miércoles , 27 noviembre 2024
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Repensar la movilidad cotidiana (II)

Juan José Pons 

Investigador del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra.

De esta forma, otorgando la importancia que merece la movilidad urbana y volviendo a los desplazamientos ocupacionales con los que comenzábamos, el hecho de que estos se concentren en el tiempo (en unos días de la semana y a unas horas muy concretas) y en el espacio (con destino en los grandes centros atractores de viajes como hospitales, universidades, polígonos industriales, etc.) permite arbitrar buenas soluciones de movilidad.

O al menos más sencillas que cuando se quiere actuar sobre los desplazamientos por motivos personales (ocio, compras, gestiones, etc.), generalmente más dispersos en el espacio y de carácter más esporádico.

Por tanto, esto supone una gran oportunidad para que las administraciones y los gestores del transporte público enfoquen sus políticas hacia este tipo de movilidad, que por sus características se prestan muy bien a la implantación de soluciones alternativas al uso del coche privado.

La decisión última sobre cómo nos movemos corresponde a cada persona, en función de sus circunstancias y posibilidades.

La realización de planes de movilidad sostenible a escala urbana y, particularmente, de planes de movilidad al trabajo (los centrados en una empresa o institución o en un conjunto de ellas) son una excelente manera de tomar conciencia y de identificar acciones concretas que permitan cambiar la movilidad de las ciudades.

El comienzo de curso, coincidente con la celebración de la Semana Europea de la Movilidad (16-22 de septiembre de 2022), es un buen momento para repensar nuestra movilidad diaria al centro de trabajo o al lugar de estudios. Aunque las ciudades actúen favoreciendo el desarrollo del transporte público y de los medios no motorizados, la decisión última sobre cómo nos movemos corresponde a cada persona, en función de sus circunstancias y posibilidades.

En ocasiones no hay alternativas razonables al uso del automóvil, pero en la mayoría de los casos es cuestión de plantearse un pequeño cambio de hábitos del que nos beneficiaremos todos. Puede parecer mucho esfuerzo para un resultado inapreciable en el conjunto de una gran ciudad, pero alguien tiene que empezar… Y podemos ser nosotros.

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