EFE
Dominique Pelicot negó este martes, en presencia de su hija Caroline en el juicio de Aviñón, haberle hecho lo mismo que le hizo a su madre, Gisèle, a la que estuvo drogando durante casi diez años para violarla con otros hombres.
“Nunca te drogado ni violado, no se puede decir eso (…). Yo nunca he hecho eso”, subrayó dirigiéndose a su hija el principal acusado de este juicio ante el Tribunal de lo Criminal de Vaucluseen su primera declaración, entre sollozos.
Caroline Darian, que ahora tiene 45 años, se enteró cuando se descubrió todo en el otoño de 2020 de que su padre no sólo guardaba cientos de fotos y vídeos de las violaciones que sufrió su madre, en estado de inconsciencia, por parte de decenas de hombres a los que él la ofrecía.
También había en sus archivos imágenes de Caroline desnuda y aparentemente dormida, de las que ella no conocía la existencia ni en qué condiciones se habían tomado, y desde que las vio ha estado convencida de que su progenitor también la drogaba a ella.
Esta tarde, la hija agitó la cabeza, como en una señal de negación cuando él aseguraba que no había abusado de ella.
“La única persona a la que manipulé fue a mi mujer”
Dominique Pelicot siguió insistiendo y afirmó: “La única persona a la que manipulé, es a mi mujer”. Un comentario que generó murmullos de indignación en el banquillo, donde hay otros 50 hombres acusados -todos menos uno- de haber violado a Gisèle Pelicot a invitación del primero.
Una parte de estos hombres rechaza esa imputación por el delito de violación agravada, que les podría conllevar una pena de 20 años de cárcel, y alegan que no sabían que Gisèle Pelicot estaba drogada y que por tanto no había dado consentimiento para tener relaciones sexuales con ellos.
El principal acusado precisó que cuando empezó a atiborrar a su mujer de ansiolíticos en 2011 para poder abusar sexualmente de ella, aprovechando que estaba inconsciente, sólo la violaba él.
Al año siguiente, inspirado en una página de encuentros sexuales empezó a invitar a otros hombres a que se sumaran a él para abusar de su esposa, y esas prácticas continuaron hasta que lo arrestaron en septiembre de 2020 por grabar bajo las faldas a unas mujeres en un supermercado de la ciudad de Carpentras.
Dominique Pelicot repitió esta tarde que todos eran conscientes de que estaba drogada y sometida porque les prevenía y además les pedía informes médicos para verificar que no tuvieran enfermedades de transmisión sexual.
Aunque al mismo tiempo admitió que a menudo no conocía el nombre real de esos individuos, y que por tanto no podía verificar la validez de esos informes cuando los obtenía.
Pelicot se considera pervertido y adicto al sexo
Preguntado sobre cómo calificaría su sexualidad en términos cuantitativos y cualitativos, Dominique Pelicot reconoció que el suyo era un comportamiento pervertido y “demasiado cuantitativo, que es la consecuencia de la adicción”.
Después de ser detenido en septiembre de 2020, a los policías que le interrogaban había contado que a veces incitaba a los hombres a los que invitaba a casa para que violaran a su mujer a que no se pusieran condón porque eso le excitaba más.
En cualquier caso, este martes hizo hincapié en que él no los forzó a venir y que todos aceptaron el escenario que él había diseñado.
En su declaración, Dominique Pelicot dijo sentirse avergonzado de haber tratado así a su mujer, teniendo en cuenta que “sin ella ya no soy nada” y que en parte fue también gracias a ella que pudo tratar de olvidar “los malos momentos de la vida. Le debo mucho”.
Precisamente, a la cuestión de si cree que la ha perdido para siempre (el mes pasado se formalizó el divorcio entre ambos) contestó que “hay que guardar siempre la esperanza. Si no, se ha acabado todo”.
El principal acusado se esforzó en establecer una relación entre las perversiones sexuales que cometió con su mujer y las experiencias traumáticas que dijo haber vivido en su niñez, empezando por unos supuestos abusos sexuales por parte de un médico cuando tenía 9 años, haber presenciado una violación cuando tenía 14 o el maltrato que sufría su madre por parte de su padre.
Al final de la audiencia de esta mañana, Gisèle Pelicot fue ovacionada por el público que le esperaba en el exterior, y que se agolpaba en el tribunal para poder presenciar o al menos escuchar la vista. Un hombre le ofreció un ramo de flores. Más tarde, una mujer la paró por la calle, le dio un beso y le animó a seguir adelante.
El juicio, que comenzó el pasado 2 de septiembre, es público porque la principal víctima renunció a que se celebrara a puerta cerrada.
La razón que dio es que Gisèle Pelicot quiere que se conozcan todos los detalles para que todo el mundo sepa y para que lo que le ocurrió a ella no le vuelva a suceder a ninguna otra mujer.