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Revista Viernes

Más de dos siglos de historia

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Un recorrido por la Feria de Jocotenango

Miguel Álvarez y Dirección del Centro Histórico

“¡Bendito sea el que inventó las ferias! Eso de reunirse en un estrecho espacio de terreno un número de bípedos racionales y de cuadrúpedos irracionales cuatro o cinco veces mayor del que podría contener cómodamente; asolearse, tragar polvo, exponerse uno a que lo estrujen, empujen y atropellen”, escribió José Milla y Vidaurre en Cuadros de Costumbres, en 1865 para referirse a la Feria de Jocotenango, un párrafo que si se lee hoy en día se haría muy familiar a quienes han ido un 15 de agosto a la feria, fecha en que se celebra a la Virgen de la Asunción y es feriado en la capital.

Otro autor que menciona esta celebración es José Martí, quien describió lo siguiente: “En los días de la feria, todo Guatemala está en Jocotenango. Se vive en las calles durante tres días. Los mozos montan sus mejores caballos. Las mujeres exhiben sus tesoros, se estrenan carruajes y se gasta locamente el dinero. Las familias ricas, para ver pasar sin molestarse a ese museo viviente, y para dejar o admirar sus trajes y joyas, alquilan las casas pobres de los dos lados de la calle (hoy avenida Simeón Cañas) y es allí junto a la puerta que se come el salcocho, se saborea el chojín, se destapa el espumoso Borgoña o el célebre Johnnisberg. Francia hace muy buenos negocios con esos vinos”, esta descripción también corresponde a la década de 1870.

Y es que este espacio de recreación ha sufrido varias transformaciones a lo largo de los siglos. Caballos tirando de carruajes, mujeres vistiendo sus mejores galas con largos vestidos, guantes y sombrillas, mientras que los caballeros, pulcros trajes con sombreros de época, usaban la avenida Simeón Cañas para recrearse, luego de que Jocotenango dejó de ser un pueblo de indígenas y pasó a ser un lugar de ocio para las clases medias y altas de la sociedad guatemalteca a finales del siglo XIX.

La celebración de la feria ha tenido siempre dos contextos, uno religioso y otro social, ya que se celebra a la Virgen de la Asunción desde hace siglos. Se tiene registro de que desde la Colonia la población tenía sus rituales en torno a la imagen, que han ido evolucionando con el tiempo, mezclando la cosmovisión de los indígenas de Jocotenango que vivia en Santiago de los Caballeros, con las tradiciones impuestas por el Gobierno y la Iglesia de la época.

En el libro Jocotenango, de la colección Guatemala, que fue trabajado por la Dirección del Centro Histórico de Municipalidad de Guatemala, que se publicó en agosto de 2022, se encuentran muchos datos acerca de esta celebración.

Por ejemplo, que la referencia más antigua que se tiene de una celebración de la feria en honor de la Virgen de la Asunción data de 1620. El 10 de agosto de 1882 se publicó un Acuerdo Gubernativo, el cual indicaba que la feria de Jocotenango continuaba en la antigua plaza donde se ubicaba el poblado. Ya que “el 6 de septiembre de 1879 se emitió el decreto 241 de supresión del pueblo de Jocotenango, el que no obtuvo la categoría de municipio, sino que fue anexado a la ciudad de Guatemala como un cantón. Dejó de ser un pueblo de indígenas para convertirse en un espacio de ocio para la sociedad liberal en los cánones de la modernidad”, explicó el historiador Mauricio Chaulón en su ciclo de conferencias Jocotenango en la Nueva Guatemala de la Asunción.

En la página 175 del citado texto, el cronista Ramón Salazar explica que llegaban muchos “mercaderes y negociantes de las repúblicas vecinas y de los departamentos para comprar y vender ropas, ganados, frutos y algunas chucherías”. Agrega que los campos se inundaban de reses vacunas, que comerciantes salvadoreños vendían chales de seda, cigarros puros de Cojutepeque y peinetas de carey con incrustaciones de oro, entre otras cosas, por lo que concluyen que la feria era sumamente conocida en Centroamérica y, por supuesto, también en el país, ya que mercadería de Quetzaltenango, como manzanas, nueces y ponchos; de Totonicapán vendían sillas e implementos de barro; de Rabinal, jícaras y chinchines, y así un sinfín de productos que eran promocionados en las calles de la ahora zona 2.

