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COLUMNAS

¿Que se vaya la CICIG? (I)

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A esta pregunta ¿Qué se vaya la CICIG? solo cabe una respuesta: En absoluto, puesto que es mucho lo que puede y lo que debe hacer todavía, de conformidad con el mandato que le conferimos, mandato convenido con la Organización de las Naciones Unidas y que sea acorde con el esfuerzo realizado, tanto para dotarla de recursos (muchos los países participantes y grandes los recursos aportados) como para facilitarle el apoyo preciso para el desempeño de sus funciones, apoyo que le hemos dado sin reserva alguna.

¿Que se vaya la CICIG? En absoluto, y lo reitero, siendo tanto lo que puede y debe hacer, y debo llamar la atención, por el contrario –fijada mi posición al respecto– al hecho de que sus supuestos amigos –los del pacto de farsantes– parecieran más interesados en sus propios fines –fines que nada tienen que ver con los fines de la Comisión– que con el éxito de la misma, con el de su permanencia y con el de la posibilidad de que su experiencia pudiera llegar a reproducirse en tantos países que bien lo necesitan y que –fingiéndose amigos la han empujado y empujan– para satisfacer esos muy particulares fines: la subrepticia toma del poder, estrategia que incluye el debilitamiento del Gobierno y, especialmente, el de la figura del Presidente de la República, minándole toda autoridad.

La persecución penal de una infracción administrativa –y con escándalo, además– no puede entenderse de otra forma: o mala fe o grave torpeza.

Incluyó, en su momento, esta estrategia, una reforma al sector justicia que tenía su gato encerrado, la enredada composición de un Consejo Superior de Justicia, presa fácil de ser asaltado –de cooptarse, para utilizar la palabra de moda– y con poderes absolutos, los jueces, disponer a su anchas, más allá de lo jurídico –ya tenemos varios botones como muestra– y suprimida la función primera del Ministerio Público la más importante de sus funciones y de la que derivan las restantes: velar por el estricto cumplimiento de las leyes, el Consejo, así –este era el gato encerrado– haciéndose del total manejo del Estado.

Una reforma constitucional constituye un acto político por excelencia, y las peticiones y decisiones en esta materia –la política– nos compete con exclusividad –exclusividad absoluta– y valga la redundancia –única y exclusivamente– a los guatemaltecos siendo como lo es, la Constitución, el pacto de paz social entre nosotros.

Antejuicios contra el Presidente, la estrategia, y –clac mediática de por medio– presiones para que renuncie y –así– llegar a que el vicepresidente lo sustituya y que el Congreso –la actual legislatura o, mejor dicho, lo que queda de ella– elija a otro vicepresidente (tantos son los que se encuentran –siempre– al acecho del poder) vicepresidente que, a su vez, asumiría la Presidencia, “defenestrado” como sería también, con parecidas artes, el actual vicepresidente que la habría asumido. (Corre y va de nuevo, la polaca…)

Por la vía NO electoral se alcanzaría el poder y, ya con el poder en la mano, en el mejor de los casos, se celebrarían las elecciones de 2019, aunque lo más probable es que se recetaran las nuevas autoridades un período de transición más largo (inconstitucional), período de transición que les serviría de mejor forma para establecer su dictadura, ilustrada o no, con ribetes populares o, incluso, sin ribete alguno.

¿Que se vaya la CICIG? En absoluto, mucho es aún lo que puede, y mucho aún, lo que debe hacer, como –por ejemplo– evaluar –auditar– lo que ha sido el manejo de la colaboración eficaz –es decir– la de la eficacia de esta y la de los aciertos y los errores en su uso.

La colaboración eficaz, un instrumento de la acusación, es una institución sujeta a rigurosas normas, y es preciso que no se deje, a medias, lo eficaz o ineficazmente, conseguido, y, así, por ejemplo, dejarlo a medias es abstenerse de persecución alguna contra los superiores del colaborador eficaz o ineficaz que, en caso concreto, asumió todas las responsabilidades para sí (más le valía, los ojos de sus superiores puestos en él, su futuro dependiente de esos ojos y –además– muy bien gratificado) pero que habría cometido el error ¿error? de afirmar que hizo todo cuanto hizo –delinquir–con el consentimiento de los mismos.

¿Dónde la persecución penal que necesariamente se desprende de lo declarado por el colaborador eficaz o ineficaz?

