bancos, otros prestamistas y los mercados financieros son capaces de proporcionar a los hogares, las comunidades y los negocios, el financiamiento que necesitan para invertir, crecer y participar en una economía que funcione bien y pueden hacerlo, incluso, cuando son golpeados por eventos o choques adversos.
Resulta evidente, en consecuencia, que mantener la estabilidad financiera es un elemento vital para las autoridades de banca central. Las crisis financieras suelen ser experiencias dolorosas que se traducen en una contracción de la actividad económica, inflación, depreciación del tipo de cambio y, en general, un retroceso en las condiciones de vida de la población.
Como alguna vez dijera el expresidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti: “El sistema bancario no conduce al paraíso, pero sí puede llevarnos al infierno en una tarde”. Como seguramente se recordarán, EE. UU. fue el protagonista de la denominada Crisis Financiera Mundial de 2007-2008, que ha sido calificada como su peor crisis desde la Gran Depresión de los años 30, la cual ocasionó una desaceleración de la actividad mundial, que también alcanzó a nuestro país.
Gracias a la fortaleza de las instituciones, al manejo prudente de las políticas económicas y a la confianza de los agentes económicos en el sistema financiero, Guatemala no ha experimentado una crisis financiera sistémica, como sí ha sucedido en varios países de la región.
En ese contexto, con propósito de actualizar y modernizar la tercera reforma monetaria y financiera, que como hemos indicado se realizó en 2002, la SIB ha fortalecido la regulación y supervisión del sistema financiero, por un lado, promoviendo la ampliación del perímetro de supervisión y, por otro, mediante la adopción de las recomendaciones de organismos internacionales para preservar la estabilidad del sistema financiero.
COLUMNAS
Hazlo. Si te da miedo, hazlo con miedo
Ing. Carmelo Durán
Sub- Director Ejecutivo
Recientemente participé en una serie de actividades en las cuales nunca me imagine pudiera tener la oportunidad de realizar, debido a que muchos de los factores estaban en contra: lugar, país lejano; cultura, totalmente diferente; idioma, distinto al que hablo; participantes, expertos internacionales en el tema; invitados, del más alto nivel: presidentes, primeros ministros, empresarios, autores internacionales, por mencionar algunos.
Tuve literalmente mucho, muchísimo miedo. Pude argumentar razones válidas y reales, tales como: “Tengo limitaciones de idioma y de experiencia, no soy experto internacional, etc.”. O razones no validas, por ejemplo: “Carmelo, invéntate cualquier excusa; Carmelo, simplemente decí que no; Carmelo, no llegues y ya, o, como decimos en Guatemala, Carmelo ‘hacete el loco’”.
Sin embargo, estaba enfrente de la oportunidad por la cual he trabajado, estudiado, realizado networking e invertido tiempo durante muchos años. No podía desaprovecharla y pasarme el resto de la vida reprochándome por la falta de coraje que tuve en ese momento. Las oportunidades no se presentan dos veces.
“El coraje no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de seguir adelante a pesar de él“
(Ambrose Redmoon).
Como frecuentemente suele suceder, nuestra mente es nuestro propio enemigo y nos juega en contra, presentándonos los escenarios más pesimistas, las peores consecuencias, etc. Sin embargo, la acción vence a la mente. Tomé la decisión de aprovechar la oportunidad, tirarme al agua, haciendo y dando lo mejor de mi parte y esperar los resultados.
¡Funcionó! Desde hace algún tiempo, cuando tengo que dirigirme al público, no elaboro previamente un discurso, sino que hablo con palabras que me salen en ese momento desde el corazón, palabras llenas de sinceridad, honestidad, humildad. Me di cuenta de que esa fórmula funciona en donde sea, con quien sea, cuando sea, tal como dice un anuncio clásico de una comida guatemalteca.
¿Pudo haber salido mejor? por supuesto, ¿pude haber hablado mejor? por supuesto, ¿pude tener mejores resultados? por supuesto. Pero, dada la lucha interna que tenía, para mí lo importante es haberlo hecho, aprender y de ahí viene la mejora a las acciones previas.
¿Qué lecciones aprendí? Muchas, muchísimas, de las que comparto en este momento puedo mencionar: Hay que soñar, pero principalmente ejecutar; es válido tener miedo, lo importante es enfrentarlo; hay que planear, pero evitar la parálisis que el análisis provoca; no hay que tener miedo a equivocarse, es peor la inacción; hay que dominar la mente. Perfecto solo Dios, los seres humanos estamos constantemente aprendiendo, equivocándonos, corrigiendo, haciéndolo mejor la próxima vez y así toda la vida.
Aunque me considero un promotor del cambio, de romper reglas y el statu quo, todos en algún momento tenemos miedo o mejor dicho todos tenemos miedos. El problema no es tenerlos, el problema es no enfrentarlos.
Suena como canción de Arjona; sin embargo, estoy convencido de que esa es la causa de muchos de los males que la humanidad tiene actualmente. Actualmente, la Comisión Presidencial de Gobierno Abierto y Electronico (GAE) es una de las entidades encargadas de promover la Ley para la simplificación de Requisitos y Trámites Administrativos (Decreto 5-2021), con aplicación en las instituciones del Organismo Ejecutivo.
Es una excelente oportunidad para generar un cambio que considero, no la podemos desaprovechar. En la Comisión GAE, estamos conscientes y comprometidos en apoyar con toda la voluntad y trabajo a las instituciones a realizar los cambios necesarios, para alcanzar el objetivo de lograr que el Gobierno tenga un mejor y mayor acercamiento hacia el ciudadano. Por último, comparto el consejo que me dio una persona en redes sociales: “El coraje no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de seguir adelante a pesar de él.” (Ambrose Redmoon).
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