COLUMNAS
Reconocer errores (quinta parte) En tanto que los asesinos, libres, los empresarios, presos
El gravísimo delito que habrían cometido los empresarios recién procesados, delito que no cometieron –sería– para el caso que lo hubieran cometido –el haber pagado con su propio dinero– limpio, que no tiene ninguna procedencia delictiva el viático de alimentación y transporte de ciudadanos guatemaltecos que, carentes de recursos para hacerlo –habrían de fiscalizar las votaciones generales realizadas y el correcto conteo de los votos– gravísimo crimen este, el gravísimo crimen que habrían perpetrado, caracterizado por el deleznable fin –el más que deleznable de los fines– de evitar que pudiera llegar a producirse un fraude electoral. ¡Peligrosos criminales! ¡Gravísimo el daño que buscaron ocasionarle a la democracia y que le ocasionaron, propiciando una correcta votación y un correcto conteo de los votos! ¡Un crimen, el que habrían cometido, poco menos que ruin e imperdonable! Amén del absurdo de un proceso que tuviera como sustentación este delito que habría tutelado como bien que no se apoye la corrección de las votaciones y el correcto conteo de los votos; el hecho es que los empresarios no incurrieron en delito alguno por dos razones: la primera, porque para que pudiera darse el primer supuesto que contempla el delito de financiamiento electoral ilícito, el dinero tendría que tener una procedencia delictiva, crimen organizado, lavado de dinero, narcotráfico o, en fin, de cualquier otro delito, lo que no ocurre en el caso de los empresarios, porque hicieron uso de su propio dinero, dinero limpio que no tiene ninguna procedencia delictiva.
En el caso de este primer supuesto, el de dinero sucio, procedente de delito es indiferente que se aporte, se reciba o se consienta en su recepción –estando penadas las tres actividades, por lo que, en este primer supuesto, son autores del delito, siempre y cuando conozcan ese origen, (a) quienes aportan; (b) quienes reciben; y (c) quienes consienten en que se reciba. Los empresarios no encajan es este primer supuesto –reitero–, porque su dinero, se trataba de dinero legítimo, sin procedencia delictiva alguna.
La segunda razón por la que los empresarios no incurrieron en delito alguno es que el segundo supuesto de un delito de financiamiento electoral ilícito –supuesto que se refiere a dinero limpio, dinero que no proviene de delito– refiere única y exclusivamente a quienes RECIBEN este dinero, anónimamente (sin conocer su procedencia) y a quienes –habiéndolo recibido– aunque no sea anónimamente –aunque conozcan su procedencia, en consecuencia y aunque esta sea lícita– no lo registran en los libros de la organización política de que se trate. Los empresarios APORTARON su dinero limpio y, en consecuencia, no incurrieron en delito alguno, a tenor del segundo supuesto, por que, cuando se trata de dinero limpio, solamente incurren en delito quienes RECIBEN sin conocer su procedencia –anónimamente– o bien, aunque conocida, no registren la aportación realizada.
¿Que no debería ser así? ¿Que también quienes APORTEN aunque sea su propio dinero –dinero limpio no procedente de delito– deberían ser considerados autores del delito y no solo quienes lo reciban anónimamente o no lo registren? No es ese un tema de discusión cuando se juzga –cuando se aplica la Ley– que es el momento en el que estamos sino cuando se legisla; es decir, cuando se hace la norma, y el legislador lo que decidió en ese momento y dejó plasmado en ley fue excluir a quien APORTA, cuando se trata de dinero limpio de responsabilidad alguna, dejándola limitada a quien recibe dinero anónimamente, aunque sea limpio y a quien no lo registra aunque sea limpio y no sea anónimo. Nos enfrentamos, una vez más, a quienes creen que las leyes deben aplicarse atendiendo a los caracteres sociológicos e históricos del momento en que se aplica –en otras palabras– atendiendo a la oportunidad y conveniencia de su aplicación –criterios políticos y no jurídicos– y quienes pensamos que la norma debe aplicarse atendiendo a un simple silogismo, si el caso concreto encaja en la norma, se aplica y punto, oportuna, o no.
