Comunícate con nosotros al 1590

COLUMNAS

Patrimonio, monacato y vida conventual (Parte I)

Publicado

-

Por: Ricardo Fernández Gracia, director de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

Desde hace siglos, hubo personas que decidieron dedicar su vida a Dios, bien de forma aislada, en completa soledad, o agrupados en pequeñas comunidades. En este último caso fue necesario crear un pequeño microcosmos propio, autosuficiente y bien organizado para posibilitar el culto divino y cubrir las necesidades vitales. De ese modo nació la arquitectura monacal a lo largo de la Edad Media, y se desarrolló con las órdenes mendicantes y reformadas más tarde en las distintas tipologías conventuales.

El libro de Braunfels sobre La arquitectura monacal en Occidente resulta fundamental para entender y comprender todo aquel fenómeno. La Edad Moderna, con la eclosión de numerosas fundaciones, Pamplona y Tudela se conformaron en ciudades-convento, obedeciendo a una de las características del urbanismo hispano del siglo XVII.

Lo fundamental para recrear la vida conventual son los grandes conjuntos arquitectónicos que nos hablan de una vida en común con sus refectorios, cocinas, bibliotecas, dormitorios, iglesias, locutorios y huertas. Incluso la fotografía escasea en un contexto que, en general, la consideraba poco edificante y pudorosa, más bien banal y reñida con los ideales de humildad y desasimiento de la vida religiosa.

Monumentales testigos: de los conjuntos cistercienses a los conventos barrocos

Navarra cuenta con grandes conjuntos de arquitectura de los hijos de san Bernardo. Grandes especialistas se han preguntado si existió un estilo cistercienses. En lo formal y estructural hay que responder negativamente, aunque desde el punto de vista de la organización de un monasterio, la contestación debe ser afirmativa. Precisamente sobre los planos de sus abadías ha escrito Braunfels: “El plano del monasterio cisterciense ideal representa un organismo muy madurado, en el cual se ha previsto todo, donde se ha evitado cualquier detalle superfluo, capaz de ser construido por elementos de iguales características y donde el templo solo ocupa un lugar de honor gracias a sus mayores dimensiones. La severidad y la claridad dominan la estructura de la planta”.

La austeridad y el equilibrio entre la oración, la lectura y el trabajo manual marcaron la vida de los monjes blancos, que desde Portugal a Cataluña crearon 75 monasterios masculinos. Navarra ocupó un lugar destacado en este panorama, con las casas de Fitero (1140),  La Oliva (1149), Iranzu (1178), Leire (1237) y Marcilla (1407), junto al femenino de Tulebras (1153).

De los conjuntos de órdenes mendicantes que existieron, lo más destacable es el conjunto del convento de Predicadores de Estella, que, a juicio del profesor Martínez de Aguirre, no solo es la obra más importante de la arquitectura mendicante medieval navarra, sino también el convento dominico de mayor relevancia en el panorama peninsular del siglo XIII.

El otro gran conjunto de arquitectura conventual lo constituyen los edificios barrocos, fundamentalmente de carmelitas descalzos en sus ramas masculina y femenina. Con esquemas repetitivos destacan Recoletas de Pamplona, con planos del propio Juan Gómez de Mora, los Carmelitas Descalzos de Pamplona, Benedictinas de Corella, Concepcionistas de Tafalla, Dominicas de Tudela y Franciscanos de Viana, entre otros ejemplos del siglo XVII. En la siguiente centuria se erigieron destacados ejemplos, como las Clarisas de Arizcun, los Franciscanos de Olite o las Carmelitas de Lesaca, del que conservamos los planos originales del arquitecto de la orden fray José de San Juan de La Cruz.

El elemento organizador de todos aquellos microcosmos que eran los monasterios y conventos, desde el punto de vista tipológico y de organización, fue el claustro, presente en la arquitectura monacal desde la segunda mitad del siglo XI y que se fue configurando como centro neurálgico de los monasterios, ya que daba paso a la iglesia, al capítulo, al refectorio y a las grandes escaleras que comunicaban con las ricas bibliotecas, dormitorios y otras estancias ubicadas en el piso superior.

Ora et labora: las horas canónicas y el trabajo manual

Las ediciones de las reglas monásticas y algunos manuscritos con indicaciones precisas acerca del devenir diario, dan cuenta de horarios, comidas, vigilias y cultos de la vida en común, en invierno, verano y en los diferentes tiempos litúrgicos, particularmente en adviento y cuaresma. Los distintos carismas hacían que la vida regular se adaptase a los mismos. Así los capuchinos de Extramuros de Pamplona, dedicaban gran parte del tiempo a las confesiones, a ayudar a bien morir, a la predicación y las misiones. De las Agustinas Recoletas de Pamplona sabemos que en el siglo XVII se levantaban desde la Santa Cruz de septiembre a la de mayo a las cinco y media, realizando el Oficio Parvo de Nuestra Señora, oración mental, meditación, misa, tercia y todas las horas canónicas alternándolas con el trabajo manual. En verano, la hora de levantarse era las cuatro y media, pero había siesta de doce a una. El tiempo de ayuno iba desde la Santa Cruz de septiembre a Navidad, y desde septuagésima hasta Pascua Florida. En Tulebras la jornada iba desde las 4,40  a las 20,45 en una jornada perfectamente repleta de rezos, trabajo y un descanso.

