COLUMNAS
No debe politizarse la CICIG
Las palabras no son mías, esta vez, sino de la Embajadora de los Estados Unidos de América, Nikki Haley, Representante Permanente de su país ante la Organización de las Naciones Unidas, una de las más prominentes figuras de la diplomacia americana. La CICIG (Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala) no debe politizarse ni permitir que, bajo ninguna circunstancia, se le arrastre a la política. Y, de igual forma, tal y como no debe involucrase –ni inmiscuirse– en asuntos políticos, debe mejorar en muchos frentes, palabras que, esta vez, tampoco son mías, sino de Nikki Haley, la citada Embajadora. Frentes incluso no abiertos hasta ahora como lo son, por ejemplo, la lucha contra el narcotráfico, lucha que ni siquiera ha merecido nombre alguno. ¿Podría ser, quizá, “Cooptación del narcotráfico”? ¿Demasiados los involucrados y quizá demasiados los peligrosos? Tampoco se ha abordado el frente de la persecución que debe hacerse contra quienes incumplen los plazos judiciales, contra quienes prevarican y contra quienes –maliciosos o torpes– retrasan los procesos con amparos. ¿Dónde las acusaciones penales por el retraso malicioso o culpable de la administración de justicia? ¿Podría ser este el caso de la “Cooptación retardataria”? ¿Los Monopolios?
Acaso no le gusta a la acusación penal el nombre de lo que podría ser “La cooptación de la Economía”? ¿Y, por cierto, tanto le gustan los monopolios al amigo Edgar que se resintió del cambio? ¿Tanto le disgusta, al extremo de resentir el cambio, la ley de competitividad que el relevo impulsa? La verdad es que no soy mercadólogo y que los nombres propuestos –Cooptaciones Retardataria, Cooptación de la Economía y Cooptación del Narcotráfico– podrían no ser muy buenos pero, de lo que se trata no es de que se ponga a los casos muy bien “mercadeados” nombres sino de que se aborden estos frentes y de que todos se mejoren. La CICIG, como toda empresa humana, tiene luces y sombras –luces y sombras que he señalado reiteradamente– pero no ha sido sino hasta ahora que lo ha dicho la diplomática estadounidense que ¡Vaya que somos Malinchistas! se empiezan a dar las necesarias reacciones. (Al final de cuentas–y no es poco– fue en inglés que la diplomática dijo lo que dijo).
Obviamente no escribí las palabras pronunciadas por la Embajadora Nikki Haley aunque pudiera parecerlo puesto que, en resumidas cuentas, se trata de las mismas palabras, evaluación y auditoría, que he venido repitiendo –palabras, las suyas que ¿Por qué no? (ninguna importancia tiene en los temas de Estado quien lo dijo antes) tomo desde ahora como propias y como que si antes no las hubiera proferido ni escuchado. “Creo que la CICIG puede mejorar en muchos frentes y que no debe ser politizada”, frase que no podría ser más sencilla, corta y contundente. ¿Necesita explicación? La diplomática estadounidense también dijo a la acusación penal (CICIG-MP) y en la más armónica sintonía con lo anterior (fue ella, esta vez, y no yo quien lo hizo) este importante consejo; “Deben ser Ustedes como el FBI… Todos saben que hace su trabajo pero lo hace silencioso, No necesita estar en los periódicos (incluye televisión y radio) todos los días”. CICIG y MP han sido embrocados a aventuras que no les corresponden por personajes y sectores que tienen sus propias agendas –desde abortar a los actuales gobernantes– gobernantes electos por el pueblo y hacerse del poder en medio de la crisis generada (e incluso con ropaje de legalidad, una aberración ya superada, hasta maniobrar –con recia presión mediática– reformas a la Constitución de la República y, finalmente, crear plataforma política para las elecciones del 2019, elecciones que sin la previa reforma del artículo 157 de la Constitución de la República habrán de llevarnos, irremediablemente, a más de lo mismo, el Congreso, la clave de todo (en sus manos el presupuesto y las leyes) electos todos los diputados que lo integra por el sistema de listado nacional y distritos inmensos sistema que determina que no sepa nadie quién es SU diputado. Quien te quiere te aporrea y –así– sin regatear méritos pero señalando los vicios –me he esforzado por salvar a la CICIG, Misión que estableció el Estado de Guatemala de común acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas– Misión llamada a repetirse de aquellos que se han esmerado en embrocarla en función de sus agendas personales, o de sector, llevándola a perder la perspectiva y malograrse.