El colaborador eficaz, ya convicto pero, ¿sus superiores? ¿Los beneficiados por los delitos perpetrados, impunes? ¿Una impunidad a sostenerse?

El competidor comercial –allanado y con escándalo– en tanto que los superiores del colaborador eficaz (la entidad en cuyo beneficio el colaborador eficaz –ineficaz– perpetró el delito) tan tranquilos y tranquila. ¿Competencia desleal? ¿Desprestigio comercial? ¿Otros delitos del colaborador eficaz –ineficaz– pero, esta vez, arrastradas las autoridades para consumarlos?

¿Que se vaya la CICIG? Y cómo podría irse si el colaborador eficaz –ineficaz– fue condenado por el delito que confesó pero no ha sido perseguido por los otros delitos, más graves aún, cuyos hechos constitutivos también confesara –valga la redundancia– en su amplia confesión?

Continuará…

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Buenas prácticas para mejorar la gestión pública (I)

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Israel Gómez Córdova
Jefe Departamento de Documentación y Divulgación
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En la búsqueda de un mejor y más eficiente servicio al ciudadano, la gestión pública constituye un paradigma de gestión, que combina los papeles de empresario y gerente. En este sentido, se plantea una modificación en el método de redistribución de los bienes y cargas esté orientada al ciudadano, posibilitando así, un auténtico reflejo de la inserción de la perspectiva privada dentro del sector público.

Esto implica, entre otras cuestiones, que la actual gestión pública se aproxima al sistema utilizado en las empresas privadas, en términos de búsqueda de una mejor eficiencia y eficacia del servicio que se presta, pues en ocasiones se cumple aquella paradoja de la implantación de la imagen del Gobierno, cuya idea es que el sector público esté en manos de funcionarios públicos dotados con un control activo, visible y discrecional sobre las instituciones.

Se anteponen los resultados a los procedimientos, y se enfatiza la importancia de la evaluación.

En este sentido se puede denominar neogerencia, desarrolla un diseño de objetivos por resultados, donde se formulan estándares explícitos y medidas de rendimiento, así como la definición de metas e indicadores de éxito, preferentemente expresados en términos cuantitativos.

Así, la responsabilidad es configurada con base en una declaración nítida de metas, de modo que se pone énfasis en los controles de resultados, en tanto que la asignación de recursos se asocia a medidas de rendimiento. Asimismo, se anteponen los resultados a los procedimientos, y se enfatiza la importancia de la evaluación y la eficiencia.

Así, al ser hoy la democracia un concepto supranacional, la sociedad civil, entendida como la sociedad organizada y ponderada de acuerdo con el poder que tienen los diversos grupos e individuos, se constata como avanza ese continuo requerimiento de atenciones del ciudadano sobre las administraciones e incluso sucede una crítica constante a las fórmulas de gestión de estas.

Desde este punto de vista, la sociedad es un factor importante para tener en cuenta en la gestión pública y en su efectividad y eficiencia, que a todas luces traspasa las fronteras nacionales y se configura desde nuevas agendas sociales, culturales, políticas y económicas cada vez más globales. Además, hay que tener muy en cuenta que aplicaban soluciones que hoy podrían ser perfectamente aceptadas, en materia de desarrollo de mejoras administrativas.

Continuará…

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Multilateralismo y cero desechos

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António Guterres

Secretario General de las Naciones Unidas

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Importancia del multilateralismo y la diplomacia para la paz. El 24 de abril de cada año se pone de manifiesto una verdad fundamental: ningún país puede resolver los problemas actuales por sí solo. 

El diálogo, la diplomacia y las soluciones multilaterales son el camino más seguro hacia un mundo en paz y más justo. 

Son ideales intemporales que cimientan la Carta de las Naciones Unidas (en vigencia desde el 24 de octubre de 1945) y que impulsan los esfuerzos mundiales para proteger los derechos humanos y así forjar paz, esperanza y prosperidad para todas las personas. 

No obstante, por todo el mundo hay conflictos, catástrofes climáticas, pobreza y desigualdades que plantean enormes obstáculos a la diplomacia y las soluciones multilaterales. La lucha por espacios altamente competitivos afecta el ambiente de colaboración; la implacable división acaba con el diálogo. 

El diálogo, la diplomacia y las soluciones multilaterales son el camino más seguro hacia un mundo en paz y más justo.

