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COLUMNAS

San Fermín en las artes suntuarias

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Por: Ricardo Fernández Gracia, Director de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro.

Junto a las esculturas y pinturas de San Fermín, se conservan un buen número de piezas pertenecientes a las denominadas artes suntuarias, si bien debió haber muchas más, porque eran precisamente las que, por su valor y tamaño, estaban más al alcance de los hogares y junto a las personas en tiempos pasados, cuando el fenómeno religioso estaba tan unido a la sociedad. Una medalla para llevar o un grabado para colgar en la pared doméstica fueron piezas muy presentes en la vida cotidiana hasta el siglo XX. Asimismo, son reseñables algunos objetos de plata y vidrieras, en este caso más ligados al patrimonio eclesiástico, al igual que moldes de barro policromado del segundo tercio del siglo XVII para realizar pequeñas imágenes del santo con el escudo de Navarra.

Los modelos iconográficos son los de las artes figurativas del momento. La  caracterización del santo es muy sencilla: un obispo con vestiduras e insignias episcopales, anillo, báculo y la mitra.  La capa pluvial de color rojo alude a su martirio. El rostro moreno no fue exclusivo del busto relicario de su capilla, su imagen oficial, sino que se repitió en otras obras. Respecto a los tipos iconográficos, únicamente contamos con la imagen aislada como obispo y en cuanto a las escenas de su vida, hay que hacer notar que son escasas, destacando las representaciones de su martirio.

Las estampas devocionales

Las estampas grabadas constituyeron, en tiempos pasados, un medio fundamental a la hora de difundir devociones, ya que por un módico precio se podía satisfacer el deseo de empatizar con unos iconos de referencia. En el caso de San Fermín  de la parroquia de San Lorenzo, una versión un tanto libre del mismo, nos la proporciona el grabado que ilustra las Constituciones de la Real Congregación de San Fermín de los navarros, obra de Juan Francisco Leonardo de 1684 y que también se tiró aparte. El grabador reprodujo un busto relicario más alargado que el modelo pamplonés y con el relicario dispuesto horizontalmente respecto a su eje.

La primera estampa suelta conservada, como tal, fue realizada por el platero pamplonés Fermín Galindo a fines del siglo XVII y reproduce el busto de la parroquia de San Lorenzo. No se debió tirar con profusión y el único ejemplar que conocemos se custodia en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Otra versión más libre, con gesto declamatorio ofrece el grabado de Bernard Picart, realizado en 1714, cuya plancha regaló el baztanés don Norberto de Arizcun a la ciudad de Pamplona para estampar cuantas imágenes hicieran falta. El ayuntamiento la adoptó como imagen oficial del santo, al prevenir, por acuerdo municipal de 1715 a todos los impresores de la ciudad que siempre que necesitasen sacar retratos del patrón, lo hiciesen con la citada matriz. Su éxito fue notable y las estampaciones fueron aprovechadas en diferentes momentos por las autoridades para requerir fondos y preseas para el adorno de la capilla. En ocasiones se estamparon tafetanes y sedas destinadas a autoridades civiles y eclesiásticas. Además, su plancha fue copiada literalmente por José Dordal, sobresaliente grabador aragonés, en 1798, a costa de una carmelita descalza, posiblemente Fermina de la Santísima Trinidad (Berrueta), del convento de San José de Pamplona, fallecida en 1806.

En 1721, el platero establecido en Pamplona, Juan de la Cruz, abrió una plancha dedicada a la Virgen del Camino. En su parte inferior aparecen San Fermín y San Saturnino. Fue retocada en numerosas ocasiones y sirvió como modelo para lienzos y otras obras en bordado en Navarra, España e incluso Nueva España.

El grabador de las ilustraciones de los Anales de Navarra, en su edición pamplonesa de 1766, José Lamarca, realizó una gran plancha reproduciendo el trono del santo en su capilla en 1756 que serviría de modelo para lienzos, como el rubricado por Pedro Antonio de Rada del Archivo Municipal o la versión neoclásica de la parroquia de Irañeta, firmada por Miguel Sanz Benito en 1849.

