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COLUMNAS

Nemo plus iuris ad alium transfere potest quam ipse habet

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Nadie da lo que no tiene –nadie puede dar lo que no tiene (Nemo dat quod non habet)– punto toral de nuestros reclamo territorial, insular y marítimo en contra de Belice que, al constituirse como Estado, recibió título insular, territorial y marítimo de quien no se lo podía dar puesto que, salvo la detentación, nunca lo tuvo.

Nadie puede dar lo que no tiene, lapidaria sentencia jurídica y de elemental sentido común. ¿Cómo poder dar, lo que no se tiene?

La citada sentencia se complementa –cara a ilustrar el caso concreto– con otra que existe en igual sentido y cuya traducción del latín al castellano quiere decir que nadie puede transmitir a alguien más derecho que el que tiene (Nemo plus iuris ad allium transfere potest quam ipse habet.

Si usted no tiene algo es obvio que no puede transmitirlo como obvio –también– que usted no podría transmitir a alguien más derecho que el que usted tenga.

Nadie puede transmitir el derecho que no tenga y –tampoco– más derecho que el que pueda tener.

Belice recibió territorio, islas y mar de quien no tenía título legítimo y que, en consecuencia, ningún título legítimo podía transmitir. Nada pudo recibir de quien no tenía (título legítimo) como nada por encima de lo que tuvo, detentación.

El Estado que hizo la transmisión con la independencia unilateral dada a Belice, no tenía un título legítimo, territorial, insular y marítimo y, en consecuencia, si no lo tenía, mal podía haberlo transmitido.

Sin embargo, es importante que sepamos que este sí lo pudo haber tenido –al menos territorial no insular– pero incumplió el tratado celebrado con Guatemala en 1859, recién constituida Guatemala como República tratado que, en efecto, pudo dárselo –y se lo hubiera dado– pero que, incumplido de su parte, ningún título podía haberle dado: Título, pues, que –no teniéndolo– jamás pudo transmitir.

Hubiera podido transmitir título legítimo, al menos parcial, reitero, título que pudo haber tenido pero que jamás llegó a hacer propio, incumplida de su parte la prestación para tenerlo.

En el Tratado de 1859 no se comprometió nuestra contraparte a la construcción de una carretera (autopista en el imaginario popular, inexistentes las autopistas para entonces) pero sí a poner todo su empeño, al igual que nosotros, parar establecer la comunicación, más fácil (sea por medio de una carretera, o empleando los ríos o ambas cosas a la vez) entre el lugar más conveniente de la costa del Atlántico cerca del establecimiento de Belice y la capital de Guatemala –esfuerzo jamás realizad de su parte–, ni todo, ni uno.

Pudo haberse librado de su incumplimiento sustituyéndolo por el pago de cincuenta mil libras esterlinas (Cincuenta mil libra esterlinas de entonces) pero. la “real politica” de entonces llevó a que se conservarse la detentación, sin pago alguno

Graves pueden haber sido nuestros errores diplomáticos ante la superior diplomacia de la contraparte, pero errores y superioridad no cambian los hechos; El Estado transmisor tan solo tuvo detentación y no pudo transmitir sino la detentación tenida. NEMO DAT QUOD NON HABET ; NENO PLUS IURIS AD ALLIUM TRANSFERE POTEST QUAM IPSE HABET y no pudo dar, en consecuencia, lo que nunca tuvo; un título legítimo, ni algo más que lo tenido, la detentación.

Se hizo en Belice una nacionalidad distinta de la nuestra y distinta de la del Estado transmisor y que tiene el derecho de determinarse por sí misma, derecho que fue reconocido por los Estados que integran la Organización de las Naciones Unidas con nuestra sola excepción y, posteriormente, por nosotros mismos, hecha la salvedad del reclamo territorial, insular y marítimo que teníamos y que tenemos; derecho este, el de autodeterminación, importantísimo derecho, que nosotros reconocemos y respetamos plenamente y que constituye el argumento válido –el único– que podría llevarse a juicio contra el nuestro.

Graves daños y perjuicios nos ocasionó la detentación de lo nuestro y el incumplimiento de lo convenido daños y perjuicios que se nos causaron antes de que se diera la Independencia de Belice y que se nos siguen causando, imputables todos a quien detentó y dispuso, como suyo, lo que no tenía, un título por encima de la detentación habida.

