Germán López Espinosa
Director Académico del Master in Banking and Financial Regulation.
Por tanto, si el exchange tuviera que congelar los fondos que están custodiados en su plataforma, se podría realizar. Al contrario, si un usuario tiene la custodia de sus activos fuera de una exchange centralizada, es decir, en su cartera de la cual posee las claves privadas (non-custodial wallet) no se podrían llegar a congelar los fondos.
Lo que sí se puede hacer es rastrear la cartera (wallet address) y ver con qué otras carteras interactúa. En este caso, lo que se suele hacer es que a esos Blacklisted wallets no se les permite interactuar con nadie. Por tanto, a una persona que custodie sus criptoactivos en un non-custodial wallet no se le puede llegar a congelar la cuenta, pero en estos casos lo que se suele hacer es intentar limitar su interoperabilidad y estaría atrapado porque tampoco podría llegar a pasarlo al mundo real/fiat, ya que las exchanges centralizadas son el puente para el traspaso y funcionan con potentes herramientas de identificación y monitorización para la prevención del blanqueo de capitales.
Lo que se suele hacer es que a esos Blacklisted wallets no se les permite interactuar con nadie.
En consecuencia, todo el análisis que requiere la congelación impone un coste para determinadas empresas y profesiones las cuales están obligadas a verificar la identidad de sus clientes y abstenerse de transacciones económicas anónimas. Todas las personas y entidades están obligadas a informar a la autoridad competente sobre cualquier información que pueda facilitar la congelación de activos financieros y recursos económicos.
Por supuesto, las entidades financieras son pieza esencial, como lo son para los temas relacionados con el blanqueo de capitales, para la identificación de las personas dado el conocimiento de sus clientes. Ello, sin duda, constituye un servicio esencial a la sociedad.