La Ley no tipifica el delito de financiamiento electoral ilícito en quien APORTA dinero limpio –inexistente la palabra aportación en el segundo supuesto de la norma– referida la norma tan solo a quien recibe, pero, por lo visto, oportuno y conveniente el procesamiento de los empresarios “ejemplar” –e incluso su condena– más “ejemplar” aún –se erige el juez en juzgador y decide que– aunque la norma no lo diga, también debe castigarse a quienes APORTAN su dinero limpio, si quienes lo reciben desconocen su procedencia o no la registran. Nueva norma esta –la que penaliza la aportación de dinero limpio si quien recibe desconoce su procedencia o si no la registra– inventada por la juzgadora, invención peligrosa que podría incluso sostenerse por el tribunal de sentencia que –la primera norma infringida cuya infracción se tolera– deja abierta las puertas de par en par para todas las infracciones sucesivas.
El legislador no quiso tipificar como delito de financiamiento electoral ilícito la aportación de dinero limpio pero, para satisfacer los aires de los tiempos y sentar el importante “ejemplo” disuasivo que el momento exige, el juzgador crea la norma, alentado por la acusación y por la clac mediática: La aportación de dinero limpio castigada a la altura de las aportaciones que provengan de narcotráfico o de cualquier otro tipo de delito, el chaleco pintado a los empresarios, se prosigue consumando. En el caso concreto se da, además, la circunstancia de que el dinero limpio aportado no tenía por qué registrase en la organización política, puesto que esta no lo recibió, y, es más, previno que no lo quería, señalando, si, la importancia de que se apoyara la fiscalización de las votaciones y del conteo de votos, apoyo directo a aquellos que se ofrecieran a hacerlo, en cada mesa.
¿Financiamiento de campaña electoral la fiscalización de la votación en cada mesa y del recuento de los votos? Si la organización no recibió el dinero, no lo recibió, y, si no lo recibió, no tenía obligación de conocer, y tampoco los “receptores” –“receptores” que no recibieron– “sui géneris receptores” habrían incurrido en delito. Los empresarios, menos mal, fueron “favorecidos” con medida sustitutiva y –salvo que se revoque, algo que, dicho sea de paso, en cualquier momento podría ocurrir– no tendrán que estar en prisión preventiva los meses o años que esto –a la luz de lo que acontece en otros casos– podría durar: la presión para confesar el delito no cometido y abreviar, si bien no sufriendo prisión preventiva, podría hacerse agobiante, hasta hacerles ceder. Los asesinos –autores de asesinatos, plagios y secuestros andan sueltos, y los empresarios– aunque con medidas sustitutivas –“privilegio” con el que les ha acariciado de la acusación y acogido por la juzgadora–se encuentran privados de libertad –presos– su crimen, apoyar que hubiera corrección en las votaciones y el correcto conteo de los votos, deleznable crimen que hace palidecer a los asesinatos y secuestros, “infracciones menores de la Ley” y, además de menores, con un fin altruista: la toma violenta del poder.
Los asesinos y secuestradores en su patria, como Pedro por su casa –así tenía que ser, y cómo podríamos incluso objetarlo, si este fue el precio de la paz– asesinos y secuestradores que hicieron lo que hicieron, para alcanzar el poder (autores de delitos comunes conexos con el delito político de alcanzarlo ilegalmente) en tanto que el expresidente Jorge Serrano, ni asesino, ni secuestrador extrañado de su patria. Aquellos, los asesinos y secuestradores que intentaron tomar el poder –amnistiados, libres, en su patria– en tanto que el expresidente Serrano, que quiso hacerse del poder ilegalmente –delito político– sin asesinatos ni secuestros de por medio, sin violencia alguna realizada –perseguido aún por el delito político–, sin ni siquiera uno común conexo de por medio, extrañado en Panamá.