Una estimación final tan solo será posible al respecto, resuelto el reclamo legal de Guatemala, territorial, insular y marítimo, incluso irreversibles para siempre.

No es mi intención la de levantar dedo acusador alguno y no se trata este tema de acusaciones y recriminaciones, ni de vivezas de tipo alguno, aunque sean de alta diplomacia, ni de errores que puedan haber habido y que los hubo, sino de estricto

Derecho y de estrictos principios generales del Derecho, realizadores uno y otros de justicia que ese –y no otro– la realización de la justicia, el fin del Derecho.

“Desunidos, los de dentro, les devoran, los de fuera.”

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Política Cultural Municipal: un impulso para el desarrollo local

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Lic. Ernesto Salvador Flores Jerez 

Dirección General de Desarrollo Cultural 

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La Política Cultural Municipal (PCM) es un instrumento clave que integra un plan de acción y organización a nivel municipal con un enfoque a mediano y largo plazo. Su objetivo es impulsar el desarrollo cultural, posicionando a la cultura como un motor de crecimiento para las comunidades locales. Desde su inicio en 2016, se han formulado 130 PCM, que han sido aprobadas por sus respectivos consejos municipales, alcanzando un hito importante en 2024.

Este proyecto, impulsado por el Ministerio de Cultura y Deportes, a través de la Dirección General de Desarrollo Cultural, se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones culturales, tradiciones y patrimonio local.

Este proyecto se centra en la descentralización de los procesos culturales, asegurando la salvaguarda y promoción de las expresiones, tradiciones y patrimonio.

A lo largo de cinco fases, el proyecto busca involucrar a las autoridades edilicias, organizaciones de la sociedad civil y actores culturales locales, en un proceso colaborativo que refuerza la identidad y riqueza cultural de cada municipio.

La primera fase se enfoca en la vinculación entre el Ministerio de Cultura y Deportes con las autoridades municipales, asegurando el compromiso y aprobación del Concejo Municipal para formular la PCM.

En la segunda fase, se realizan encuentros presenciales en los municipios con la participación de actores culturales clave, en donde se discuten temas esenciales como las artes, patrimonio cultural y deporte, identificando problemáticas y soluciones para su desarrollo.

La tercera fase comprende la redacción de la propuesta de PCM, basada en la información recopilada durante los encuentros. Seguidamente, en la cuarta fase, se lleva a cabo un taller final para validar y corregir la propuesta antes de su presentación oficial al Concejo Municipal para su aprobación.

Finalmente, la quinta fase culmina con la entrega pública de las PCM a nivel nacional, un acto que formaliza el compromiso de las autoridades y actores culturales para la implementación de estas políticas. Este esfuerzo conjunto tiene como meta principal el rescate, la promoción y la preservación de la diversidad cultural y deportiva en cada municipio, fomentando el buen vivir y fortaleciendo el tejido social a través de la cultura.

Con estas acciones, la Política Cultural Municipal se consolida como una herramienta fundamental para el desarrollo sostenible de las comunidades locales, garantizando que las futuras generaciones puedan disfrutar y participar en la rica herencia cultural de sus municipios. Este 2024 se logra un éxito al acumular ya 130 PCM a nivel nacional. 

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Pueblos de mujeres y niños

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Patricia Letona
Innovación y Relacionamiento Estratégico

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¿Qué futuro le espera a un pueblo cuyo tejido social se ha roto, donde la mayor aspiración de sus jóvenes es encontrar los recursos necesarios para migrar?  

¿Cómo hemos fallado como país para que la migración se haya convertido en la principal opción para garantizar el sustento económico?  

Tan solo en el 2021, cerca de 300 mil guatemaltecos llegaron de manera irregular a la frontera sur con Estados Unidos, no todos lograron pasar. Muchos de ellos comprometieron todo su patrimonio familiar. 

Conozco a guatemaltecos migrantes  que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver.

En lo profundo de Guatemala encontramos pueblos habitados casi en su totalidad por mujeres, niños y ancianos porque sus hombres y jóvenes ya han migrado. Estamos comprometiendo seriamente las posibilidades de nuestro país si no hacemos un alto e invertimos en la educación tanto de niñas como niños, de los jóvenes. No solo educación formal que de por sí es tan precaria, sino también en habilidades blandas y de desarrollo personal que les permitan encontrar oportunidades para desarrollar negocios en sus propias comunidades.

