miércoles , 27 noviembre 2024
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Leonel Guerra Saravia

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Los guatemaltecos debemos ser optimistas y colaborar con la superación de Guatemala. Por ejemplo, debemos estar informados de que: las tendencias en arquitectura para 2023 incluyen la sostenibilidad, el uso de estructuras curvas, el minimalismo cálido y la valoración de la historia y la diversidad cultural. Estas tendencias buscan mejorar la funcionalidad, la estética y la sostenibilidad de las edificaciones. El predominio ideológico de la espontaneidad de la libre iniciativa no fue obstáculo para que operase también la planificación. Auguste Comte (1798–1857), el “profeta de la era científica” según Gideon, desarrolla el pensamiento positivista, o filosofía positiva, cuyo “carácter fundamental es considerar todos los fenómenos como sometidos a las leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento preciso y su reducción al menor número posible es el fin de nuestros esfuerzos”. “Positivo (dice Comte) es inseparable de relativo, de orgánico, de preciso, de cierto, de real”. El pensamiento humano pasa, de acuerdo con Comte, por tres fases: la teológica, la metafísica y la positiva. La última, que es la de completa madurez del pensamiento humano, se caracteriza por la renuncia volitiva a las dos primeras etapas mediante la adhesión estricta a las metodologías de la ciencia. “El hombre propiamente dicho, dice, en el fondo no es más que una abstracción; lo único real es la Humanidad, sobre todo en el orden intelectual y moral”. Construcción ecológica, construcción verde o construcción sustentable o sostenible se refiere a las estructuras o procesos de construcción que sean responsables con el ambiente y ocupan recursos de manera eficiente durante todo el tiempo de vida de una construcción. Este tipo de construcción busca evitar y, en algunos casos, deshacerse de la contaminación del medioambiente. Dentro de la construcción ecológica encontramos la arquitectura bioclimática, enfocada en la optimización del uso de la energía a través de la adaptación de los edificios a las condiciones climáticas de su entorno. Las viviendas históricamente se construían como un orgullo personal primero y lógicamente comunitario. Con el tiempo incluso llegaron a ser un signo de distinción y aparecieron palacios y edificios emblemáticos como los que creó el modernismo catalán en la Barcelona de principios del siglo XX o el racionalismo en la Europa de los cielos grises. Primero con las colonias fabriles de la revolución industrial y luego tras las guerras fratricidas y violentas que marcaron la primera mitad del siglo XX, la vivienda dejó de ser un elemento cultural para convertirse tan solo en un espacio de alojamiento imprescindible para garantizar la productividad de los trabajadores. Esta visión llega a su paroxismo con la vivienda-dormitorio que se erigió en los barrios periféricos de las grandes metrópolis.

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