miércoles , 27 noviembre 2024
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No todos tenemos Déficit Atencional (ll)

Sofía Salas Ibarra

Profesora Titular, Centro de Bioética, Facultad de Medicina

El desarrollo de esta línea de investigación no solo puede ayudar a comprender mejor el trastorno, sino también podría aportar al tratamiento que se realiza actualmente, el cual está centrado en fármacos y terapia cognitivo conductual.

Pequeñas modificaciones conductuales pueden ayudar a disminuir las dificultades que supone el TDAH, tanto en niños como en adultos. Dichas modificaciones deben ser a partir de una evaluación neuropsicológica que permita establecer fortalezas y dificultades, de esa manera las fortalezas en ciertos dominios cognitivos permitirán disminuir las dificultades.

Todos tenemos momentos en los que nos sentimos distraídos, con dificultades para concentrarnos, olvidadizos o incluso con problemas para planificar. Sin embargo, eso no implica el diagnóstico de TDAH, y debemos comprender que las personas con el trastorno luchan día a día para poder contrarrestar estos conflictos, que van más allá de sentirnos simplemente distraídos.

Inclusive en adultos, hay conductas de inatención
normalizadas.

La prevalencia de TDAH en Chile es de un 15.5 por ciento en escolares entre los 4 y los 11 años, mientras que entre los 12 y 18 esta disminuye a un 4.5 por ciento. La disminución de la prevalencia se debe, muy probablemente, a la implementación de estrategias que disminuyen la interferencia de las dificultades en la vida diaria.

Inclusive en adultos, hay conductas de inatención normalizadas, por lo que muchas veces se confunden con características propias: “Soy desordenado”, “soy despistado”, “soy distraído”, “tengo mala memoria”.

“Es muy común que los pacientes con TDAH puedan presentar dificultades para prestar atención a detalles, olvidar actividades, dificultades para mantenerse sentado o quieto, hablar excesivamente, dificultades para respetar turnos, entre otras conductas. Si bien hay personas que presentan algunas de las conductas descritas, no implica necesariamente que sufran el trastorno”.

Si bien el nombre del trastorno incluye la palabra hiperactividad, existen tres tipos: hiperactivo, inatento o mixto. El primer tipo corresponde a aquellas personas que no pueden quedarse quietas, niños que corren y se mueven sin parar, que tienen un “motorcito” que los mantiene activos todo el tiempo, y adultos que generalmente no pueden permanecer mucho tiempo sentados o tienen la necesidad de moverse.

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