El gobierno de José María Reyna Barrios vio el potencial económico que tenía, y por eso “otorgó mejoras a la gran calzada del hipódromo, motivando por un lado la mayor participación de sus habitantes y promoviendo transacciones comerciales generadas alrededor de esta. Así pasó de ser un festejo religioso para transformarse en una orden de celebración citadina en torno a las carreras de caballos”, fue por eso que, desde 1885, el Gobierno pasó a tener la administración del hipódromo y surgió otra feria en mayo, que se cree era por el inicio de la época lluviosa, importante para la siembra en el país, la de Jocotenango en agosto y más adelante el gobierno de Manuel Estrada Cabrera organizó las Minervalias.

Ya en el siglo XX se incorporaron a la feria nuevas atracciones, como los juegos mecánicos de origen europeo. En el libro mencionado anteriormente se consigna una nota del Diario de Centro América del 19 de agosto de 1901, en la que se lee: “La rueda de los caballitos hizo las delicias de los niños, y el pueblo, ese noble trabajador y amigo de correr la verbena cuando tiene dinero, se divirtió bastante con los acróbatas, el palo volador, el juego de los cuchillos, los globos, los fuegos de artificio y los toritos de pólvora”.

En 1902 ya se empiezan a citar la gastronomía y los dulces típicos. Entre los platillos mencionados se encuentra el pepián, los chiles rellenos y los tayuyos. Mientras que rosarios de rapaduras, alborotos eran parte de los confites.

Termina la opulencia


En 1919 ya abundaba el licor (ventas de aguardiente) y la música de acordeón y guitarra. En una nota del mismo matutino, del 13 de agosto del año indicado, se consigna: “La feria murió por un cúmulo de causas concordantes: nacionalizados los terrenos del pueblo de Jocotenango y convertidos en propiedades particulares, las construcciones urbanas acabaron de estrechar el campo destinado a los ganados de exportación. Fallecida pues la fiesta popular, muerta la feria y agonizante la divierta por falta de juegos de azar, la feria agostina quedó reducida a la compraventa de camuesas y chanchacas, lo que francamente no halaga para llegarse al antiguo pueblo de la Asunción de la Virgen”.

En 1921 el mandatario Carlos Herrera decidió mover la feria para septiembre y el nuevo lugar sería los campos del Tívoli, por celebrarse el centenario de la Independencia, pero debido a protestas al año siguiente volvió a su mes y lugar tradicional.

Llegó la Revolución


Con los gobiernos de Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz se impulsó nuevamente la feria, mezclando lo popular con lo didáctico. Tomaron decisiones como prohibir los juegos de azar y promover los salones de baile, conciertos de marimba, jazz estilo big band y orquestas de mambo, danzón y chachachá, entre otros.

Gracias a estos cambios, las personas volvieron a interesarse nuevamente en la feria, dando lugar a esa mezcla de diversión sin dejar de lado las tradiciones religiosas como las procesiones y los novenarios. Desde esta época se tiene conocimiento de la serenata a la Virgen, que se realiza el 14 de agosto, actividad que ha perdurado hasta la actualidad, junto a la quema de pirotecnia.

En los años 80 se iniciaba una semana antes del 15 de agosto, y las ventas ya llegaban al límite del Periférico y la calle Martí; algunas ventas ya se instalaban en el parque Jocotenango.

¿Y qué pasó en pandemia?


Debido al Covid-19 no pudo instalarse ningún tipo de juegos o ventas en los alrededores de la iglesia, pero la Municipalidad de Guatemala junto a vendedores y vecinos organizaron una feria virtual en la que por medio de las redes sociales se ofrecían los productos que posteriormente eran enviados por servicio a domicilio. Y es así como llegó 2024 y la Feria de Jocotenango termina el 18 de agosto. Su gastronomía y diversión le esperan para seguir escribiendo la historia de una de las fiestas más importantes de la ciudad.

Katheryn Ibarra Fotógrafo: Danilo Ramírez
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Una poetapoco conocida

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El gusto y la sensibilidad política de un buen número de escritores y lectores guatemaltecos se ha forjado bajo los parámetros que establecía la estética modernista y tomando como modelo al canon literario de principios del siglo XX.


Lola Montenegro (1857-1933) es quizá una de las principales personalidades del medio escrito de su época. Hacia finales del siglo XIX ya se había ganado un lugar en diversos medios escritos y sociedades literarias, que empezaron a difundir sus versos. Su experiencia vital, marcada por el dolor, repleta de desgracias, sufrimientos y desventuras, fue el sustento que nutrió su poesía.