Aquellos, los asesinos y secuestradores, los que quisieron tomar violentamente el poder y perpetraron delitos de esa envergadura para hacerlo –atropellando la vida y la libertad– se encuentran amnistiados, en absoluta libertad, en tanto que los empresarios, por financiar con su propio dinero limpio –ningún delito– la corrección de las votaciones y del conteo de los votos, presos. Para mejor ilustración del absurdo vamos a aceptar la hipótesis de que hubieran cometido los empresarios el delito de financiamiento electoral ilícito –delito que– como explicado no cometieron, presos por este “crimen”, en tanto que los otros, secuestradores y asesinos, libres por los suyos. Aquellos, los asesinos y secuestradores, libres y amnistiados, porque secuestros y asesinatos se realizaron para tomar con violencia el poder, en tanto que el presidente Jorge Serrano, extrañado, y los empresarios, presos, por haber intentado tomarlo o conservarlo –todos estos sin violencia alguna– uno, a través de un inconstitucional acuerdo gubernativo y otro –a través de congraciarse con el posible– casi seguro –futuro Presidente, fiscalizando– financiado con su propio dinero la corrección de las votaciones y el correcto conteo de los votos.
No me asusta la palabra amnistía, y no me asusta llamar las cosas por su nombre, y debatirlas. No me gusta, por el contrario, que en este tipo de temas se utilicen puertas traseras, distractores y subterfugios. Cuando el conflicto armado, la amnistía es una institución ingrata para las víctimas y los familiares de las víctimas –por utilidad pública– la firma de la paz –la finalización del conflicto– las vidas que con su firma habrían de salvarse se convino como necesaria la amnistía. Muchos los errores cometidos en nuestra vida democrática, y grave el cometido por el expresidente Serrano, pese a todas las razones, por válidas que fueren que haya podido tener para intentar lo que intentara, la toma ilegal del poder, y malo –si delito– delito que no lo es –que los empresarios hayan aportado dinero limpio a una campaña electoral, en la forma que lo hicieron y que les ha llevado al entredicho en que se encuentran– abandonada por la acusación penal el fin no solo acusatorio que persigue y que es el de velar por el estricto cumplimiento de las leyes, fin este que debió llevar la CICIG-MP a señalar la inexistencia de delito en sus acciones –error– siendo un delito inexistente en tanto no se reforme la Ley, que en la aportación de dinero limpio no lo tiene contemplado.
Error de la acusación, también, MP-CICIG, querer verlo –en el caso concreto– en quien “recibió” sin saber de quién, anónimamente, sin que nada haya recibido y en quien no registró lo nunca recibido. Si fueron amnistiados asesinos y secuestradores, por estar asociados estos delitos comunes al delito político de pretender la ilegítima y violenta toma del poder, porque, en aras de la misma paz social, no pensar en la amnistía de aquellos que, de 1985 a esta parte, hayan intentado tomarlo o conservarlo ilegalmente –delito político– perpetrando para ello delitos conexos sin violencia alguna. Si la insurgencia aprendió la lección –amnistiada– por qué no habrían de aprenderla el expresidente Serrano y los empresarios: tan funcionó aquella amnistía que, desde la firma de la paz, la violencia quedó descartada como una opción para hacerse del poder, por lo que cabe la pregunta ahora, ¿no funcionaría de igual forma la amnistía para delitos políticos y comunes conexos perpetrados –sin violencia alguna– para la ilegal toma o la ilegal conservación del poder? ¿ No tendría el mismo efecto que aquella y descartara como opción en el futuro cualquier acción, aunque pacífica, para toma ilegal o la ilegal conservación del poder? Nada por la puerta de atrás; nada a través de distractores y de subterfugios. Sea esto objeto de debate y de profunda reflexión: no está en esta persecución –en absoluto– concepto errado la solución de los problemas nacionales.
COLUMNAS
Narrativa y dramaturgia alineadas
Luis Rodrigo Carrillo Flores
Viceministro de Cultura
La alineación de planetas o estrellas supone anuncios de acontecimientos en el planeta Tierra y sus habitantes: cambios climáticos, milagros, riqueza para algunos y pobreza para otros, malos humores, amores y odios también. Como el Universo es energía, puede que ese ordenamiento lineal de cosas celestes altere el yin y el yang de todo.
