María Lola Villagrán
Coordinadora programas de estudios de posgrado
El término “talento”, últimamente más reconocido en el ámbito de las organizaciones, se define como: la capacidad que tiene una persona de entender y comprender cómo debe desempeñarse; lo que implica resolver problemas y tomar decisiones oportunas, tener aptitudes que le permiten ser eficiente en el cargo que ocupa u ocupará; para ello, sus habilidades, destrezas y competencias se ponen de manifiesto a fin de lograr un buen desempeño en los ámbitos personal e institucional.
Por lo que es importante aclarar que el recurso humano está representado por el conjunto de personas que integran la organización, y el talento humano se caracteriza por las cualidades y particularidades de cada persona, así como la diversidad de profesiones u ocupaciones a quienes se les determinan sus competencias y que, por lo tanto, se hace necesario identificar el potencial individual que poseen.
Las personas son como el corazón de toda institución que con su potencial impulsan todas las actividades de esta. Anteriormente, el “talento humano” se reconocía como relaciones industriales, respondiendo a los sistemas de la revolución industrial; seguidamente, se identificó como administración de recursos humanos con una visión más dinámica entre organización y personas; luego, administración de las personas: este enfoque da importancia a las personas con sus individualidades y aportes a la organización.
La propuesta es administrar con las personas, lo que incluye a la organización.
En la actualidad, la propuesta es administrar con las personas, lo que incluye a la organización y sus colabores de forma activa y dinámica en el establecimiento de estrategias y toma de decisiones en pro del logro de los objetivos; se potencializa el sentir, el pensar y el actuar, creando un ambiente de identidad y propósitos en común, llevando a resultados satisfactorios, tanto para la organización como para las personas.
Actualmente, las organizaciones se refieren a la gestión del talento humano, el cual tiene como propósito promover el desempeño eficiente de las personas, en consonancia con el logro de objetivos institucionales y personales, considerando los factores internos y externos en los que se desempeña el personal; para ello, las instituciones tienen que planear, organizar, desarrollar y controlar técnicas que faciliten el proceso para lograrlo.