El presente libro hace justicia a su fecunda trayectoria, mediante la compilación de casi todos sus escritos conocidos, así como una selección de notas y comentarios que ayudan a delinearla mejor.

Historias con las que estará identificado

En esta nueva publicación, César Yumán demuestra su amplia destreza con el lenguaje; construye historias plagadas de amor, violencia y desesperación.


Los personajes propician el espacio ideal para la ternura y el crimen; los cuentos de Yumán se presentan como escopetas de significado. Cada lector podrá enfrentarse a ellos y configurar su propia forma de digerirlos.


Baila: Playlist II llega para enriquecer la bibliografía de una de las voces contemporáneas más propositivas de Centroamérica. El lector no saldrá ileso de este libro, pues al escuchar alguna de las canciones presentes en esta segunda playlist, revivirá a los personajes que lo habitan.


El libro está a la venta en Editorial Cultura, 6ª. calle 4-17, zona 1.
El precio: 80 quetzales.

EL SUICIDA

Al pie de la Biblia abierta —donde estaba señalado en rojo el versículo que lo explicaría todo— alineó las cartas: a su mujer, al juez, a los amigos. Después bebió el veneno y se acostó.


Nada. A la hora se levantó y miró el frasco. Sí, era el veneno.


¡Estaba tan seguro! Recargó la dosis y bebió otro vaso. Se acostó de nuevo. Otra hora. No moría. Entonces disparó su revólver contra la sien. ¿Qué broma era esa? Alguien —¿pero quién, cuándo?— alguien le había cambiado el veneno por agua, las balas por cartuchos de fogueo. Disparó contra la sien las otras cuatro balas. Inútil. Cerró la Biblia, recogió las cartas y salió del cuarto en momentos en que el dueño del hotel, mucamos y curiosos acudían alarmados por el estruendo de los cinco estampidos.
Al llegar a su casa se encontró con su mujer envenenada y con sus cinco hijos en el suelo, cada uno con un balazo en la sien. Tomó el cuchillo de la cocina, se desnudó el vientre y se fue dando cuchilladas. La hoja se hundía en las carnes blandas y luego salía limpia como del agua. Las carnes recobraban su lisitud como el agua después que le pescan el pez.


Se derramó nafta en la ropa y los fósforos se apagaban chirriando.
Corrió hacia el balcón y antes de tirarse pudo ver en la calle el tendal de hombres y mujeres desangrándose por los vientres acuchillados, entre las llamas de la ciudad incendiada.
Enrique Anderson Imbert (Argentina, 1910-2000)

Redacción DCA
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El arte dedicado al Premio Nobel

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Reconocidos creadores se inspiraron en uno de los personajes más importantes de la literatura guatemalteca

Fotos: Antigua de Guatemala, Colectivo Chucho Callejero y archivo

Artistas de la plástica han dedicado su tiempo y creatividad para realizar obras dedicadas al premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias. Pinturas, murales, esculturas de variadas formas integran una colección, tanto en el país como en el extranjero.

Mural Gloriosa Victoria

La obra pintada en 1954 por el virtuoso mexicano Diego Rivera con la ayuda de su asistente guatemalteca, la muralista Rina Lazo, en la cual se representa el golpe de Estado al país y a su presidente Jacobo Árbenz por parte de la empresa United Fruit Company. Escenifica la intervención de la CIA a
Guatemala.


El cuadro es de gran valor histórico ya que fue pintado como homenaje a su esposa, la artista mexicana Frida Kahlo, y también para honrar una solicitud realizada por Asturias. El muralista no cobró por elaborarlo y su objetivo era mostrarlo en una exposición de arte mexicano en Varsovia, Polonia, pero unos obreros soviéticos que ya conocían las luchas centroamericanas le pidieron a Rivera que le donase el lienzo y permaneció escondida en el museo Pushkin de Moscú hasta el 2007. Aún se encuentra enrollado en los sótanos del lugar. El mural transportable se mostró por primera vez en el Palacio Nacional de la Cultura del 2 al 31 de octubre de 2010, donde acudieron 64 mil 800 personas. El presidente de Guatemala de aquella época, Álvaro Colom, celebró el aniversario de la Revolución de Octubre de 1944 con esta exposición que trajo desde Rusia.