Se impone establecer una dinámica distinta en la que puedan coordinarse –cada una en el ámbito que le corresponde– las acciones del Jefe del Estado, electo por el pueblo con las del Comisionado, cabeza que es de la Comisión que establecimos, las de la Fiscal General, funcionaria que fue nombrada por el Expresidente Pérez Molina, las del Procurador de los Derechos Humanos, funcionario que fue electo por los actuales diputados y –en general– con las de todos los funcionarios del Estado, cada cual en lo suyo. Ya tendrá tiempo la Fiscal General, al dejar el cargo el 18 de mayo –mejor si lo comprende antes– para percatarse de quiénes eran sus amigos –me incluyo, amigo institucional– y quiénes tan sólo la embrocaron y otro tanto el Comisionado –mejor si antes, también– cuando concluya su mandato.
COLUMNAS
Política Cultural Municipal: un impulso para el desarrollo local
Lic. Ernesto Salvador Flores Jerez
Dirección General de Desarrollo Cultural
La Política Cultural Municipal (PCM) es un instrumento clave que integra un plan de acción y organización a nivel municipal con un enfoque a mediano y largo plazo. Su objetivo es impulsar el desarrollo cultural, posicionando a la cultura como un motor de crecimiento para las comunidades locales. Desde su inicio en 2016, se han formulado 130 PCM, que han sido aprobadas por sus respectivos consejos municipales, alcanzando un hito importante en 2024.
Este proyecto, impulsado por el Ministerio de Cultura y Deportes, a través de la Dirección General de Desarrollo Cultural, se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones culturales, tradiciones y patrimonio local.
Este proyecto se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones, tradiciones y patrimonio.
A lo largo de cinco fases, el proyecto busca involucrar a las autoridades edilicias, organizaciones de la sociedad civil y actores culturales locales, en un proceso colaborativo que refuerza la identidad y riqueza cultural de cada municipio.
La primera fase se enfoca en la vinculación entre el Ministerio de Cultura y Deportes con las autoridades municipales, asegurando el compromiso y aprobación del Concejo Municipal para formular la PCM.
En la segunda fase, se realizan encuentros presenciales en los municipios con la participación de actores culturales clave, en donde se discuten temas esenciales como las artes, patrimonio cultural y deporte, identificando problemáticas y soluciones para su desarrollo.
La tercera fase comprende la redacción de la propuesta de PCM, basada en la información recopilada durante los encuentros. Seguidamente, en la cuarta fase, se lleva a cabo un taller final para validar y corregir la propuesta antes de su presentación oficial al Concejo Municipal para su aprobación.
Finalmente, la quinta fase culmina con la entrega pública de las PCM a nivel nacional, un acto que formaliza el compromiso de las autoridades y actores culturales para la implementación de estas políticas. Este esfuerzo conjunto tiene como meta principal el rescate, la promoción y la preservación de la diversidad cultural y deportiva en cada municipio, fomentando el buen vivir y fortaleciendo el tejido social a través de la cultura.
Con estas acciones, la Política Cultural Municipal se consolida como una herramienta fundamental para el desarrollo sostenible de las comunidades locales, garantizando que las futuras generaciones puedan disfrutar y participar en la rica herencia cultural de sus municipios. Este 2024 se logra un éxito al acumular ya 130 PCM a nivel nacional.
COLUMNAS
Pueblos de mujeres y niños
Patricia Letona
Innovación y Relacionamiento Estratégico
¿Qué futuro le espera a un pueblo cuyo tejido social se ha roto, donde la mayor aspiración de sus jóvenes es encontrar los recursos necesarios para migrar?
¿Cómo hemos fallado como país para que la migración se haya convertido en la principal opción para garantizar el sustento económico?
Tan solo en el 2021, cerca de 300 mil guatemaltecos llegaron de manera irregular a la frontera sur con Estados Unidos, no todos lograron pasar. Muchos de ellos comprometieron todo su patrimonio familiar.
Conozco a guatemaltecos migrantes que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver.
