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¿Realidad o ficción del informe policial?

Las letras y la ingeniería ambiental son la fórmula perfecta en la vida laboral de Carlos Roberto Calderón del Cid, pero la primera profesión le otorgó el Premio Literario Monteforte Toledo Cuento 2024 organizado por la Fundación Paiz con Las Minervas. Durante su premiación lució tranquilo y emocionado porque es una trayectoria de años desde que principió a escribir a temprana edad.


Es escritor e ingeniero ambiental graduado por la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac). Su trayectoria académica incluye una maestría en ecología y un doctorado en ecología y evolución, ambos realizados en Salvador de Bahía, Brasil, donde reside desde 2016. Actualmente, Calderón trabaja como técnico en el Jardín Botánico de Río de Janeiro y participa en investigaciones centradas en la Macroevolución.


También, fue galardonado con el Premio BAM Letras en el 2016, por su libro de cuentos Un bolero lleva tu nombre. En 2023 ganó el Certamen Centroamericano de Cuento Carátula con la obra Parranda perpetua.


Mirada a la realidad


“Fíjate que El Informe de hoy es sobre Santi, el de la colonia”, y percibo de golpe que ejerzo el tono de mal agüero que usaban mis tías para transmitir que alguien estaba enfermo o había muerto”. Esto es un fragmento de su cuento galardonado.


Luego de recibir su reconocimiento celebraba con amigos y la familia, pero nos concedió unos minutos para platicar sobre su obra ganadora. “La literatura de Mario Monteforte Toledo me dio un primer impacto de un mundo indígena y mestizo conviviendo en la realidad. Él junto con otros escritores como Augusto Monterroso, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar fueron mis primeras aproximaciones con la literatura”, confesó.


Narró que en el 2022 participó en el certamen con otro cuento, pero no fue elegido. “Uno no tiene que desistir. Ahora que gané me sentí muy bien, lo que más me interesa es tener la difusión que tiene el premio y proyectar mi obra a otro nivel”, explicó el autor.


El jurado calificador premió Las Minervas por su narrativa, centrada en una conversación telefónica entre dos hermanos que reflexionan sobre la muerte violenta de un joven mixqueño, Santiago Pérez Sajbochol. A través de esta plática, se exploran temas como la justicia, la violencia y el impacto emocional de estos eventos en la vida cotidiana, que ofrece una perspectiva crítica sobre la realidad social. “La estructura del cuento, intercalada con un informe policial, crea una tensión única que invita al lector a cuestionar la verdad detrás de los hechos”, de acuerdo con los jurados.


¿Cómo fueron los primeros pasos para el camino de la literatura?


Lo he venido discutiendo con mi mamá, porque ella fue la que me inculcó el hábito de la lectura. También mi pasión por los dinosaurios durante mi niñez influyó en la carrera de la Macroevolución. A eso agrego que existía otro tipo de lecturas, por ejemplo una colección de fábulas del mundo que tenía mi mamá. Eso junto con los reptiles extintos desarrollaron mi vocación por la ciencia y literatura.


Empecé a escribir de forma concienzuda aproximadamente a los 15 años y observaba los certámenes para ingresar a participar, aunque percibí que me faltaba y frustraba. Así, busqué lecturas que me otorgaban también cierta noción de la estructura del cuento. Considero que la vocación por leer también vino por la escritura.


¿Cuál es la inspiración del cuento?


Fue por un caso que hubo en este barrio de Las Minervas, donde yo crecí, y uno de los protagonistas se llamaba Santi, que era parte de la Iglesia y de repente apareció asesinado. Había muchas versiones sobre su muerte, que si estaba involucrado en pandillas, con mujeres, etcétera; se transformó en chisme porque iba la información por todos lados. Al final escribí una estructura que me permitiría abordar esas divergencias, sería una conversación con alguien del barrio en este caso, mi hermano, entonces es una llamada que hago desde el extranjero y empezamos a hablar porque está el informe de la Policía.
El libro de papá


“Cuando mi padre falleció nos dimos a la ardua tarea, junto con mi hermano, de limpiar su armario y en este encontré el libro Leer la mente, de Jorge Volpi. Buscaba señales en todo, mensajes ocultos que me transmitieran algo de mi jefe (papá). Leí el libro con estupor y al finalizar me enojé porque mi padre no estaba ahí. Ahora sé que el dolor no me permitía hallarlo, pues hoy que me pregunto ¿cuál es el lugar de la literatura en mi vida?, el Calín (su progenitor) se me revela diáfano”, dice.


“Cuando murió mi padre sentí de un modo muy vívido que ahora estaba solo en el mundo”. Estoy solo en el mundo porque el hombre que me cuidaba ya no está y eso, en su terrible hermosura, implica que quien tiene que cuidarse soy yo”, finalizó el escritor.

Dato

El certamen de la Fundación Paiz cada año rinde homenaje a las mejores plumas centroamericanas. Este año recibió obras de 502 personas de toda la región, el 70 por ciento de los participantes provinieron de Guatemala, el 12 de El Salvador, el 4 de Honduras, el 7 de Nicaragua, el 6 de Costa Rica y el 1 de Panamá.

Ficha técnica de la selección

Además del cuento ganador, la fundación reconoció el talento de los finalistas de la edición 2024 del certamen:
Carlos Rafael Meza Martínez, A salto de Mata (Guatemala),
José Javier Gálvez Hernández, No sabría estar en otro lugar
(Guatemala),
Mauricio Ernesto Reyes Romero, El otoño es perfecto en New York (El Salvador).
Flor Elisa Aragón Bosworth, La rampa (El Salvador).
Ronald Gerardo Hernández Campos, Estragos (Costa Rica).
Álvaro Sánchez, La corriente (Guatemala).
El jurado de esta edición lo conformaron:
Luis Méndez, poeta, editor y ensayista guatemalteco.
Mónica Bergna, editora de literatura infantil y juvenil, fundadora de Alboroto Ediciones en México.
Paula Fernández, diseñadora gráfica y editora argentina.
También el concurso contó con el apoyo de un comité asesor, conformado por profesionales en el ámbito cultural y literario, quienes brindaron orientación y apoyo en el proceso. Denisse Phé-Funchal, Arnoldo Vásquez, Anabella Schloesser y Philippe Hunziker.
La presidenta de Fundación Paiz, Maria Regina Paiz, destacó que “cada año, el Premio Literario Monteforte Toledo se transforma en un espacio donde las voces emergentes y consolidadas encuentran un lugar para ser escuchadas. La diversidad de los participantes en esta edición muestra el rico tapiz cultural de Centroamérica”.

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