Alejandro Alonzo
Art Spiegelman ha tenido una larga trayectoria creando cómics que han irritado tanto a conservadores como progresistas. En los setentas fue un ícono de los cómics underground en San Francisco, codeándose con provocadores de renombre mundial como Robert Crumb y Gilbert Shelton.
El trabajo que nació de esa época fue verdaderamente descarado: los artistas presentaban historias con drogas, violencia y sexo, deleitándose con las reacciones violentas por parte de los grupos conservadores.
Spiegelman dice que él y sus colegas obtuvieron gran parte su tendencia a romper con lo convencional a raíz de la campaña de censura desenfrenada que se enfocó en la industria del cómic durante la década de 1950, gracias al infame Comics Code, que reprimió cualquier nono en el trabajo de los principales caricaturistas.
Esta es parte de una ola de censura académica en los Estados Unidos.
Uno de sus proyectos más controversiales, las tarjetas ilustradas coleccionables Garbage Pail Kids, fueron prohibidas en muchos lugares. “Las cosas siguen cambiando, pero todavía estamos lidiando con permutaciones de las mismas luchas”, ha dicho Spiegelman.
La última permutación se produjo la semana pasada, cuando la junta de educación del condado de McMinn, en Tennessee, votó para eliminar Maus (la novela gráfica que usa ratones para hablar sobre el Holocausto, creada por Spiegelman en 1991 y ganadora del premio Pulitzer) del plan de estudios de la escuela secundaria.
Aunque la junta citó el uso de desnudez no sexual y blasfemias leves en la novela gráfica para defender su decisión, la prohibición es parte de una ola de censura académica en los Estados Unidos, liderada en gran parte por un movimiento conservador agitado y dirigido a libros que tratan sobre el racismo o temas LGBTQ.
Ahora Spiegelman se está preparando para la misma guerra que ha estado peleando desde que comenzó a dibujar caricaturas hace más de 50 años. Los personajes y el contexto han cambiado, pero su ética central no. La censura de Maus pareciera haber sacudido a Spiegelman más que cualquiera de sus anteriores roces contra la autoridad. Cuando considera los muchos años que los niños han recurrido al libro para comprender mejor el Holocausto, no es difícil entender por qué.
Aun así, la controversia actual también ha ilustrado claramente uno de los principios fundamentales de la industria editorial: nada aumenta el interés en un libro más rápido que una prohibición equivocada.
Maus encabeza las listas de los más vendidos en todo el país, ya que los lectores de todo el mundo claman por ver de qué se trata el alboroto. Inclusive Spiegelman ha dicho que en vez de hacer giras y actividades promocionales, lo único que necesita un libro es ser prohibido para convertirse en un éxito de venta.
