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Patrimonio e identidad

Por: Ricardo Fernández Gracia, Director de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

El año 2018 ha sido declarado Año Europeo del Patrimonio Cultural, con el objetivo de animar a descubrir y comprometerse con el patrimonio, reforzando el sentimiento de pertenencia a un espacio común. El lema adoptado ha sido “Nuestro patrimonio: donde el pasado se encuentra con el futuro”.

Patrimonio, tradición e identidad son tres conceptos que se relacionan pero que poseen su propio ámbito. Por tradición entendemos lo que se nos ha transmitido del pasado, aunque hay que tener en cuenta que no es inmóvil e inalterable, sino dinámica, cambiante y adaptativa. El patrimonio, material e inmaterial, y los bienes culturales son expresión de la cultura de un grupo humano y constituyen un vínculo entre generaciones. La identidad se refiere a la tradición y al patrimonio, teniendo siempre en cuenta que el ser humano es gregario y busca coincidencias, en aras a sentirse miembro de un colectivo y desarrollar el sentido de pertenencia.

La identidad cultural de un pueblo viene definida a través de múltiples aspectos en los que se plasma su cultura, como el patrimonio histórico-artístico, la lengua, las relaciones sociales, los ritos, las ceremonias propias, los comportamientos colectivos y otros elementos inmateriales. Los bienes culturales ayudan a profundizar en la historia de los pueblos y perfilan su propia identidad, personal y colectiva. El concepto e idea de patrimonio se configuraron en el siglo XIX, tras las experiencias de destrucción a causa de las guerras y revoluciones, que hicieron desaparecer muchas huellas de un pasado aborrecido que quería borrar.

Una circular de la Convención Nacional Francesa de 1794, tras las múltiples destrucciones, recordaba:“Vosotros no sois más que los depositarios del bien donado a la gran familia, la que tiene derecho a pediros cuenta. Los bárbaros y los esclavos detestan las ciencias y destruyen los monumentos artísticos. Los hombres libres los aman y los conservan”.

El principal punto de apoyo para la valoración del patrimonio, a partir del siglo XIX, fue la clasificación de lo más importante que se deseaba proteger como “monumento histórico”, aunque con el paso del tiempo se ha impuesto el término de bienes culturales en diversas categorías, ampliando notablemente el propio concepto.

Distintos autores han escrito en estos últimos años sobre la teoría, historia, clasificación y gestión del patrimonio, como los profesores Alfredo Morales, Francisca Hernández, Ignacio González-Varas, Mª Pilar García Cuetos, o Josep Ballart. Todos sus trabajos resultan de imprescindible consulta.

Al apreciar nuestro patrimonio cultural podemos descubrir nuestra diversidad e iniciar un diálogo intercultural sobre lo que tenemos en común con otras realidades.

Al respecto, nada mejor que recordar esta reflexión de Mahatma Gandhi: “No quiero mi casa amurallada por todos lados ni mis ventanas selladas. Yo quiero que las culturas de todo el mundo soplen sobre mi casa tan libremente como sea posible. Pero me niego a ser barrido por ninguna de ellas”.

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