Sillerías, instrumentos musicales, estantes repletos de libros en sus bibliotecas, alacenas con partituras, ajuar y amueblamiento litúrgico han formado parte de los conjuntos medievales y modernos y nos hablan de patrimonio material e inmaterial. Parte de ello aún se conserva, algo que no deja de llamar la atención, si tenemos en cuentas las funestas consecuencias de la desamortización decimonónica y la precariedad de medios con la que han tenido que sobrevivir muchas de las comunidades.

La pequeña campana con su yugo ubicada cerca de la portería marcaba el ritmo de oración, trabajo, visitas, llamadas a un religioso o una religiosa con unos toques que cualquier miembro de la comunidad conocía perfectamente, diferenciados por número de campanadas y secuenciación de los mismos. Las Capuchinas de Tudela, siguiendo una costumbre de la orden de gran austeridad, utilizaban en vez de la campana una teja que con su sonido más ronco ponía su particular nota a la vida comunitaria.

Colaborador DCA
Seguir leyendo

COLUMNAS

Respeto a los paganos

Publicado

-

Leonel Guerra Saravia
[email protected]

Hace muchos años no existían el Papamóvil ni el Vaticano, pero el humano siempre investigaba para justificar su existencia. Existía mucho paganismo, alguno por no investigar y otros para justificar.

Paganismo nórdico o paganismo escandinavo (en nórdico antiguo: heidindómr) es un término utilizado para describir las tradiciones religiosas comunes entre las tribus germánicas que habitaban en los países nórdicos antes y durante la cristianización de Europa del norte.

El paganismo nórdico es un subconjunto del paganismo germánico, practicado en las tierras habitadas por las tribus germánicas en casi toda Europa central y septentrional, durante la época vikinga.

Diversas ciencias humanas se han interesado por el fenómeno religioso.

El conocimiento actual sobre el paganismo nórdico ha sido inferido por los resultados arqueológicos, etimológicos, y por los materiales escritos de la época. Algunos expertos como Georges Dumézil, sugieren que diversos elementos estructurales y temáticos dentro de las certificadas ideas religiosas escandinavas, ubican al paganismo escandinavo, dentro de la estructura básica de la expresión pan-indoeuropea de las ideas espirituales como un todo.

La religión escandinava es un fenómeno cultural, y, como la mayoría de las creencias folclóricas anteriores a la alfabetización, sus practicantes, probablemente, no tenían un nombre para su religión, hasta que entraron en contacto con forasteros o competidores.

Los vikingos consideraban que los diversos seres sobrenaturales en los que creían, no solo dioses sino también elfos, gigantes y otros muchos, habitaban mundos que los humanos no percibían y con los que raramente podían interactuar, pero cuyos destinos estaban ligados al suyo. Más allá de la fe: existen entre las principales religiones del mundo: cristianismo. Judaísmo.

Hinduismo. Budismo. Islam. Religión suele definirse como un sistema cultural de determinados comportamientos, prácticas, cosmovisiones, éticas, morales, textos, lugares sagrados, profecías u organizaciones que relacionan la humanidad a elementos sobrenaturales, trascendentales, místicos o espirituales. Es decir, el método de otras ciencias enriquece el debate religioso.

Diversas ciencias humanas se han interesado por el fenómeno religioso desde sus respectivos puntos de vista como por ejemplo la antropología, la sociología, la psicología y la historia de las religiones. Por otro lado, disciplinas como la fenomenología de la religión estudian específicamente sus manifestaciones intentando dar con una definición exhaustiva del fenómeno y mostrar su relación con la índole propia del ser humano.

En secciones subsecuentes se desarrollan más elementos para el análisis de la religión. No olvidemos que el humano seguirá investigando.

Colaborador DCA
Seguir leyendo

COLUMNAS

Tejiendo la red del progreso en Guatemala

Publicado

-

M.A. Pamela Sandoval Polanco

Dirección de Gobierno Electrónico -GAE-pamela.sandoval
@transparencia.gob.gt

A lo largo de la historia, la tecnología ha sido el hilo conductor de una evolución constante. Desde las rudimentarias herramientas de piedra hasta los sofisticados dispositivos inteligentes de hoy, cada avance tecnológico ha marcado un nuevo capítulo en nuestra relación con el entorno.

La era manual, con su inherente necesidad del contacto humano, dio paso a la era electrónica, una época definida por máquinas activadas con solo presionar botones y mover palancas.

Ahora, nos encontramos inmersos en la era digital, un tiempo donde la información binaria permea todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, redefiniendo nuestra existencia en este moderno universo de datos.

Esta revolución digital ha transformado no solo las herramientas que utilizamos, sino también nuestras estructuras sociales, económicas y culturales, instaurando un nuevo paradigma donde la adaptabilidad y la innovación son esenciales para el progreso individual y colectivo.