Aunque no fueran realizadas en Navarra, hay que citar, por su proyección, las planchas que la Real Congregación de San Fermín de los navarros encargó en Madrid en el siglo XVIII a insignes artistas como Juan Bernabé Palomino, Manuel Espinosa o fray Matías de Irala. En algunos casos, como en la estampa de Palomino, la composición se completa con figuras de convertidos, tullidos e, incluso al fondo se da cabida al sepulcro del santo, de donde parten luces que atraen a diversos enfermos.

Universidad de Navarra
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COLUMNAS

Respeto a los paganos

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Leonel Guerra Saravia
[email protected]

Hace muchos años no existían el Papamóvil ni el Vaticano, pero el humano siempre investigaba para justificar su existencia. Existía mucho paganismo, alguno por no investigar y otros para justificar.

Paganismo nórdico o paganismo escandinavo (en nórdico antiguo: heidindómr) es un término utilizado para describir las tradiciones religiosas comunes entre las tribus germánicas que habitaban en los países nórdicos antes y durante la cristianización de Europa del norte.

El paganismo nórdico es un subconjunto del paganismo germánico, practicado en las tierras habitadas por las tribus germánicas en casi toda Europa central y septentrional, durante la época vikinga.

Diversas ciencias humanas se han interesado por el fenómeno religioso.

El conocimiento actual sobre el paganismo nórdico ha sido inferido por los resultados arqueológicos, etimológicos, y por los materiales escritos de la época. Algunos expertos como Georges Dumézil, sugieren que diversos elementos estructurales y temáticos dentro de las certificadas ideas religiosas escandinavas, ubican al paganismo escandinavo, dentro de la estructura básica de la expresión pan-indoeuropea de las ideas espirituales como un todo.

La religión escandinava es un fenómeno cultural, y, como la mayoría de las creencias folclóricas anteriores a la alfabetización, sus practicantes, probablemente, no tenían un nombre para su religión, hasta que entraron en contacto con forasteros o competidores.

Los vikingos consideraban que los diversos seres sobrenaturales en los que creían, no solo dioses sino también elfos, gigantes y otros muchos, habitaban mundos que los humanos no percibían y con los que raramente podían interactuar, pero cuyos destinos estaban ligados al suyo. Más allá de la fe: existen entre las principales religiones del mundo: cristianismo. Judaísmo.

Hinduismo. Budismo. Islam. Religión suele definirse como un sistema cultural de determinados comportamientos, prácticas, cosmovisiones, éticas, morales, textos, lugares sagrados, profecías u organizaciones que relacionan la humanidad a elementos sobrenaturales, trascendentales, místicos o espirituales. Es decir, el método de otras ciencias enriquece el debate religioso.

Diversas ciencias humanas se han interesado por el fenómeno religioso desde sus respectivos puntos de vista como por ejemplo la antropología, la sociología, la psicología y la historia de las religiones. Por otro lado, disciplinas como la fenomenología de la religión estudian específicamente sus manifestaciones intentando dar con una definición exhaustiva del fenómeno y mostrar su relación con la índole propia del ser humano.

En secciones subsecuentes se desarrollan más elementos para el análisis de la religión. No olvidemos que el humano seguirá investigando.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Tejiendo la red del progreso en Guatemala

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M.A. Pamela Sandoval Polanco

Dirección de Gobierno Electrónico -GAE-pamela.sandoval
@transparencia.gob.gt

A lo largo de la historia, la tecnología ha sido el hilo conductor de una evolución constante. Desde las rudimentarias herramientas de piedra hasta los sofisticados dispositivos inteligentes de hoy, cada avance tecnológico ha marcado un nuevo capítulo en nuestra relación con el entorno.

La era manual, con su inherente necesidad del contacto humano, dio paso a la era electrónica, una época definida por máquinas activadas con solo presionar botones y mover palancas.

Ahora, nos encontramos inmersos en la era digital, un tiempo donde la información binaria permea todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, redefiniendo nuestra existencia en este moderno universo de datos.

Esta revolución digital ha transformado no solo las herramientas que utilizamos, sino también nuestras estructuras sociales, económicas y culturales, instaurando un nuevo paradigma donde la adaptabilidad y la innovación son esenciales para el progreso individual y colectivo.

Estas herramientas digitales, ahora esenciales en nuestra vida diaria, se incorporan considerablemente en el ámbito laboral, educativo y recreativo, por mencionar algunos, logrando que más personas puedan acceder, aprender e interactuar desde cualquier lugar y a su propio ritmo.

