Por: Ana L. Guillén Krische
La trasformación de las realidades sociales del país determina la visión y la conducta constructiva de las mujeres guatemaltecas, que cada vez asumimos más la corresponsabilidad para demandar acciones de promoción social. Las convicciones propias, el conocimiento de la realidad comunitaria, la expresión de la gran diversidad cultural, una ciudadanía comprometida, así como una responsabilidad ineludible y conocimiento que oriente a la transformación de realidades sociales de sectores de la población con su problemática específica de pobreza, salud, educación, alimentación y nutrición, también son factores importantes para promover esa cultura de equidad, en la que todos como ciudadanos podamos participar activamente en el desarrollo de nuestro país.
Hace la lógica de ese carácter generoso de las guatemaltecas, el trabajo que realizan y los retos que diariamente vencen, como parte de su labor de promotoras del desarrollo, y que por naturaleza propia tiene la mujer ante la familia, su entorno y la sociedad en general, contribuyendo así en la perspectiva del trabajo institucional y la gestión de las políticas públicas, adecuándose al tipo de transformaciones por las que ha transcurrido el país con sus planteamientos de intervención. En este reto, el balance del conocimiento, la actitud y la práctica de las mujeres guatemaltecas, inspiran hacia la búsqueda de un desarrollo más equitativo, que contribuya a reducir la determinación histórica en la que algunas comunidades del país se han visto menos favorecidas.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo, es importante resaltar el trabajo que realizan las promotoras y mujeres voluntarias en las distintas poblaciones del interior del país, en la búsqueda de garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de sus hijos, sus familias y comunidades.