Sebastián toledo
La participación de las personas con discapacidad en los procesos electorales empezó a tener notoriedad a partir de 1989, cuando un grupo de jóvenes con discapacidad visual realizó acercamientos con autoridades del Tribunal Supremo Electoral.
En aquella oportunidad fue para procurar su inclusión en las elecciones generales del país, pero conforme fue transcurriendo el tiempo, se dieron pasos para buscar su intervención en otros espacios de participación política y pública, tal como se establece en los mandatos constitucionales.
Además de hacer valer el derecho de elegir y ser electos, también se planteó la necesidad de estar considerados en los planes de gobierno al igual que otros sectores, propuesta que gradualmente se ha venido alcanzando. En el actual proceso electoral, algunos partidos políticos hablan del tema de discapacidad.
La acción es el resultado de la visibilidad que las personas con discapacidad damos a nuestros derechos.
La acción es el resultado de la visibilidad que las personas con discapacidad damos a nuestros derechos, pero también, se da porque poco a poco los actores políticos van comprendiendo la magnitud de la exclusión que enfrentamos. Ya que las barreras que limitan la participación del sector en igualdad de condiciones tiene efectos negativos en el desarrollo humano en general, debido a que genera rezagos para un número significativo de habitantes.
Nos hemos percatado de que en la mayoría de los grupos que participan en la actual contienda electoral, más de algo han contemplado sobre los derechos de las personas con discapacidad, pero hasta el momento hay cuatro grupos que proponen acciones
concretas.
Por lo que las organizaciones representativas del sector deben motivar a sus asociados para que analicen los diferentes planteamientos y su viabilidad.
Debemos conocer a cabalidad las propuestas que se plantean desde el Organismo Ejecutivo, el Legislativo y la agenda municipal para ejercer un voto informado, que estén en congruencia con las orientaciones de los instrumentos internacionales, ya que las propuestas que luego se plasmarán en acciones de Estado tendrán que ajustarse a los compromisos que Guatemala ha asumido ante los organismos internacionales y dar un seguimiento de avances, para que realmente valga la pena que se hable de nosotros.