En lo profundo de Guatemala encontramos pueblos habitados casi en su totalidad por mujeres, niños y ancianos porque sus hombres y jóvenes ya han migrado. Estamos comprometiendo seriamente las posibilidades de nuestro país si no hacemos un alto e invertimos en la educación tanto de niñas como niños, de los jóvenes. No solo educación formal que de por sí es tan precaria, sino también en habilidades blandas y de desarrollo personal que les permitan encontrar oportunidades para desarrollar negocios en sus propias comunidades.
El impacto de esta fractura en el tejido social tiene dimensiones profundas. La migración no solo ha separado familias, sino que ha debilitado los lazos comunitarios que solían ser el pilar de la cohesión social en muchas aldeas guatemaltecas. La ausencia de los hombres ha reconfigurado la estructura familiar y ha impuesto mayores cargas sobre las mujeres, quienes, además de cuidar de sus hijos y del hogar, deben manejar la incertidumbre de si sus parejas lograrán enviar remesas regularmente y de si los volverán a ver.
Aunque las remesas son una fuente significativa de ingresos para muchas familias, no se traducen siempre en desarrollo económico sostenible ya que a menudo se destinan únicamente a cubrir necesidades básicas y consumo inmediato, en lugar de invertirse de manera productiva en negocios o ahorro a largo plazo. Sin conocimientos sobre cómo gestionar esos recursos de manera eficiente, las oportunidades para generar riqueza sostenible se ven reducidas. Esto perpetúa la dependencia económica y evita que las remesas se conviertan en un motor de desarrollo económico y social en las comunidades receptoras.
La dependencia económica de las remesas es otro factor preocupante. Si bien estas contribuyen a la economía familiar, no reemplazan la presencia emocional y física del padre o del joven migrante. A largo plazo, la migración de hombres podría transformar no solo la dinámica familiar, sino también la identidad misma de las comunidades.
Los niños crecen en un entorno donde la figura paterna o masculina está ausente, lo que afecta su desarrollo emocional y la transmisión de valores culturales y sociales.
Desde un punto de vista económico, ya se siente con intensidad la falta de mano de obra en sectores como la construcción, la agricultura o el transporte, donde muchos trabajadores han optado por migrar.
Conozco a guatemaltecos migrantes que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver. Preguntan: ¿Cómo puedo tener una vida digna en Guatemala? ¿Cómo puedo poner un negocio o encontrar un buen trabajo? Muchos han logrado regresar y salir adelante, pero no es tarea fácil. La falta de oportunidades sigue siendo un reto para aquellos que desean volver y construir una vida en su propio país.
Es momento de que enfrentemos este fenómeno, no solo desde una perspectiva económica, sino desde una visión social y humana. La migración toca el corazón de nuestras comunidades. Sin hombres, sin jóvenes, los pueblos corren el riesgo de perder su esencia, y con ello, una parte fundamental de nuestra identidad como nación.
Comunicación y Relaciones Públicas – CONADI
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “el bienestar que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales; en última instancia, el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación”. Este concepto nos recuerda que la salud mental no es solo la ausencia de trastornos, sino un estado integral de bienestar que abarca nuestras dimensiones emocional, psicológica y social.
Para el 2024, la celebración del Día Mundial de la Salud Mental será el 10 de octubre.
No podemos concebir la salud física sin cuidar la mental, ya que ambas están profundamente interrelacionadas. El bienestar mental influye directamente en el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico, y es un factor clave en la calidad de vida. Por ello, debemos entender que cultivar la salud mental va más allá de evitar enfermedades, implica construir un equilibrio que nos permita desarrollarnos plenamente en todos los ámbitos de nuestra vida.
El autocuidado de la salud mental es importante, desde la niñez hasta la vejez. A lo largo de nuestra vida, enfrentamos desafíos y factores que pueden fortalecer o debilitar nuestra salud mental: desde la estructura social y el entorno en el que vivimos, hasta las circunstancias personales que nos afectan. Estos determinantes influyen directamente en nuestra capacidad para manejar el estrés, las emociones y las relaciones, por lo que debemos incluir en nuestra rutina diaria prácticas de autocuidado orientadas a mejorar tanto la salud física como la mental.
Es preocupante que el gasto destinado a los servicios de salud mental a nivel mundial representa solo un 2.8 por ciento del gasto total en salud. Esta insuficiencia ha contribuido al aumento de problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, que a su vez impactan negativamente en la salud física. Esto refleja una falta de atención hacia un problema que afecta a millones de personas.