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COLUMNAS

Reporte de guerra

El dominio del espacio aéreo es la próxima confrontación.

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Dr. Jorge Antonio Ortega G.

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Ucrania inicia una nueva fase en las operaciones ofensivas, mientras los aliados de occidente resuelven la problemática del financiamiento para continuar el apoyo militar a los ucranianos en la defensa de su soberanía e integridad territorial.

Los ataques profundos al territorio ruso con drones indican que Kiev está dispuesto a escalar la confrontación y llevar la guerra al corazón de la industria y refinerías de Rusia. El mes recién pasado un dron ucraniano recorrió 1,250 kilómetros hasta San Petersburgo, destruyó parcialmente una terminal petrolera y paralizó las exportaciones.  En igual forma, otra refinería fue impactada en Krasnodar, un depósito de combustible en Klinstky y una planta de producción de explosivos en Tambov.

Lo anterior deja al descubierto la incapacidad de la defensa aérea rusa de derribar los drones ucranianos. A principios de año, un ataque con drones logró impactar a 1,850 kilómetros de Ucrania a un depósito de combustible en Oryol, en las afueras de la ciudad de Nizhny Tagil, dichos artefactos superaron su alcance. Esta campaña ofensiva contra las instalaciones petroleras se inició en mayo del año recién pasado.

El dron Ust- Uluga, de acuerdo con Olekasndr Kamysin, ministro de Industrias Estratégicas de Ucrania, tuvo un costo de 350 dólares americanos. La precisión de dichos artefactos pone en riesgo real la totalidad de instalaciones rusas situadas al oeste de los montes Urales. Los objetivos de la ofensiva con drones es una demostración de que Ucrania está haciendo su parte por desarrollar métodos propios de ataque, independiente de la asistencia de sus aliados de occidente. 

La capacidad de golpear a grandes distancias por parte de los ucranianos a las instalaciones estratégicas que sostienen la movilidad, comunicaciones y abastecimiento de las fuerzas rusas, responde a la duda sobre las habilidades y destrezas de las fuerzas ucranianas de crear soluciones locales mientras los occidentales siguen debatiendo si proporcionan misiles de largo alcance como el Taurus o el ATCMS

El efecto de esta ofensiva es polivalente debido al resultado mediático con las imágenes de las refinerías ardiendo y sus consecuencias en el abastecimiento de combustible a la industria, la población y las fuerzas empeñadas en combate, lo cual tiene un efecto inmediato. La batalla por la opinión pública es medular para mantener el respaldo al gobierno y la guerra iniciada por Putin.

Ucrania busca incrementar la sensación de inseguridad en todas las poblaciones rusas que no están exentas de ser alcanzadas, y que el territorio ruso también está afectado por una “operación especial” que fue presentada como un paseo militar, pero que en la práctica es una guerra formal con un resultado incierto. El Kremlin puede censurar y controlar la información del curso real de la guerra, pero no puede ocultar las columnas de humo de las refinerías y depósitos de combustible ardiendo. 

Un factor en juego y determinante son las elecciones presidenciales rusas del 15 de marzo; Ucrania le apuesta a deteriorar aún más la imagen de Putin con los fracasos en la guerra, la debilidad de sus defensas, la escasez provocada por la guerra, la inflación que supera un 20 por ciento, el desabastecimiento a la población en general y a las tropas en lo particular.

Otro factor es el dominio del espacio aéreo, Moscú deberá tomar una decisión, si mantiene sus defensas aéreas donde se encuentran o las mueve para defender fábricas y refinerías, debido a que en marzo se espera la llegada de los primeros F-16 Fighting Falcon entregados por Estados Unidos, Dinamarca y Países Bajos. Rusia tendrá que asumir el desafío en su cielo y retaguardia; ahora se entiende el énfasis de Ucrania de destruir radares y baterías antiaéreas en territorios ocupados. El dominio del espacio aéreo es la próxima confrontación.

