Muchas de las actividades de la época han sido suspendidas.
La pandemia de Covid-19, por segundo año consecutivo, deja en suspenso la mayoría de actividades de la Semana Santa, que ahora solo son un recuerdo para los devotos, alrededor del mundo. Sobre todo, procesiones y representaciones en vivo.
En Filipinas, el país asiático con el mayor número de católicos, algunos llevan al extremo la penitencia, flagelándose mientras les brota sangre por la espalda. “Es realmente doloroso, pero una vez que estás abajo y ves las caras de expectación de la gente, todo el dolor se va”, refiere Rubén Enaje, quien en años pasados representó a Jesús.
Cada Lunes Santo, en la localidad salvadoreña de Texistepeque se libra una lucha entre el bien y el mal, entre Jesús y el diablo. Los talcigüines, endiablados, vestidos de rojo y con máscaras, se enfrentan a Jesús en la calle. Hoy solo se guardan las fotos de ese evento.
La imagen de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana, una de las esculturas religiosas más populares y con más culto de Sevilla, España, tampoco saldrá a las calles.
Sin embargo, en otros países como Nicaragua sí se celebró el viacrucis acuático, pero sin participación de las autoridades eclesiásticas ni las multitudes de fieles. Una veintena de embarcaciones, casi vacías, siguió de lejos a la réplica de la imagen de Jesús por el Gran Lago de Nicaragua.
Redacción, EFE.