La Agenda Digital va más allá de alcanzar objetivos; es una visión de progreso y accesibilidad compartida por todos.

En el ámbito de la administración pública, implica la reestructuración y modernización de los servicios gubernamentales para mejorar la eficiencia, la transparencia y la participación ciudadana. Va más allá de adoptar nuevas tecnologías, implicando una transformación de procesos y cultura organizativa.

Enfrenta retos clave para mantener su relevancia y proteger los derechos de los ciudadanos. Por tanto, en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, algunos disfrutan de las ventajas de la era digital, otros quedan rezagados, limitando su acceso a oportunidades educativas, económicas y sociales.

Frente a este desafío, las agendas digitales de gobierno emergen como planes estratégicos para cerrar esta brecha y fomentar una participación equitativa en la sociedad digital.

En Guatemala, la reciente promoción de la Agenda de Gobierno Digital es un paso adelante en la transformación digital y el uso de las TIC en la sociedad, buscando mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y promover el desarrollo económico. Se consideran aspectos clave como la identidad digital, la interoperabilidad, la ciberseguridad y los pagos digitales.

La identidad digital es un pilar en la modernización y transformación, permitiendo a los ciudadanos realizar transacciones financieras, comerciales, contractuales y legales sin restricciones geográficas.

La interoperabilidad es crucial, ya que mejora la prestación de servicios y la experiencia ciudadana, impulsando el comercio electrónico. La ciberseguridad es vital para la protección digital de personas individuales y jurídicas. Para el avance de la agenda digital, la colaboración entre sectores de la sociedad  es esencial. 

Esta cooperación debe enfocarse en crear oportunidades y acceso inclusivo a servicios públicos innovadores, asegurando interacciones efectivas y legalmente protegidas, y transacciones internas y externas seguras y transparentes.

El esfuerzo conjunto de todos los participantes en la modernización de la administración pública es digno de elogio. El objetivo es facilitar que cada ciudadano obtenga la información y los recursos que requiere de manera sencilla y rápida.

Cada iniciativa digital y cada servicio que se transforma al entorno digital son pasos fundamentales hacia una sociedad más interconectada, ágil y trasparente. La Agenda Digital va más allá de alcanzar objetivos; es una visión de desarrollo y accesibilidad compartida por todos.

Este esfuerzo colectivo nos impulsa hacia un futuro innovador, invitándonos a ser arquitectos activos de un legado digital duradero y a asegurar que la tecnología sea un pilar de progreso, igualdad y bienestar para cada guatemalteco.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Hubs para la ciudad (II)

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Pablo Allard Serrano

Facultad de Arquitectura y Arte

Estos espacios no solo ofrecen oportunidades económicas y desarrollo comunitario, sino que también juegan un papel significativo en la percepción de seguridad de un espacio urbano determinado, lugares que adquieren una sensación de cuidado que por lo general supera los límites del terreno, ampliando su rango de acción alrededor de barrios y ciudadanos que comienzan a relacionarse con estos Hubs.

En Santiago existen varios Hubs urbanos impulsados por instituciones públicas: HUB Providencia, La Fábrica en Renca, La Paz 482 en Independencia, HUB Vitacura, Corporación Yunus en Peñalolén, por nombrar algunos.

En Santiago existen varios Hubs urbanos.

Estos han generado externalidades positivas a través del emprendimiento, la cultura, la innovación, la acción social y la exploración tecnológica.

Los espacios públicos y las infraestructuras públicas que se abren al barrio hacen más seguros, atractivos y activos estos espacios, se fomenta la participación comunitaria y se disuade la actividad delictual. Además, la presencia de Hubs en áreas previamente descuidadas puede actuar como un catalizador para la inversión y el desarrollo, instalando nuevos servicios, creando comercio y nuevos espacios públicos.

Tal es el caso de la Fábrica de Renca, que recuperó un supermercado abandonado y al poco tiempo floreció el comercio a su alrededor.

Al ofrecer oportunidades económicas, fomentar la innovación en seguridad y transformar el entorno urbano, estos centros además ofrecen oportunidades para el desarrollo local y pueden contribuir a crear ciudades más seguras y prósperas para todos sus habitantes.

Colaborador DCA
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