El sistema está empezando a comprender al guatemalteco. También, descubre que no es lo mismo intimidar a corruptos que atemorizar a personas honestas y probas. Poco a poco ve que a aquellos los puede someter, porque tienen una cola tan larga como sus culpas.
Pero la mayoría de connacionales no tiene que rendir cuentas ante la justicia, un poder, por cierto, cooptado. Por eso, el jefe de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), Marco Livio Díaz, no se amedrentó.
Él, como su equipo de trabajo, continuó con valentía una investigación que puso al descubierto la existencia de una estructura criminal que saqueó al Estado, que se robó hasta los impuestos.
Así como Díaz, hay otros funcionarios que están dispuestos a poner el pecho con tal de construir instituciones probas, alejadas de esas estructuras corruptas que, tristemente, cogobernaron en tiempos recientes. No, hoy hay funcionarios públicos honorables que, de frente, denuncian el pillaje al que fue sometido el país.
Ese es el caso del secretario general de la Presidencia, Juan Gerardo Guerrero, a quien inútilmente se intenta acallar por su empeño de limpiar el Banco de los Trabajadores (Bantrab). Pero los llamados a investigar y sus colaboradores deben saber que ni él ni nadie del Gabinete de Bernardo Arévalo y Karin Herrera cederán. Ellos son parte de un movimiento que se
levantó contra las mafias y los mafiosos.
Todos dejan ver su rostro y ponen su nombre y credibilidad para defender principios democráticos que procuran una justicia social plena. No les importa estar en desventaja frente a aquellos que los atacan, quienes retuercen las leyes y usan las redes sociales para crear ingobernabilidad o difamar a sus enemigos.
Hoy, más que nunca, el pacto de corruptos no solo se siente impedido de continuar sustrayendo fondos. Peor aún, sabe que tiene los días contados. Entiendan.
Nadie, por mucho poder legal que tenga, puede contra un pueblo que busca recuperar la esperanza que se le hurtó. Una nación que clama porque las instituciones le sirvan y no protejan a los criminales.