Monumento al escritor guatemalteco

Se encuentra en la Avenida La Reforma y 14 calle, zonas 9 y 10 de la ciudad de Guatemala. Es una escultura de bronce fundido diseñada y elaborada por el artista plástico Max Leiva. Se instaló en enero del 2000. El literato está de cuerpo completo con un traje formal desabotonado, el rostro alzado, camina a paso ligero y esparce las hojas de dos libros cerrados, los folios movidos al compás del viento. Sin embargo, le fueron arrancadas las hojas que formaban parte de la obra escultórica.


Se moldeó en 1999 y fue inaugurada el 10 de enero del 2000, que se declaró el año del Centenario del Nacimiento de Miguel Ángel Asturias, así como el día de su nacimiento el 19 de octubre y para su festejo se organizó una comisión integrada por personas ilustres y promovidas por el Ministerio de Cultura y Deportes.


“Las hojas arrancadas por vándalos en el 2003 que se desprenden de los libros son un montaje digital que decidí incluir en esta publicación para mostrarles cómo era originalmente, pues probablemente algunos de ustedes no habían nacido o eran muy chicos y no recuerdan como se veía”, escribió Leiva junto a una foto en su página oficial de Instagram.

Rostro de Miguel Ángel Asturias
Autor Manolo Gallardo

El busto del Gran Moyas es efigie tridimensional del artista Manolo Gallardo, que mide 1.90 metros de alto por 1.20 de ancho. Esta figura está colocada en la plaza principal situada frente a la Gran Sala Efraín Recinos. Fue develada el 16 de junio del 2011.

Mural Torotumbo

Jorge Corleto, del Colectivo Chucho Callejero, pintó en 2015 junto a su equipo de trabajo unos murales para plasmar las clásicas piezas teatrales de 14 destacados dramaturgos guatemaltecos que decoran la fachada del Teatro de Bellas Artes, zona 1 de la capital, en la Galería Peatonal Pública. La técnica que emplearon fue pintura acrílica, resistente al agua, el sol y a los hongos y le aplicaron un barniz especial para mayor protección.


“Buscamos que las personas que transiten por esta área conozcan a los dramaturgos, se identifiquen con ellos y valoren su aporte al teatro nacional”, refirió Corleto.

Rostro de Miguel Ángel Asturias en grafiti

La pintura del artista guatemalteco Erlex Hidalgo es de un metro con 70 centímetros y se localiza en el Museo de la Tipografía Nacional, en la 18 calle, zona 1 capitalina. Esta formó parte de un especial dedicado al laureado literato, que se acompañó de una infografía publicada en Revista Viernes.
El material que utilizado fue aerosol. Se elaboró a mano alzada para diferenciarlo de otras obras que se han hecho del reconocido diplomático, periodista, locutor y escritor.

Imágenes del realismo mágico pictórico

En la Biblioteca Nacional de Guatemala Luis Cardoza y Aragón está la exposición Imágenes del realismo mágico pictórico, una intervención de 21 piezas en forma de libro creadas por diversos autores que rinden un colorido homenaje a la obra de Miguel Ángel Asturias. Este año se conmemoran los 125 años de su nacimiento y 50 de su fallecimiento.


Este programa es una iniciativa de la ONG Comunidad de Lectores de Guatemala, con el apoyo del Departamento de Investigación de las Artes de la Dirección General de las Artes y de la biblioteca. Puede visitarla hasta el 7 de septiembre de 9:00 a 17:00. Esta es la segunda actividad realizada, la primera fue en el Museo de la Universidad de San Carlos (Musac).


Marco Antonio Cospín, uno de los artistas, señaló que la invitación surgió de la Comunidad de Lectores para incentivar en Guatemala siempre la práctica de la lectura, que se acerquen a las obras, no solo de los grandes escritores, sino también de los emergentes y todo lo que se produzca. Ilustró una pieza de teatro llamada Kukulcán y que asegura no es muy conocida por la gente; por eso la eligió e involucró a personajes de la mitología del Popol Vuh.

Marisol Vásquez, Cecilia Vicente Fotógrafo: Herbert García
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Construcciones geométricas que involucran temática social

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El artista y arquitecto Jorge Luis Linares explora por medio de su arte las dinámicas de una cultura industrializada y de consumo masivo

la que monté exposiciones y me especialicé en grabado. Me gustaron mucho las artes gráficas, la fotografía y arquitectura, un día pasé por la facultad donde observé las maquetas y dije que podría realizarlas. Así que a partir de ese momento estudié esa carrera por si como artista no me iba bien económicamente, pero esta última profesión es mi mayor fuente de ingresos.


¿Cómo combina sus dos profesiones?