Este año, acontecimientos culturales y artísticos tomaron presencia en la agenda del país. En junio 9, los 50 años del fallecimiento de Miguel Ángel Asturias; en octubre 19, los 125 años del nacimiento del Gran Lengua y ese mismo día los 30 años del fallecimiento del dramaturgo Hugo Carrillo, ambos acontecimientos en el preludio de las celebraciones del aniversario de la Revolución de Octubre de 1944.
Como el Universo es energía, puede que ese ordenamiento lineal de cosas celestes altere el yin y yang de todo.
Estos dos escritores trabajaron alguna vez juntos: Asturias en la narrativa con su novela El señor Presidente, que dio lugar a que Carrillo escribiera la versión para teatro de esa novela. Además, ambos escritores, habitantes de otra dimensión, comparten terrenos en esta vida: en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias se ubica el Teatro de Cámara Hugo Carrillo; dos elementos que se suman a lo que podríamos decir una alineación, pero cabe mencionar uno más: el estreno mundial de la versión dramática de la novela de Asturias cumplió 50 años de haber sido estrenada en la sala de teatro de la Universidad Popular.
Estos acontecimientos han sido conmemorados; las efemérides dieron lugar a la declaratoria, por parte del Gobierno de Bernardo Arévalo, del año conmemorativo de Miguel Ángel Asturias que va del 9 de junio del 2024 al 9 de junio del 2025, lo cual sirvió para recordar su vida, obra e influencia.
Cantatas, conciertos, exposiciones, ediciones especiales, bailes alegóricos, carreras deportivas, certámenes y marimbas vibrando en salones, calles y teatros, han puesto al Gran Moyas en los sentidos de muchos guatemaltecos que leen y releen los escritos de Asturias.
El 19 de octubre se estrenó el montaje Homenaje a las dos grandes plumas, al narrador y al dramaturgo. Miguel Ángel Asturias y Hugo Carrillo pudieron ver, desde algún palco especial, a sus personajes contando la historia de un dictador al que el pueblo le sufrió hambre, frío, muerte y miedo, novela y drama tan universales, porque sus textos se vuelven espejo de lo que aconteció en países de este subcontinente y en otras partes del planeta donde un infame hombre ha hecho su
voluntad y antojo vanidoso.
La Gran Sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias ha recibido a miles de personas para ver con ojos propios lo que se cuenta en las páginas de la más icónica novela asturiana, con una puesta en escena llena de talento actoral y direccional que lograron arrancar minutos de aplausos como reconocimiento a esa buena complicidad que tuvieron Asturias y Carrillo, para hacer que una gran historia se pueda leer y ver con pasión…
COLUMNAS
156 mil razones
Patricia Letona D.
[email protected]
Hoy tengo 156,638 razones para escribir: cada uno de los jóvenes que, según el Ministerio de Educación, se graduará este año de las 144 carreras de nivel medio autorizadas. Son 156 mil sueños, 156 mil historias, y 156 mil puertas que deberían abrirse al futuro, pero no siempre ocurre así.
Para muchos de estos jóvenes, haber completado la educación media fue un privilegio, un esfuerzo diario entre limitaciones y obstáculos. Sin embargo, ahora enfrentan la realidad de la vida adulta, donde el siguiente reto es, en muchos casos, conseguir un empleo formal que les permita alcanzar un ingreso estable.
Para muchos de estos jóvenes, haber completado la educación media fue un privilegio.
En el mercado laboral, la competencia es feroz, las ofertas de empleo suelen no cumplir con las expectativas salariales y, con frecuencia, exigen una experiencia que los recién graduados aún no poseen.
Además, el sistema educativo guatemalteco, plagado de retos en cuanto a calidad, con frecuencia no brinda las competencias que necesitan para un mercado laboral cada vez más complejo. Al carecer de opciones formales, muchos jóvenes se ven obligados a buscar trabajo en el sector informal, enfrentando condiciones laborales precarias, salarios bajos y otros retos. Para muchos, en “emprendimiento” no es tanto una elección como una necesidad, un recurso de subsistencia.