El impacto de esta fractura en el tejido social tiene dimensiones profundas. La migración no solo ha separado familias, sino que ha debilitado los lazos comunitarios que solían ser el pilar de la cohesión social en muchas aldeas guatemaltecas. La ausencia de los hombres ha reconfigurado la estructura familiar y ha impuesto mayores cargas sobre las mujeres, quienes, además de cuidar de sus hijos y del hogar, deben manejar la incertidumbre de si sus parejas lograrán enviar remesas regularmente y de si los volverán a ver.

Aunque las remesas son una fuente significativa de ingresos para muchas familias, no se traducen siempre en desarrollo económico sostenible ya que a menudo se destinan únicamente a cubrir necesidades básicas y consumo inmediato, en lugar de invertirse de manera productiva en negocios o ahorro a largo plazo. Sin conocimientos sobre cómo gestionar esos recursos de manera eficiente, las oportunidades para generar riqueza sostenible se ven reducidas. Esto perpetúa la dependencia económica y evita que las remesas se conviertan en un motor de desarrollo económico y social en las comunidades receptoras.

La dependencia económica de las remesas es otro factor preocupante. Si bien estas contribuyen a la economía familiar, no reemplazan la presencia emocional y física del padre o del joven migrante. A largo plazo, la migración de hombres podría transformar no solo la dinámica familiar, sino también la identidad misma de las comunidades.

Los niños crecen en un entorno donde la figura paterna o masculina está ausente, lo que afecta su desarrollo emocional y la transmisión de valores culturales y sociales.  

Desde un punto de vista económico, ya se siente con intensidad la falta de mano de obra en sectores como la construcción, la agricultura o el transporte, donde muchos trabajadores han optado por migrar.

Conozco a guatemaltecos migrantes que desean regresar, pero no saben qué hacer al volver. Preguntan: ¿Cómo puedo tener una vida digna en Guatemala? ¿Cómo puedo poner un negocio o encontrar un buen trabajo? Muchos han logrado regresar y salir adelante, pero no es tarea fácil. La falta de oportunidades sigue siendo un reto para aquellos que desean volver y construir una vida en su propio país. 

Es momento de que enfrentemos este fenómeno, no solo desde una perspectiva económica, sino desde una visión social y humana. La migración toca el corazón de nuestras comunidades. Sin hombres, sin jóvenes, los pueblos corren el riesgo de perder su esencia, y con ello, una parte fundamental de nuestra identidad como nación.

Colaborador DCA
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COLUMNAS

Por una salud mental plena: un llamado a la acción

Coyuntura y discapacidad

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Comunicación y Relaciones Públicas – CONADI

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “el bienestar que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales; en última instancia, el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación”. Este concepto nos recuerda que la salud mental no es solo la ausencia de trastornos, sino un estado integral de bienestar que abarca nuestras dimensiones emocional, psicológica y social.

Para el 2024, la celebración del Día Mundial de la Salud Mental será el 10 de octubre.

No podemos concebir la salud física sin cuidar la mental, ya que ambas están profundamente interrelacionadas. El bienestar mental influye directamente en el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico, y es un factor clave en la calidad de vida. Por ello, debemos entender que cultivar la salud mental va más allá de evitar enfermedades, implica construir un equilibrio que nos permita desarrollarnos plenamente en todos los ámbitos de nuestra vida.

El autocuidado de la salud mental es importante, desde la niñez hasta la vejez. A lo largo de nuestra vida, enfrentamos desafíos y factores que pueden fortalecer o debilitar nuestra salud mental: desde la estructura social y el entorno en el que vivimos, hasta las circunstancias personales que nos afectan. Estos determinantes influyen directamente en nuestra capacidad para manejar el estrés, las emociones y las relaciones, por lo que debemos incluir en nuestra rutina diaria prácticas de autocuidado orientadas a mejorar tanto la salud física como la mental.

Es preocupante que el gasto destinado a los servicios de salud mental a nivel mundial representa solo un 2.8 por ciento del gasto total en salud. Esta insuficiencia ha contribuido al aumento de problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, que a su vez impactan negativamente en la salud física. Esto refleja una falta de atención hacia un problema que afecta a millones de personas.

Colaborador DCA
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