Cuando inicié me costó, pero poco a poco comencé a trabajar proyectos relacionados con arquitectura y cultura porque laboré para ingenieros, en urbanística y como modelador 3D. Realicé cuatro proyectos con el arquitecto Álvaro Veliz, de quien he aprendido muchísimo.


Fue alumno del reconocido artista Daniel Schafer, ¿cómo fue esa experiencia?


Haber recibido clases de uno de los grandes artistas fue una gran experiencia y me impresionó mucho porque sí le abría a uno el campo al pensamiento crítico. Son personas que lo marcan con su formación y también en el dibujo de diseño, del cual era una eminencia.


¿Por qué selecciona la temática social en sus piezas?


La sociedad y el arte son un reflejo de un país, aunque respecto al tema de la contaminación visual la idea surgió cuando estaba en el tráfico: imaginé cómo sería si toda esa situación se fuera desplazando para arriba como un efecto visual, pero fue como un sueño vivido dentro del caos vehicular. Igual sucedió con el videoarte de Fluctuaciones, iba en el tránsito y vi una gasolinera con un letrero dañado y me quedé con la imagen en la cabeza para trabajarla después.


Asimismo, salió el tema de la economía porque no lo había abordado como tema central de una muestra y es precisamente esta que se encuentra en Punto D Contemporáneo. Por ejemplo, los dibujos de billetes que elaboré con papel negro libre de ácido y tinta blanca, que por cierto, así retomé la pintura, concibe el concepto del lavado de dinero.


He tomado las dinámicas sociales y culturales y más de la ciudad, las cuales generan todo este tipo de fenómenos como la carga vehicular, la contaminación visual o de los desechos sólidos que es un gran problema que tenemos aquí con el río las Vacas, que es de los más contaminados de Guatemala.
El artista debe hablar desde su experiencia y la mía son estos paisajes, la carretera, etc., que he investigado y tratado desde otro punto de vista. También, como agente externo que va a otro lugar, como cuando fui a Ciudad de México, donde realicé un video llamado Formas + Velocidad, el cual me gusta mucho y es de los pocos en los que utilicé efectos visuales. Con mi cámara grabé en el metro su velocidad y cómo el paisaje se iba barriendo, pero fue un efecto visual; igualmente, en la Torre Latinoamericana capté a las personas y lo nombré la Aceleración de los cuerpos, de cómo como las masas se estaban moviendo.


¿Esperaba el primer lugar de Juannio? Cuéntenos.


Me rechazaron como cuatro veces, la primera ocasión porque debía ser mayor de edad. Hubo un momento en el cual me dije que por disciplina siempre aplicara y este año participé con un video, que tampoco es un medio muy popular para el coleccionista, cuyo proceso disfruté mucho porque grababa solo en la calle. A veces me acompañaban, y se siente cierta adrenalina.


¿Cuál es su proceso creativo?


Tengo bien establecido y parto desde la idea de las investigaciones estéticas no teóricas estéticas, por eso creo que trabajo muchas series. Abordo el arte a través de este método y cito el ejemplo de ir cada año a las pasarelas de la Calle Martí y tomar fotografías; de esta manera observo cómo va cambiando el paisaje, los buses y la publicidad, entre otros detalles. Años atrás creé algo de la región del Corredor Seco que me pareció vital, y como tengo familia de oriente, aprovecharía plantear su paisaje. Quiero salir de mi zona de confort que es la ciudad y trabajar más en el campo.


La parte teórica para mí es fundamental, pero me baso más de los estudios estéticos, desde la parte visual de la comunicación, por eso economía del lenguaje es un juego de palabras con relación a lo audiovisual. A veces es decir poco con mucho, y considero que cualquier persona lo puede asimilar, sin saber demasiado de arte.


El artista se nutre de la audiencia, ¿cuál ha sido esa retroalimentación en sus exposiciones?


Cualquier observador complementa la obra, yo solo sugiero algo y concibo una idea de lo que deseo, pero me interesa que venga la audiencia y lo termine, eso me enriquece mucho. Que las personas me hablen de lo que sintieron cuando vieron las obras.


De la mayoría de series, me parecen que se identifican mucho con la de la contaminación visual porque la gente lo vive, pero no se toman el tiempo de analizar que eso afecta la calidad de vida. Hay estudios que citan que el ruido daña la salud de las personas y debería regularse. Esta permaneció en arte en las calles y en muchas exposiciones; por ello, muchos se identificaron.

Marisol Vásquez Fotógrafo: Cecilia Vicente
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