La tradición brasileña manda a saltar siete olas en el mar para atraer buenos augurios en el año nuevo. Con su moda playera, la Sao Paulo Fashion Week (SPFW), que arrancó el domingo, también acude al mar para conjurar la crisis.

La 44 edición aprovecha escenarios de Sao Paulo para mostrar sus apuestas de verano, la estación en la que más se ha destacado la moda de este país identificado tradicionalmente con la alegría, pero acosado por la recesión, los escándalos de corrupción y la violencia. «Brasil vive un momento delicado, contaminado por una seguidilla de noticias negativas (…). Pero no es eso, es un país y una nación de una riqueza y una diversidad sin par, no podemos sentir vergüenza de Brasil», afirmó Paulo Borges, director creativo de la SPFW. 

La actividad abrió el fin de semana con la pasarela de Iódice, en el recién inaugurado hotel Palacio Tangará. Con colores fuertes, la marca mostró figuras geométricas, siluetas ajustadas, algunas estampas floridas, cierres y muchos flequillos en su colección Tropical Art.

La dupla Alexandre Herchcovitch-Fábio Sousa presentó en el Teatro Municipal lo nuevo de À La Garçonne: un visual ecléctico que dejó poca piel a la vista y se valió de estampas floridas, militares y animales. Pantalones, bodies y chaquetas en telas brillantes completaron la muestra. «Vamos de ropa bien callejera a vestuario de fiesta para invertir los valores y no tener un tipo de dictadura para la moda», afirmó Herchcovitch.

Ayer, la propuesta playera de Vix Paula Hermanny abarcó sus acostumbrados tonos turquesa, rojo, naranja, blanco y negro con bikinis y enterizos, en su mayoría unicolores, cubiertos con vestidos y pantalones de estampas simples. Otro destacado fue la nueva colección de Paula Raia, que privilegió tonos pastel y un estilismo etéreo, mientras Osklen presentó una pasarela inspirada en la obra de la pintora Tarsila do Amaral (1886-1973), creadora en los años 20 del Movimiento Antropofagia en las artes plásticas.

Todas las edades y tallas

Participantes tradicionales como Helô Rocha, Animale, Gloria Coelho y Ronaldo Fraga son como siempre aguardados. Fraga, cuyos desfiles nunca pasan desapercibidos, se estrenará con una línea dedicada también a la playa. El diseñador de Minas Gerais ofrecerá una pasarela más relajada y su propuesta estará aderezada por lentes de Moon y zapatos Nuu Shoes. Mientras que Coelho prometió un desfile con modelos de distintas edades para enmarcarse en la tendencia, cada vez más presente, de que la moda no tiene edad ni talla única.

Las invitadas internacionales son la rusa María Kazakova, de Jahnkoy, con una muestra deportiva que retrata un choque de culturas, y la brasileña radicada en Australia Vanessa Moe, quien trae Circles, en colaboración con indígenas de Oceanía.

El cierre de SPFW, el viernes, estará a cargo de la marca de cosméticos Natura, que mostrará una línea desarrollada durante esta misma semana con apoyo de talentos locales.

Es el primer año que la actividad está adaptada a la lógica del «Vea ahora, compre ahora» que minimiza los tiempos entre desfiles y venta, por lo que los fashionistas no tendrán que esperar seis meses para echarse sobre el cuerpo sus prendas favoritas.

En momentos de tensión política y económica, los organizadores apostaron por incorporar al calendario de desfiles charlas de innovación con emprendedores nacionales, así como muestras de talento brasileño en gastronomía, música y arte.

En paralelo a la fiesta ideada por Paulo Borges hace no menos de dos décadas, diseñadores menos conocidos en la ciudad lanzaron este fin de semana una versión sólo para tallas grandes. «El mundo está hecho para delgados, todo es muy difícil (para personas con sobrepeso) y eso te deja triste, el mundo te restringe», comentó la modelo Bia Gremion.

Fotos: AFP.

Priscilla León López