Dr. Jorge Antonio Ortega G.
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COLUMNAS

Premios por trayectoria y aportes al arte guatemalteco

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Fernando Soto, 

Director de Fomento de las Artes, Ministerio de Cultura y Deportes 

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Guatemaltecos, cuyos nombres han trascendido las fronteras de nuestro país por su valor artístico, forman una constelación de estrellas en el firmamento del arte nacional. Nombres como Joaquín Orellana, Carlos Mérida, Efraín Recinos o Miguel Ángel Asturias, son algunas de estas figuras del arte nacional que dan renombre a Guatemala en el universo artístico. 

El Estado de Guatemala, por medio del Ministerio de Cultura y Deportes, constitucionalmente tiene la obligación primordial de proteger, fomentar y divulgar la cultura nacional y, anualmente, reconoce a los artistas por medio de la entrega de los Premios por Trayectoria y Aportes al Desarrollo del Arte.

El Estado tiene la obligaciòn de proteger, fomentar y divulgar la cultura nacional.

Marimba, teatro, danza, música, artes visuales y artes circenses son las disciplinas en las que se premia a mujeres y hombres guatemaltecos dedicados al arte nacional, enalteciendo, reconociendo y valorando a las y los guatemaltecos dedicados al quehacer artístico nacional.

Durante el año se entregan los premios a los artistas en cada una de las disciplinas en las que han destacado, contribuyendo al desarrollo del arte, ya sea por medio de la docencia, la proyección de su arte como destacado intérprete, o la labor  creadora de obras artísticas, fruto de años de dedicación y esfuerzo, sirviendo como ejemplo a las nuevas generaciones de niños y jóvenes que inician o se están formando en el arte y, a la vez, proyectando su obra creadora a la sociedad guatemalteca, dejando un legado artístico que muestra  la grandeza del arte a nivel nacional e internacional.

Educadores que transmiten a las nuevas generaciones su conocimiento y experiencia en las escuelas de arte, conservatorios o academias comunitarias que existen en el territorio nacional;  dramaturgos, compositores y coreógrafos que  plasman en su obra historias y vidas, paisajes sonoros, lenguajes corporales cadenciosos con el fin de transmitir una idea, un momento, un mensaje, un recuerdo o una realidad; músicos, actrices y actores, bailarinas y bailarines, escultores y pintores, payasos, acróbatas y magos que han dejado su vida en las tablas, en teatros, en galerías, en parques, iglesias, edificios, en festivales o en donde se pueda hacer un escenario o montar una exposición y presentar ante un público diverso y colorido el fruto de la obra creadora
individual o colectiva.

Mientras sigamos reconociendo y valorando a nuestros artistas, seguiremos llenando de estrellas el firmamento artístico de nuestra Guatemala.

Colaborador DCA
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La crisis de la verdad: deepfakes y desinformación

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El Informe sobre Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial destaca las principales amenazas que enfrentará el mundo. Entre las más urgentes para los próximos dos años se encuentran la desinformación, los fenómenos meteorológicos extremos, la polarización social, ciberataques y los conflictos armados. 

La desinformación, entendida como información falsa difundida sin intención y como aquella creada deliberadamente para engañar, destaca como una de las amenazas más preocupantes. Dentro de este fenómeno, se incluyen las deepfakes: videos o audios generados con inteligencia artificial que imitan a personas reales diciendo o haciendo cosas que nunca ocurrieron.

No se trata solo de una amenaza tecnológica, sino también de un reto cultural.

Estas herramientas, que utilizan modelos de aprendizaje profundo para crear contenido casi indistinguible de la realidad, están ahora al alcance de cualquiera con acceso a un software básico, convirtiéndose en una poderosa arma de manipulación.

En un país como Guatemala, donde persiste la polarización política y la desconfianza en las instituciones, las deepfakes representan un riesgo enorme.

La rapidez con la que se difunde la información a través de plataformas como Facebook, WhatsApp o TikTok, sumada a la tendencia de la población a consumir información superficial sin verificarla, crea un terreno fértil para el éxito de este tipo de
manipulaciones.

Crear un deepfake no requiere de equipos sofisticados; basta con programas accesibles y suficiente material visual de la persona que se desea imitar. Casi cualquiera con intenciones maliciosas puede producir contenido para difamar a figuras públicas, marcas o influir en decisiones políticas y sociales. En un país donde muchos ciudadanos se quedan en la superficie de lo que ven o escuchan, las consecuencias  pueden ser tremendas.