Estas herramientas digitales, ahora esenciales en nuestra vida diaria, se incorporan considerablemente en el ámbito laboral, educativo y recreativo, por mencionar algunos, logrando que más personas puedan acceder, aprender e interactuar desde cualquier lugar y a su propio ritmo.

La Agenda Digital va más allá de alcanzar objetivos; es una visión de progreso y accesibilidad compartida por todos.

En el ámbito de la administración pública, implica la reestructuración y modernización de los servicios gubernamentales para mejorar la eficiencia, la transparencia y la participación ciudadana. Va más allá de adoptar nuevas tecnologías, implicando una transformación de procesos y cultura organizativa.

Enfrenta retos clave para mantener su relevancia y proteger los derechos de los ciudadanos. Por tanto, en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, algunos disfrutan de las ventajas de la era digital, otros quedan rezagados, limitando su acceso a oportunidades educativas, económicas y sociales.

Frente a este desafío, las agendas digitales de gobierno emergen como planes estratégicos para cerrar esta brecha y fomentar una participación equitativa en la sociedad digital.

En Guatemala, la reciente promoción de la Agenda de Gobierno Digital es un paso adelante en la transformación digital y el uso de las TIC en la sociedad, buscando mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y promover el desarrollo económico. Se consideran aspectos clave como la identidad digital, la interoperabilidad, la ciberseguridad y los pagos digitales.

La identidad digital es un pilar en la modernización y transformación, permitiendo a los ciudadanos realizar transacciones financieras, comerciales, contractuales y legales sin restricciones geográficas.

La interoperabilidad es crucial, ya que mejora la prestación de servicios y la experiencia ciudadana, impulsando el comercio electrónico. La ciberseguridad es vital para la protección digital de personas individuales y jurídicas. Para el avance de la agenda digital, la colaboración entre sectores de la sociedad  es esencial. 

Esta cooperación debe enfocarse en crear oportunidades y acceso inclusivo a servicios públicos innovadores, asegurando interacciones efectivas y legalmente protegidas, y transacciones internas y externas seguras y transparentes.

El esfuerzo conjunto de todos los participantes en la modernización de la administración pública es digno de elogio. El objetivo es facilitar que cada ciudadano obtenga la información y los recursos que requiere de manera sencilla y rápida.

Cada iniciativa digital y cada servicio que se transforma al entorno digital son pasos fundamentales hacia una sociedad más interconectada, ágil y trasparente. La Agenda Digital va más allá de alcanzar objetivos; es una visión de desarrollo y accesibilidad compartida por todos.

Este esfuerzo colectivo nos impulsa hacia un futuro innovador, invitándonos a ser arquitectos activos de un legado digital duradero y a asegurar que la tecnología sea un pilar de progreso, igualdad y bienestar para cada guatemalteco.

Colaborador DCA
Seguir leyendo

COLUMNAS

Hubs para la ciudad (II)

Publicado

-

Pablo Allard Serrano

Facultad de Arquitectura y Arte

Estos espacios no solo ofrecen oportunidades económicas y desarrollo comunitario, sino que también juegan un papel significativo en la percepción de seguridad de un espacio urbano determinado, lugares que adquieren una sensación de cuidado que por lo general supera los límites del terreno, ampliando su rango de acción alrededor de barrios y ciudadanos que comienzan a relacionarse con estos Hubs.

En Santiago existen varios Hubs urbanos impulsados por instituciones públicas: HUB Providencia, La Fábrica en Renca, La Paz 482 en Independencia, HUB Vitacura, Corporación Yunus en Peñalolén, por nombrar algunos.

En Santiago existen varios Hubs urbanos.

Estos han generado externalidades positivas a través del emprendimiento, la cultura, la innovación, la acción social y la exploración tecnológica.

Los espacios públicos y las infraestructuras públicas que se abren al barrio hacen más seguros, atractivos y activos estos espacios, se fomenta la participación comunitaria y se disuade la actividad delictual. Además, la presencia de Hubs en áreas previamente descuidadas puede actuar como un catalizador para la inversión y el desarrollo, instalando nuevos servicios, creando comercio y nuevos espacios públicos.

Tal es el caso de la Fábrica de Renca, que recuperó un supermercado abandonado y al poco tiempo floreció el comercio a su alrededor.

Al ofrecer oportunidades económicas, fomentar la innovación en seguridad y transformar el entorno urbano, estos centros además ofrecen oportunidades para el desarrollo local y pueden contribuir a crear ciudades más seguras y prósperas para todos sus habitantes.

Colaborador DCA
Seguir leyendo

Directorio

  • Dirección General: Carlos Morales Monzón
  • Coordinación General de Redacción: Miguel González Moraga
  • Coordinación de Información: Mario Antonio Ramos
  • Editores: Carlos Ajanel Soberanis, Jose Pelico, Erick Campos, Katheryn Ibarra y Max Pérez
  • Página Web: Isabel Juárez

más temas

©2024 Diario de Centro América - Todos los derechos reservados.