Si sabemos que nuestra sociedad no puede absorber a todos estos jóvenes que año tras año ingresan al mercado laboral, el sistema educativo debería al menos prepararlos mejor para enfrentar esta realidad. Dotarlos de herramientas como el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de resolver problemas, habilidades necesarias en un mercado laboral que demanda adaptabilidad y flexibilidad, puede hacer una gran diferencia. La educación no puede limitarse a la transmisión de conocimientos; debe enfocarse en formar personas capaces de moverse en un mundo competitivo y globalizado.
Imaginemos un sistema educativo que enseñe a nuestros jóvenes innovación, habilidades tecnológicas, finanzas personales, inteligencia emocional y liderazgo. Imaginemos que les da las herramientas para enfrentar los desafíos de la vida adulta con seguridad y resiliencia. Un pequeño porcentaje logrará continuar sus estudios superiores, pero el costo de la educación universitaria en Guatemala, especialmente en instituciones privadas, es una barrera importante. Las opciones públicas, aunque más accesibles, son muy limitadas y no siempre están al alcance de quienes viven lejos de los centros urbanos.
No lo tienen nada fácil. Y para muchos, ante la falta de oportunidades en su tierra, la migración se convierte en la alternativa principal para aspirar a una vida digna, aun con los riesgos y desafíos que implica.
La mejor manera de frenar la migración es ofrecer esperanza y oportunidades aquí, en Guatemala. Es urgente que tanto el Gobierno como todos los sectores comprendan la importancia de invertir en nuestra juventud, en su educación y en su formación. No es solo un esfuerzo por el presente; es la base para un futuro donde nuestros jóvenes puedan vivir, crecer y prosperar en su propio país. Jóvenes que se gradúan este año, de corazón les deseo lo mejor.
Unidad de Comunicación y Relaciones Públicas
CONADI, Guatemala.
El poder de una palabra es tan grande que contribuye a crear realidades. A menudo las personas con discapacidad enfrentan estereotipos y estigmas que van desde ser llamados el especial, el angelito, el mudito u otros terminos incorrectos que los infantilizan o angelizan; esto puede suceder por el simpre hecho del temor para hablar o al expresarse con una persona con discapacidad; como de las malas ideas que la sociedad ha creado alrededor de las diferentes condiciones de discapacidad.
Al referirnos al tema es importante derrumbar los ideales de prejuicios instalados en el contexto de las personas con discapacidad; con el tiempo se han formado dos tipos de violencias la infantilización y la angelización, pero, ¿qué son?: la infantilización de la discapacidad es cuando se considera a las personas con discapacidad como infantes, aún siendo adultos, se utilizan terminos condescendientes, hablandoles en diminutivo, como “el sordito”, “la cieguita”, “el tontito”, y “el enanito”. La angelización de la discapacidad es la creencia de que las personas con discapacidad son “ángeles”, “santos” o “buenos”, generando estereotipos sobre la discapacidad y eliminando la individualidad de ser humano.
Como sociedad caemos en este tipo de acciones y vulneramos los derechos de personas con discapacidad.
Como sociedad caemos en este tipo de acciones y vulneramos todos sus derechos fundamentales. Las personas con discapacidad pueden realizar actividades cotidianas, trabajar, estudiar, hacer deporte, vivir una vida política, participar activamente en la sociedad y ejercer otros derechos.
Es imposible que una persona logre una vida independiente si los demás deciden y hacen todo por ellas. Es importante que siempre tratemos a las personas con discapacidad como adultos; el término correcto siempre será decir “persona con discapacidad”.
Si como comunidades les brindamos oportunidades, medidas de accesibilidad, ajustes y apoyos necesarios; cambiamos las costumbres y percepciones; nos permitimos luchar por encaminarnos hacia una plena inclusión e igualdad de oportunidades; velar por promover la reflexión y acciones que permitan construir y avanzar hacia una sociedad inclusiva y accesible para todos y todas.