Vivimos en una era de sobrecarga de información y contenido instantáneo, donde la veracidad de los hechos importa menos que las emociones que estos generan.  

Campañas de desprestigio y contenidos falsos no solo capturan la atención del público y manipulan sus percepciones, sino que también distorsionan la verdad y alimentan la polarización social, aumentando el clima de desconfianza.

A nivel global, estudios como los del MIT han demostrado que las noticias falsas y los deepfakes, se difunden más rápido y llegan más lejos que las noticias verdaderas, especialmente en el ámbito político. Esto se debe a su novedad, apariencia y a su capacidad de generar emociones fuertes como miedo, disgusto y sorpresa, haciéndolas más propensas a ser compartidas en redes sociales.  

No se trata solo de una amenaza tecnológica, sino también de un reto cultural. Las redes sociales, que surgieron como espacios para la libre expresión, hoy pueden adormecer el razonamiento crítico, convirtiendo a los usuarios en presa fácil de la manipulación. En lugar de profundizar y cuestionar, muchos se quedan en la superficie de los titulares y contenidos virales, adoptando posturas emocionales antes que basadas en hechos.

Como ciudadanos, tenemos una gran responsabilidad ante esta amenaza. No debemos consumir toda la información que nos llega sin cuestionarla. Necesitamos practicar un escepticismo saludable, fomentar la alfabetización mediática, la cultura de verificación y análisis crítico educándonos para identificar y combatir la desinformación.

Si no aprendemos a discernir entre la verdad y la manipulación, seguiremos siendo vulnerables y presas fáciles. Solo con una ciudadanía informada y crítica podremos proteger nuestro derecho a tomar decisiones .

Colaborador DCA
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Un compromiso municipal con la discapacidad

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Unidad de Comunicación y Relaciones Públicas
CONADI, Guatemala.

En Guatemala, se estima que 1,025,465 personas viven con al menos una dificultad, lo que equivale al 9.53% de la población total. Durante muchos años, las personas con discapacidad en nuestras comunidades han sido olvidadas y excluidas de diversos ámbitos sociales.

Este es un tema de preocupación para el Comité de Expertos de las Naciones Unidas, que, desde la ratificación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en Guatemala, ha emitido 83 observaciones y recomendaciones al Estado guatemalteco.

Las OMD representan el enlace entre las personas con discapacidad y las entidades municipales.

Para cumplir con estas recomendaciones el CONADI, cuenta con el Departamento de Servicio Nacional de Discapacidad. A través de sus delegados departamentales trabaja con organizaciones e instituciones dedicadas a las personas con discapacidad.

El objetivo es influir en la voluntad política de las autoridades para que integren la temática de discapacidad en los Planes, Programas, Proyectos y Políticas municipales.

En seguimiento a este mandato, CONADI colabora activamente en la Comisión Departamental de Discapacidad (CODEDIS) y con la Comisión Municipal de Discapacidad (COMUDIS); y a partir de la publicación del Acuerdo Gubernativo 137-23024, el pasado 2 de septiembre en el Diario Oficial, el CONADI podrá participar con voz y voto en los Consejos Departamentales de Desarrollo Urbano (CODEDES).

Estos esfuerzos buscan fomentar la participación ciudadana y crear espacios específicos para la instalación de Oficinas Municipales de Discapacidad en los municipios del país.

Hasta la fecha, se han establecido 131 Oficinas Municipales de Discapacidad (OMD) y 2 Direcciones Municipales de Discapacidad (DMD), que sirven como enlace directo entre las personas con discapacidad y sus familias en cada municipio.

Las aperturas más recientes incluyen las oficinas de Santa Catarina Mita, Jutiapa; Melchor de Mencos, Petén; Samayac, Suchitepéquez, San Rafael las Flores, Santa Rosa; Olopa y Quezaltepeque en Chiquimula; así como en Jocotenango y Pastores en Sacatepéquez.

Colaborador DCA
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