Unidad de Comunicación de WFP Guatemala
En el corazón de Guatemala, un país que enfrenta desafíos significativos en términos de nutrición y seguridad alimentaria, se encuentra una historia de esperanza y resiliencia.
Guatemala, tristemente conocida por tener la sexta tasa más alta de retraso del crecimiento en el mundo y la más alta en América Latina y el Caribe, lucha con una realidad en la que más de 4 millones de personas han sido afectadas por la inseguridad alimentaria aguda.
Para enfrentar estos desafíos, el Programa Mundial de Alimentos (WFP), con el apoyo de la Unión Europea, lanzó el Programa PRO-Resiliencia en 2020.
Este programa tiene como objetivo transformar la vida de 6,000 hogares, alrededor de 30,000 personas, en el Corredor Seco de Guatemala, específicamente en los departamentos de El Progreso, Chiquimula y Zacapa.
Este programa tiene como objetivo transformar la vida de 6,000 hogares, alrededor de 30,000 personas, en el Corredor Seco de Guatemala.
A través de acciones que ayudan a las comunidades a adaptarse al cambio climático, el programa busca generar resiliencia ante las adversidades climáticas.
El Programa PRO-Resiliencia no trabaja solo. Colabora con una red de socios gubernamentales, Naciones Unidas, ONGs, academia y sector privado, todos unidos por la meta de lograr un desarrollo sostenible a largo plazo en estas comunidades.
Este esfuerzo se realiza mediante un modelo que WFP denomina “resiliencia integrada”, el cual aborda integralmente los retos de las comunidades.
Las acciones se enfocan en mejorar los niveles de seguridad alimentaria y nutrición, generar oportunidades económicas sostenibles, fortalecer la cohesión social, fomentar el empoderamiento y la participación de mujeres y jóvenes en la toma de decisiones, y promover la gestión ambiental local para el uso eficiente de los recursos naturales.
Los logros del programa son notables. La dieta mínima aceptable en menores de dos años ha aumentado del 0% al 13%. Además, los hogares clasificados con inseguridad alimentaria grave y moderada han disminuido un 5%.
También ha aumentado las capacidades de las comunidades para adaptarse a los impactos del cambio climático, asegurando que los hogares vulnerables, sus medios de vida y los ecosistemas de los que dependen sean más resilientes.
La mejora de las capacidades institucionales a todos los niveles apoya transformaciones sostenibles de los sistemas alimentarios a nivel individual, comunitario y sistémico.
El testimonio de los participantes del programa refleja su influencia positiva. Han visto cómo el programa ha mitigado el cambio climático, generado ideas y proyectos para diversificar sus ingresos, empoderando a las mujeres, mejorado la nutrición y la salud, promovido la sostenibilidad ambiental y fomentado la innovación.
Gracias a estos resultados, el WFP está decidido a continuar con los esfuerzos del programa, con el apoyo fundamental de la Unión Europea. Un factor clave para el éxito del programa ha sido la integración de las comunidades en todas las actividades, promoviendo así la sostenibilidad y resiliencia a largo plazo.
El Programa PRO-Resiliencia no solo ha transformado vidas, sino que ha sembrado las semillas de un futuro más prometedor para miles de familias en Guatemala. Con cada logro alcanzado, desde la mejora en la nutrición infantil hasta la creación de oportunidades económicas sostenibles, se construye un camino hacia la autosuficiencia y la esperanza.