La diplomacia y el propio sistema multilateral se crearon precisamente para momentos como este. Debemos crear condiciones para un nuevo espíritu de cooperación global para reconstruir la confianza, reducir las divisiones confrontativas y orientar a la humanidad hacia la paz. 

La Cumbre del Futuro que tendrá lugar el próximo septiembre será una oportunidad decisiva para que los países encuentren soluciones en común. Con una Nueva Agenda de Paz que aborde los factores de conflicto de forma holística se puede ayudar a restablecer la fe en el sistema multilateral y en lo que podemos conseguir trabajando unidos. 

En este importante día, exhorto a los Gobiernos y a los dirigentes a que no escatimen esfuerzos para salvar las diferencias, renovar el diálogo y la confianza y hacer posible un futuro de paz. (Objetivo de Desarrollo Sostenible -ODS- 17: Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo
Sostenible).

Hacia una cultura cero desechos.  Nuestro planeta se está ahogando en un torrente de basura. 

Cada año, la humanidad produce más de 2 mil millones de toneladas de residuos sólidos municipales. Alimentos podridos, botellas de plástico, aparatos electrónicos contaminados con productos químicos y un sinfín de cosas más se desechan sin tener en cuenta el agua, la tierra y el aire. 

Al descomponerse, la basura emite gases de efecto invernadero que se van hacia la atmósfera incrementando el calor al planeta, y también afectando la calidad del agua y del suelo, lo cual provoca enfermedades e incluso la muerte de personas en todo el mundo.  También es cierto que el consumo excesivo nos está matando. Tenemos que hacer algo.  

Desde el año pasado, la Junta Consultiva sobre Cero Desechos viene reuniendo a los asociados en torno a esta cuestión crítica y a lo que hay que hacer para conseguir que el ideal de cero desechos sea una realidad. 

Las empresas deben repensar sus productos a fin de minimizar el derroche de envases y maximizar la longevidad y el ciclo de vida de los productos. 

Los consumidores deben pensar dos veces antes de adquirir bienes y productos, y reciclar o reutilizar siempre que sea posible. 

Los gobiernos a todos los niveles deben crear economías circulares que aborden el agotamiento y la gestión de los recursos, e invertir en programas modernos de control de desechos basados en la reutilización, el reciclado, la recuperación y la prevención de la producción de desechos. 

Por su parte, la comunidad mundial debe unirse y trabajar por lograr un tratado jurídicamente vinculante para poner fin a la contaminación por plásticos. 

Cada 30 de marzo conmemoramos el día de Cero Desechos. Comprometámonos a poner fin al ciclo destructivo de los desechos, de una vez por todas. (Objetivo de Desarrollo Sostenible, ODS 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles).

Colaborador DCA
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COLUMNAS

¿Es posible un mundo sin plásticos? (I)

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Andrea Cocchini 

Profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Navarra

El 22 de abril, como cada año desde 1970, se celebra el Día Internacional de la Tierra, la jornada más importante dedicada a la protección del medioambiente. En esta ocasión, la organización Earth Day ha elegido el lema Planeta versus plástico. El movimiento tiene como aspiración “reducir en un 60 por ciento la producción de plásticos de aquí a 2040 para construir un futuro sin plásticos para las generaciones venideras”.

Durante el Día de la Tierra de este año, todas las iniciativas estuevieron  enfocadas a informar y sensibilizar a la opinión pública sobre los perjuicios que la contaminación plástica supone para la salud humana, la biodiversidad y el medio ambiente y sobre las medidas necesarias para atajar el problema.

Todas las iniciativas estuvieron enfocadas a informar y sensibilizar a la opinión pública. 

Entre ellas, la Earth Day menciona la necesidad de impulsar con urgencia la adopción del futuro tratado contra el plástico, incluido en el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas y que se está trabajando con los estados desde 2022 en el Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación por Plásticos (INC, por sus siglas en inglés).

Al margen de que se prevea finalizar un tratado dentro de 2024, es muy probable que el acuerdo que resulte de las negociaciones no esté a la altura del ambicioso objetivo que se proponen los promotores del Día de la Tierra.

Se prevé que la producción mundial de termoplásticos ascenderá a 445.25 millones de toneladas en 2025 y que los volúmenes anuales de producción seguirán aumentando en las próximas décadas hasta alcanzar aproximadamente los 590 millones de toneladas en 2050. Esto supondría un incremento de más del 30 por ciento con respecto a 2025.

Colaborador DCA
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